O filme que assistimos...

Você encontrará neste espaço comentários e analises de filmes de todas as épocas. Uma excelente oportunidade para aprender além do cinema.

Patricio Miguel Trujillo Ortega


30 de outubro de 2011

The Incredible Shrinking Man


The Incredible Shrinking Man. 1957. Ciencia Ficción. 81 minutos. Usa.

Con Grant Williams, Randy Stuart, April Kent.

Dirección: Albert Zugsmith.

“Yo aún existo”

“Yo también significaba algo”

Esta es la conclusión a la que llega el protagonista de The Incredible Shrinking Man después de pasar por grandes transformaciones que cambiaron por completo su vida; en medio del miedo y de la angustia, descubre que aún existe y dice algo que aún nos hace pensar: “que la existencia comienza y termina es la concepción del hombre, no de la naturaleza”.

The Incredible Shrinking Man: la historia increíble del hombre que se encogió es una película de ciencia ficción de los gloriosos años cincuenta que sorprende por el concepto que tiene del ser humano en una época en que las películas de este estilo se caracterizaban por la tragedia y la visión fatalista-apocalíptica del ser humano de la era pos-atómica.

The Incredible Shrinking Man intenta dar una respuesta al “enigma de lo infinito”. “¿Qué es lo que somos?” Cuando el protagonista parece perder toda esperanza se pregunta en qué se está volviendo, si aún es un ser humano o un hombre del futuro.

¿De qué futuro?

The Incredible Shrinking Man es la historia del hombre que se encogió y descubrió que se está transformando en una partícula mínima del universo; pero, ¿cómo llegó a ello?

Scott y Luise
Scott y Luise Carey son una pareja “típica” de los años cincuenta. Tienen un hogar y una relación estable. Son felices y durante los primeros diez minutos de la película presenciamos las declaraciones de amor y las bromas cariñosas que se hacen mientras pasean en un barco por el océano en un escenario idílico. Es interesante que se eligiera a esta pareja como protagonista de la historia: dos personas que tenían la “vida perfecta” y que, aparentemente, estaban alejados de cualquier problema externo. Una pareja que puede vivir y disfrutar lo bueno que la vida les ha dado.

Sin embargo, una bruma misteriosa se acerca al barco, lo cubre y, cuando ésta se aleja, el cuerpo de Scott, que no consiguió esconderse de la bruma, aparece brillando. La pareja no sabe lo que ha pasado mientras el público, de la época de la película, se imagina que es algún tipo de partículas radioactivas.

Scott y la bruma que se acerca al barco
Seis meses después, cuando este hecho ha sido olvidado por los protagonistas, Scott percibe que algo raro le sucede a su cuerpo.

Al principio piensa que hay un problema con sus ropas; mas, con el pasar de los días percibe que se está encogiendo. Los médicos no le creen pero cuando se dan cuenta de que es verdad lo que Scott afirma, le hacen todo tipo de exámenes hasta que finalmente consiguen detener, temporalmente, su reducción de tamaño: de 1.85 metros pasó a medir 90 centímetros.

A pesar de las diversas escenas que muestran a Scotto pequeño y los problemas que esto significa en la vida diaria, la película parece preocuparse más por la relación de Soctt con él mismo y con su esposa. Por un lado, Luise permanece a su lado amándolo y apoyándolo en todo lo necesario para que él pueda vivir de la mejor manera; no obstante, Scott tiene miedo de lo que le sucede y de que su esposa lo abandone. No sabe hasta cuándo esa relación va a funcionar. Antes del encogimiento en gran escala, hay una escena simbólica en el automóvil de la pareja. Ambos están conversando y justo en el momento en que Luise le dice que permanecerá a su lado mientras ella lleve la alianza de matrimonio, la de Scott se le cae de los dedos. Los segundos que la cámara se demora enfocándola en el suelo del auto, son el anticipo de algo más grande que está por venir.

Por otro lado, Scott pierde su rol protagonista de “hombre” del hogar. Estamos hablando de los años cincuenta del siglo veinte, época en la que los papeles masculinos y femeninos estaban trazados rigurosamente con la función que se esperaba de cada uno de ellos.

