Dirección de D. W. Griffith.
Hoy queremos hacer un breve
comentario de un cortometraje de 1909 de uno de los grandes pioneros del cine:
D. W. Griffith. Para quien no sabe nada de él, una sola información: realizó
más de 400 películas y muchas de ellas fueron controvertidas en su época, como The Birth o a Nation (1915), que trata
sobre la intolerancia racial.
No nos vamos a detener con más
informaciones sobre Griffith, pues los interesados van a encontrar mucha
información, seria y competente, sobre él y el tipo de cine que realizó este cineasta.
Hoy nos interesa hablar de Corner
in Wheat, del que ya se han hecho análisis profundos y meticulosos.
Nosotros solo queremos trazar algunas impresiones de esta película para el
público que no está acostumbrado a ver cine clásico y, más específicamente, el
cine mundo.
Ha transcurrido más de un siglo
desde que fue hecha esta película; el cine ha cambiado y el público actual
necesita, muchas veces, aprender a ver este tipo de producción, porque si se lo
mira con los ojos de hoy, se desperdicia el tiempo y se mata la película.
Según las informaciones que se
encuentran en internet, Corner in Wheat, es una historia
adaptada de la novela The Pit de
Frank Norris (1903), y está hecha en solo veinticinco tomas, algo grandioso
para la época en la que el cine cambiaba a una velocidad sorprendente. En
aquella época, se filmaba con una cámara fija y nada más; los actores no
disponían de mucho espacio para moverse. Sin embargo, Griffith utiliza una técnica
para impactarnos con su película: en algunas escenas los actores se aproximan y
se alejan del lente; en otras, los movimientos son lentos, extremadamente
lentos. De esta manera, nuestro cineasta crea un diálogo adicional en la
construcción de la historia y el público no consigue permanecer indiferente.
La historia.-
Corner in Wheat es la historia de un hombre que
decide apoderarse del mercado mundial del trigo.
Es un cortometraje de contenido
social en el que se enfrentan el capitalismo
salvaje y la miseria del campesino
como dos mundos paralelos antagónicos. Por un lado, están los campesinos que
siembran el trigo y no tienen dinero para comprar el “pan” hecho con el trigo
que ellos han sembrado; por otro lado, el “rey del trigo” que ha decidido ser
el dueño absoluto del mercado mundial y a quien no le importa lo que sucede a
su alrededor, mientras no le afecte.
La película empieza con dos escenas que
presentan los mundos opuestos y antagónicos que luchan entre sí sin llegar a
enfrentarse directamente.
Primero está el campesino, su
familia y el arduo trabajo que los espera. En la primera escena, aparecen dos
hombres que están acompañados por una mujer y una niña. Ellos recogen las
semillas de trigo y las guardan en unas bolsas, pues están preparándose para ir
a sembrar en un campo inmenso. El movimiento de las manos es lento, como si
ellos estuvieran acariciando el producto, al mismo tiempo que sus miradas son
tristes y están perdidas. En seguida, aparecen en el campo por donde caminan
lentamente, transmitiendo de esta manera la sensación de lo agotador que es el
trabajo de ellos. Como dijimos al principio, la técnica que aquí utiliza
Griffith es la del personaje aproximándose a la cámara. Pero no lo hace solo
por las dificultades propias de la época, sino porque es la forma que él
encontró para mostrar con mayor intensidad el drama que se propuso narrar.
Luego, estos personajes que se aproximan al “espectador”, hacen un giro de ciento
ochenta grados y se alejan.
Enseguida conocemos al “Rey” del
Trigo: un hombre muy bien vestido y que está fumando, en su despacho, sentado,
pensando, mientras sus secretarios están atrás de él, ansiosos, esperando por sus
órdenes. De repente, él tiene una idea y empieza a distribuir las tareas. La
escena es agitada y todos salen a cumplir sus obligaciones. Sin embargo, hay un
hombre, a la derecha, de espaladas a la cámara, que no se mueve para nada. Este
hombre aparecerá todas las veces en las que la acción se desarrolla en el
despacho del “Rey” del Trigo. Este personaje tiene siempre esa actitud rígida.
El Rey del Trigo va a la Bolsa de
Valores donde intimida a las personas y usa la violencia cuando es necesario
para conseguir sus objetivos. Una vez que lo logra, regresa a su despacho donde
conmemora el éxito de sus acciones, extendiéndolo en un gran banquete con sus
amigos.
Hay dos puntos interesantes en las
tres escenas que acabamos de describir: la velocidad de los movimientos de los
personajes en la Bolsa de Valores frente a la lentitud de los gestos del Rey
del Tigre; y, la acción dramática provocada por la violencia que emplea este, cuando
las personas, que se sienten perjudicadas por sus acciones, le suplican algo al
hombre poderoso que las ignora.
Continúan las escenas paralelas: son
seis tomas que caminan juntas. Mientras los festejos suceden alrededor de una
mesa donde hay abundante comida y bebida y mucha gente elegante que celebra el triunfo
del Rey del Trigo, en una panadería hay un cartel que anuncia el aumento del
precio del pan, de 5 a 10 centavos, por culpa del aumento del precio del trigo.