Este hecho le afecta mucho a Scott. Además de sentirse “menos”, está impotente porque ya no puede dar el dinero con el cual “se construye un hogar”. Entonces, para que no les falte la plata, acepta la sugerencia de su hermano de vender la noticia a los periódicos, antes de que estos se enteraran, pues en algún momento dado todos descubrirían lo que le sucedía. Gran oportunidad de tener lo necesario para vivir en una situación extremamente crítica.

Mientras el encogimiento está detenido, Scott tiene un encuentro crucial que le ayuda a encontrarle un sentido a su nueva vida. Él conoce a una “enana” de verdad que trabaja en un circo y se hacen amigos. La relación de los dos le da fuerzas para aceptar lo que le sucede y para percibir que algo puede hacer; no obstante, cuando se reinicia el proceso de encogimiento, pierde toda esperanza.



El tamaño de Scott se ha reducido tanto que pasa a vivir en una casa de muñecas y se porta de manera tiránica con su esposa quien, a pesar de la situación, continúa siéndole fiel y haciendo todo lo posible para que no le falta nada; sin embargo, por un pequeño descuido se inicia la tragedia final de The Incredible Shrinking Man, en la que lo más importante es el sentido que Scott debe encontrar para su nueva existencia.

El gato de la familia entra a la casa cuando Luise se prepara para salir y Scott, al quedarse solo en la casa, debe luchar para no ser devorado por el animal. Es herido y al huir del gato, cae en el sótano de la casa. Cuando su esposa llega, ve un pedazo de tela manchada de sangre y se imagina que el animal se ha comido a su esposo. Aunque lo buscan, no lo encuentran por ningún lado y la noticia se difunde: el hombre que se encogió a muerto.

Luise se queda muy triste y desconsolada mientras Scott yace inconsciente en una caja en el sótano. Cuando este se despierta, está seguro de que su esposa lo buscará y lo encontrará; pero ella, después de búsquedas inútiles, se convence de que su esposa ha muerto y decide irse de la casa.

Son los momentos más angustiantes de la película, pues a partir de ese momento Scott está solo en el mundo y debe luchar de todas las formas posibles para sobrevivir en un ambiente inhóspito.

Scott y la araña: ambos quieren el mismo alimento
El ritmo de la película disminuye y cada acto que Scott debe realizar, se transforma en una proeza humana por la sobrevivencia. Necesita comida, cama, ropa y en el “nuevo mundo” en el que se encuentra, cada una de sus acciones significa un gran esfuerzo; por eso, la película se detiene –a riesgo de hacerla un poco agotadora- para mostrar el esfuerzo terrible del instinto de sobrevivencia del ser humano que, gracias a la inteligencia, consigue sobrevivir, pues la fuerza no le sirve de mucha ayuda.

De todos los momentos por los que Scott pasa en el sótano, el más impactante es su lucha con una araña, tanto por su espacio como por el alimento.

Al final, Scott percibe lo que significa vivir; mas, continúa encogiéndose; él sabe que se está transformando en algo infinitesimal; no obstante, descubre que lo “increíblemente pequeño y lo increíblemente vasto finalmente se unen”.

Cuando Scott ha vencido sus dificultades en el sótano, consigue salir de la casa y mira lo gigante que es el universo y se da cuenta de cómo el hombre ha subestimado a la naturaleza. Él sabe que se está encogiendo cada vez más y que se está volviendo “nada”. Entonces, sus miedos finalmente se desvanecen y llega la aceptación: “Levanté la mirada como si fuera a alcanzar el cielo. El universo. Infinidad de mundos
 
Levanté la mirada como si fuera a alcanzar el cielo
The Incredible Shrinking Man es una película pequeña, pero su propuesta es válida para la época en que fue hecha y, de alguna forma, no ha perdido su vigencia. Los efectos especiales podemos dividirlos en dos tipos: los muebles y todos los objetos utilizados para mostrar el tamaño de Scott son muy bien hechos, con todos los tipos de detalles, lo que significa que se hizo un esfuerzo grande para tener calidad de producción; sin embargo, los efectos especiales cuando se montan algunas imágenes de Scott pequeño, principalmente cuando camina por las calles de la ciudad, son defectuosos y se percibe el montaje. Esto lo visualizamos gracias a la remasterización de la película en DVD; no sabemos si estas fallas eran tan obvias en la gran pantalla de los cines de los años cincuenta cuando la tecnología era otra.

De todas formas, vale la pena conferir esta pequeña película por su propuesta y su trabajo. El cine no es fruto solo de grandes producciones y efectos fantásticos. El cine ha sido construido imagen a imagen y The Incredible Shrinking Man es un aporte rescatado del tiempo y del olvido.

Texto original de Patricio Miguel Trujillo Ortega.
Está prohibida la reproducción total o parcial del texto sin la autorización escrita del autor.

21 de outubro de 2011

Mi Mejor Enemigo


Mi Mejor Enemigo, 2005, Drama, Chile-Argentina, 100 minutos.

Con Miguel Dedovich, Jorge Roman, Erto Pantoja, Nicolás Saavedra, Felipe Baun.

Dirección: Alex Bowen.

Mi Mejor Enemigo nos cuenta la aventura de un grupo de soldados chilenos que, abandonados y perdidos en la extensa región yerma de la Patagonia, caminan con la misión de montar un “nido provisorio en la frontera” y matar por lo menos a 5 soldados argentinos.

Mi Mejor Enemigo es una película que nos hace reflexionar no solo sobre lo absurdo de la guerra, sino también de lo frágil que son las relaciones humanas; nos habla de la soledad y la pequeñez del ser humano; y, aunque parece que ese no quiere ser su objetivo, nos muestra hasta dónde podemos llegar con el uso y el abuso de palabras como patria y patriotismo.

Por un momento, cerremos los ojos e imaginémonos la región patagónica: kilómetros y más kilómetros de tierra que parecen no tener fin, donde el viento es el dueño absoluto de una hermosa región en la que el ser humano es pequeño y frágil.
Cada soldado chileno recibe las balas con las que tiene matar a un argentino
Fue en 1978 que Argentina y Chile, dominados por crueles y sanguinarias dictaduras militares, casi inician una guerra por unas islas del canal Beagle (Picton, Lennox y Nueva) que muchos argentinos y chilenos ni siquiera sabían que existían.

Los soldados chilenos empiezan a buscar dónde está la frontera
Mi Mejor Enemigo empieza con una “voz en off” (la del conscripto Rojas que nos acompañará durante toda la historia) que nos cuenta que ese año fue un año difícil; un año en el que la palabra “exilio” empezaba a rodar y en la que muchos amigos simplemente desaparecieron; un año en el que “las cosas no estaban bien en el sur”; un año en que cinco hombres que no sumaban juntos ni 100 años tenían que matar o morir.

Sin embargo, ¿dónde está la frontera?
Caminando en la imensidad de la Patagonia
¿Cómo encontrar una línea imaginaria –que solo en el mapa es clarita- y frágil que puede convertir a hombres desconocidos en amigos y enemigos al mismo tiempo por el simple hecho de tener una bandera diferente?

¿Dónde está la frontera?

Este es el “leimotiv” de Mi Mejor Enemigo: la frontera está en algún lugar y nadie sabe su lugar exacto; hay que encontrarla aunque para eso se tenga que morir.

El perro los acompaña mientras los soldados caminan perdidos
Aunque la película empieza con la presentación del conscripto Rojas –el narrador de la historia- y de la situación crítica que se ve vive en el momento, Mi Mejor Enemigo se inicia propiamente cuando cinco soldados y un sargento del ejército chileno se bajan de un camión y forman una línea para recibir las instrucciones de su misión. Instrucciones que el soldado Orosco las grita con toda la fuerza de sus pulmones, de una sola:
   
Constituirnos como punto avanzado de combate. La primera línea de contención del ataque enemigo. Debemos informar posiciones enemigas y en caso de ataque avisar a la zona de la línea de defensa. Además, después de informar, cada soldado mata por lo menos 5 soldados argentinos y se encomienda a la Virgen del Carmen, patrona de Chile y su glorioso ejército”.

Sin la brújula, no saben por dónde ir: cualquier paso mal dado... una guerra
Antes de este grito de guerra, los jóvenes soldados chilenos son transportados en un camión donde reciben un papel para que cada uno firme su “testamento”. Hay pocas palabras, pero los rostros de los jóvenes conscriptos muestra el miedo de saber que están a un paso de la muerte. Una muerte decida por los generales que están lejos, muy lejos de ahí.

Frío, viento, hambre y soledad... ¿Dónde está la frontera?
La imagen de cuando el camión se aleja y los soldados se quedan solos en la región es impactante porque, además de la pampa gigante, el cielo nublado y la pequeñez de los soldados en medio de la nada, el espectador siente y vive la soledad que les rodea a los soldados.