Los primeros clientes en la panadería se quedan sorprendidos con la noticia y
se ven obligados a pagar lo que se les pide. En esta secuencia, las escenas
cambian dramáticamente: de la fiesta a la panadería y de esta a la fiesta, para
volver a la panadería, con una imagen estática: hay una cola grande de clientes
frente al pan y la tristeza impregnada en sus rostros, al sentirse impotentes
porque no pueden comprarlo.
Después de otra escena rápida del
banquete, una mujer y su hija pequeña, las mismas que aparecen en la primera
escena de la película, no pueden comprar pan y se acercan a los campesinos que
siembran el trigo. Nuevamente, los movimientos son lentos, extremadamente
lentos. El efecto que causa es impactante: por un lado está la ostentación y la
ambición del banquete del Rey del Trigo y, por otro lado, la miseria de quienes
no pueden comprar pan a pesar de que ellos fueron los que sembraron el trigo
con el que se ha hecho ese mismo pan. Al mismo tiempo, el pan se acaba en la
panadería y se ven obligados a llamar a la policía para que expulsen a los
clientes que no quieren salir del local. Es una escena de mucha violencia, con
cachiporras y revólveres.
Luego vienen cinco escenas con las
que se empieza a cerrar la ironía del destino de la vida. El grupo de hombres y
mujeres, siempre elegantemente vestidos, que han estado festejando el triunfo
del empresario, lo visitan en su despacho y van todos al silo para conocer la
propiedad del “Rey” del Trigo. Se intercalan varias escenas cortas de los
visitantes, de un par de empleados, del silo, del almacenamiento del trigo,
hasta cuando se ve el contenido de un telegrama: “You have control of the entire market of the world. Yesterday added
$4.000.000 your fortune”.
La alegría del Rey del Trigo es
incontrolable y al quedarse solo por un instante, se cae en el silo y el trigo
lo sepulta. La escena es desesperante debido a la velocidad de los movimientos.
Cuando los amigos le encuentran al Rey, ya es demasiado tarde. Las mujeres
lamentan la muerte con movimientos exageradamente teatrales.
La película termina con una escena
similar a la del principio: los dos campesinos vuelven a recorrer el campo,
mientras siembran trigo. Ellos se detienen frente a la cámara, dan la vuelta, y
se alejan nuevamente.
¿Una historia moralizante?
En solo catorce minutos, D. W.
Griffith nos presenta una película compleja, desde el punto de vista de su
temática, y rica en el lenguaje cinematográfico, el que ya lo mencionamos
anteriormente: los movimientos, la aproximación a la cámara, la velocidad en
determinados momentos, el paralelismo, etc.
Pero ahora, vamos a intentar
entender qué hay atrás de esta película. Empecemos por el título de la obra que
es explícito: el verbo “corner” hace
referencia al monopolio, que es justamente el tema de la película: la ambición
de un empresario por controlar el mercado hasta las últimas consecuencias.
Indudablemente, Griffith nos ofrece
una película moralista, pero no del tipo simplista en la que el “malo” es castigado
y el “bueno” recibe la recompensa. Porque si bien es verdad que el Rey del
Trigo muere, con su fallecimiento nada ha cambiado, y eso se lo ve en la última
escena, que puede ser el inicio de la película, lo que da a entender que
estamos en un círculo social vicioso sin principio ni fin. El Rey muere, pero
su poder permanece vivo.
¿Podemos afirmar que esta es una
película de denuncia social? ¿La historia retrata la situación de los
campesinos y productores de finales del siglo XIX? ¿Es una crítica y una
denuncia a la estructura de algunos empresarios estadounidense de aquella
época?
Sea cual sea la idea, percibimos que
Griffith denuncia cómo las actitudes de los dueños del mercado afectan
notablemente a grandes sectores de la población. Empleando palabras más
sofisticadas: la película es una muestra visual poderosa, en la época en que
fue hecha, de los efectos negativos que provoca el monopolio, y más aún si
añadimos la avaricia del empresario.
Esto que acabamos de decir, tal vez
no tenga ningún efecto especial en el público contemporáneo que está
acostumbrado a escuchar y a ver las denuncias, prácticamente en vivo, pero
debemos pensar en el efecto que tuvo en la época de la película, cuando la
población no tenía el acceso a la información con la velocidad y de la misma
manera que hoy la tenemos. Además, el acceso al cine en 1909 era restricto.
No podemos decir que Griffith era un
antiamericano, o antisistema o pre bolchevique: él simplemente tuvo la
genialidad y osadía de mostrar al “gran público” lo que se sabía que existía,
pero solo de oídas.
Hoy por hoy, Corner in Wheat no nos
provoca la misma conmoción que pudo haber provocado en la época, pero no hay
duda de que su director tuvo la visión para usar el arte y mostrar un realidad
tan vigente en aquella época como en la actualidad. Corner in Wheat es una
película que no la podemos ignorar y vale la pena verla de vez en cuando.
Texto original de Patricio M. Trujillo O.
Está prohibida la reproducción total o parcial del texto sin la
autorización escrita del autor.
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