Definitivamente, ellos están solos frente a un enemigo que no aparece por ningún lado.

Los soldados chilenos le llevan a Mancilla que está herido
Esta es una de las características de la fotografía de Mi Mejor Enemigo: nos muestra lo pequeño que es el hombre en una tierra gigante. Hay muchas escenas generales de la región, las nubes, el viento, el silencio y el paso lento de seis hombres que buscan un alambrado que había sido colocado en 1904.

Durante su largo caminar, los soldados llegan a unos galpones abandonados. La escena es deprimente, pues en medio de la nada y de las  ruinas, ellos caminan con sus armas listas para el combate, con miedo; mas, las dos únicas cosas que consiguen en ese lugar es romper la brújula –lo que define por completo su destino- y encontrar un perro  que a partir de ese momento los acompañará inseparablemente.
Enemigos frente a frente: perdidos y buscando la frontera
Sin la brújula, el grupo se pierde.

Como caminan sin saber si están en territorio chileno o argentino y cualquier paso mal dado podría provocar una guerra, deciden cavar trincheras. El soldado Rojas consigue transmitir el significado de las trincheras: “son para esconderse; nosotros solo queríamos que alguien nos encontrara. Nos estamos enterrando en la pampa”.

Por otro lado, el agua se le está acabando.

Los mejores enemigos en uan foto histórica
Mientras permanecen en las trincheras, los soldados tienen la oportunidad de conocerse; mas, uno de los diálogos realmente interesante en esta parte de la película es cuando se preguntan entre ellos si ya han estado alguna vez en Argentina. El sargento Ferrer les dice que sí ha estado en Argentina y cuando le preguntan cómo es, él responde: “igual que aquí”.

“Igual que aquí”. Son tres palabras muy profundas: ¿qué nos hace diferentes de unos y de otros? El nombre del país y los colores de las banderas, ¿nos pueden separar?

La respuesta del sargento, por otro lado, como que rompe el misterio de lo desconocido porque, tal vez los conscriptos, como mucha más gente, se imaginaban que el otro país sería diferente; pero, ¿en qué son diferentes las personas?

Partido de fútbol en la pampa: chilenos versus argentinos
Además, el sargento dice que en esa región todos son parientes: argentinos y chilenos. Entonces, uno de los soldados dice: “o sea que por eso somos todos del norte; somos del norte para asegurarse que peleáramos”.

Porque si fueran del sur, ¿serían capaces de pelear en una guerra “fratricida”?

Parece que las decisiones que se han tomado para la guerra suceda han sido pensadas fríamente. Aunque Mi Mejor Enemigo no se concentra en este discurso-político-ideológico, no lo podemos ignorar. La película está más preocupada por presentarnos el lado humano de los jóvenes soldados que van a morir por algo que no saben por qué.
El hambre es el mismo para todos, pero argentinos y chilenos insisten en no entenderse
Durante las conversaciones que suceden en la trinchera, hay muchos primeros planos que nos ayudan a conocer mejor a los personajes. Dejan de ser simples militares que marchan a una lucha desesperada y pasan a ser personas que empiezan a compartir sus vidas y que ahora tienen un objetivo en común: sobrevivir.

De repente, la cámara gira lentamente 360 grados y percibimos dónde están: una trinchera en medio de la nada; no obstante, hay una terrible sorpresa: frente a ellos, a tal vez unos cien metros de distancia, hay otro grupo de soldados que también está perdido y en una trinchera, solo que ellos son argentinos: los enemigos a los que deben matar.

El miedo y la desesperación se apoderan de ambos lados. Se levantan, cogen sus armas, las apuntan y se preparan para matarse por el simple hecho de estar frente a frente porque la verdad es otra: ni chilenos ni argentinos saben dónde está la frontera.
Finalmente el chileno acepta comer
 Todos están perdidos y solos.

Pero poco a poco la tensión entre ambos grupos disminuye y empiezan a relacionarse. No es una amistad total la que nace entre ellos, pues tanto del lado chileno como del argentino siempre hay alguien que insiste en que los otros son los enemigos y no pueden hacerse amigos, pues eso sería traicionar a la patria. Insisten en que están en guerra y que a ellos les pueden fusilar por eso. Por otro lado, algún argentino insiste que no hay nada mejor en el mundo que un chileno muerto.
Y todo eso sucede en un lugar tan distante de cualquier ciudad o pueblo. Ellos son los únicos que están ahí y el odio con el que han sido inculcados parece que quiere salir.

No obstante, la necesidad de sobrevivencia es más fuerte. Mancilla, soldado chileno, se había herido la pierna cuando intentaba cazar un conejo y la herida está infectada y ellos no tienen penicilina. Solo los soldados argentinos pueden salvarle la vida.

Y lo salvan.

A partir de ese momento se da una serie de situaciones en la que los enemigos deben dejar de lado sus diferencias y hacerse amigos. No lo hacen totalmente, pues siempre hay alguien que está ahí recordándolos que son enemigos; no obstante, viven momento intensos y divertidos.
Soldados argentinos bailando tango
Una de las situaciones más graciosas que se da en este clima de tensión es cuando ambos bandos deciden trazar una línea imaginaria como frontera entre argentinos y chilenos y lo único que casi provocan es un incendio en la pampa. Rojas, que es nuestro narrador, nos dice que “el viento de la Patagonia se encargó de marcar su propia frontera

Otra situación que sirve para disminuir la tensión es un partido de fútbol que improvisan con una pelota hecha a mano. El juego de fútbol sirve para disminuir la tensión, pues el miedo y, al mismo tiempo, la valentía que deben mostrar porque se les “ha mandado” a la guerra a matar, fluyen libremente durante el juego que es interrumpido cuando pasan a ras de suelo dos aviones.

Sin embargo, hay una escena en este momento de la película que es muy importante y que tiene un significado fundamental:

Tanto los argentinos como los chilenos tienen hambre, están perdidos y no se atreven a retroceder o a avanzar; sin embargo, la situación de los chilenos es la más dramática porque están con el radio dañado y el sargento, antes de que el radio se dañara, a pesar de la herida de Mancilla, siempre informó a sus superiores que no había ninguna novedad.

De repente, cuando están compartiendo un momento de amistad entre enemigos, aparece un ovejero montado en un caballo que conduce su rebaño de ovejas. Lo miran y él los saluda con la mano y les hace un gesto simbólico en el que les dice que se pueden quedar con una oveja.

Soldados chilenos bialando cueca
Ante esta escena nos interrogamos: ¿por qué no le preguntaron quién era, de dónde era y dónde ellos estaban?

El hecho de que no se hiciera esta pregunta es clave para entender lo absurdo de la situación en la que viven esos soldados enemigos: el pastor camina por sus tierras. Cruza la frontera una y otra vez y todas las veces que sean necesarias porque es una región extensa de tierra que para él y sus animales son importantes, llámese como se llame.

El pastor se aleja y se quedan los soldados, frente a frente: enemigos versus enemigos: ¿Tiene sentido mantener la enemistad cuando no se tiene ni qué comer porque “están en guerra” y los van a fusilar por hacer amistad con el enemigo?

¿Y quiénes son esos enemigos?

Son jóvenes que no llegan ni a los veinte años, que han salido de la casa familiar para cumplir la conscripción y a los que les están obligado a jugar de adultos con un arma en la mano mientras los grandes generales están en sus “trincheras” alfombradas y lujosas comandando con mano dura sus respectivos países.

Además, ¿qué van a ganar los soldados si inician la guerra? No saben si será dinero, alguna medalla o algún otro tipo de reconocimiento.

En fin, cuando el pastor y su rebaño se van, todos corren atrás de la oveja y cada grupo quiere llevársela a su lado. Como no se ponen de acuerdo, la dejan amarrada hasta que finalmente el hambre es más fuerte y se ven en la necesidad de compartirla: la oveja es de ellos. No obstante, hay un soldado chileno que prefiere tener hambre a comer con el enemigo.

La escena previa a la comida es muy bonita. La cámara, desde lejos, nos muestra la gigantesca pampa y el cielo azul. Los soldados se acercan al cordero hasta que finalmente deciden compartirlo, mientras lo único que se escucha es el viento.

La fiesta termina... los amigos vuelven a ser enemigos
Con el estómago satisfecho, la alegría vuelve a reinar entre los enemigos que se secan fotos y se provocan con las músicas tradicionales: los argentinos dicen que no hay nada mejor que un tango y los chilenos, la cuenca.

Es muy interesante la escena en la que los jóvenes soldados bailan entre ellos, de la forma más ridícula y apasionada al mismo tiempo, el tango y la cuenca; mas, ese baile es la identidad de lo que ellos son realmente, mucho más importante que el uniforme que están llevando ese momento. Son personas con sueños, pasiones, amores.

Mientras se celebra la alegría de esa nueva amistad, al suboficial argentino le comunican por radio que los ejércitos de ambos países empiezan a movilizarse: la guerra va a empezar.

Entonces, ¿será que ellos podrán matarse?

¿Será que es fácil matar al mejor enemigo que se puede tener?

El suboficial argentino le llama al sargento chileno y le pide que se vayan de ahí con sus hombres. Que aún tienen tiempo de salvarse. Insiste que no ha pasado nada ahí. Pero Ferrer no acepta. Su orgullo y su terquedad son más fuerte y no cede a los pedidos del argentino, quien le dice que no tiene sentido dejar que mueran sus soldados.

La última carta a los familiares... la guerra ha llegado
Como parece que no hay otra solución, ambos grupos se preparan para la guerra y los soldados chilenos escriben una carta a sus familiares o “a quien sea” (como les dice Ferrer) y se las entregan al suboficial argentino, para que éste las lleve, caso suceda lo peor.

Rojas confiesa el sentimiento que domina a sus compañeros: “Queríamos llorar, pero no llorábamos. El miedo era demasiado”.

Al final llegan las buenas noticias de que ya no hay guerra. Las tropas se repliegan pero, por culpa del miedo que ha sido el pan de cada día durante semanas y más semanas, esos dos grupos de soldados disparan los únicos tiros que hubo en esa “guerra” y el suboficial argentino es herido y el Chilote, soldado chileno, muere, “el único héroe de una guerra sin historia, de una guerra que no fue”.

La película tiene una escena muy simbólica que resume lo que fueron esos soldados abandonados a su suerte en unas tierras de nadie:

Los jóvenes soldados entran al restaurante donde trabaja Gloria, una muchacha de la que está enamorado Rojas y a quien la conocimos al principio de la película. Él se acerca y la besa; pero Gloria le da una bofetada porque nunca supo nada de él.
La cachetada de Gloria es la indiferencia de todo un país
Esa cachetada simboliza lo que esos soldados recibieron por parte de toda una nación que nunca supo lo que ellos hicieron. La vida continuó en las calles, en los hogares, en todos los lugares, mientras que ellos vivieron semanas y semanas abandonados en una tierra de nadie, luchando por unas islas que ni siquiera sabían que existían, dominados por el miedo, el frío, la soledad y el hambre.

Rojas se sienta en la mesa con sus compañeros, quienes brindan por la memoria del Chilote, mientras llegan a la triste conclusión: ellos ni recibieron “ni un besito, ni un billetito, ni medalla, ni las gracias.” 

Para finalizar, vale escuchar la magnífica banda sonora de la película compuesta por Tobar y Miranda (algo melancólica, suave, casi triste) y la canción con la que finaliza la película.

Mi Mejor Enemigo tuvo cosechó los siguientes premios:

* Premio del Público Mejor Largometraje Chileno Festival Internacional de Cine de Valdivia. Chile (2006)
* Premio del Público, Festival de Cine de Lima. Perú (2005)
* Mejor Película Latinoamericana, Festival de Cine de España y de América Latina de Bruselas. Bélgica (2005)
¿Dónde está la frontera?
* Mención Honrosa del Público. Festival Internacional de Cine Latino de Los Angeles. EEUU (2005)
* Mejor Guión, Festival Internacional de Cine de Cartagena. Colombia (2006)
* Premio del Público. Mejor Largometraje. Rcontres Cinemas Marsella. Francia (2006)
* Premio TVE. Festival de Cine Latinoamericano de Lleyda. España (2006)
* Mejor Película Extranjera. Isoltel Eilat. Israel (2006)

Texto original de Patricio Miguel Trujillo Ortega.

Está prohibida la reproducción total o parcial del texto sin la autorización escrita del autor.

8 de outubro de 2011

The Committee - O Comitê

The Committee. (O Comitê), 1968, 55 minutos. Drama, Inglaterra.

Com: Paul Jones, Robert Llody, Tom Kempinski.
 
Direção: Peter Sykes.

Música: Pink Floyd, The Crazy World of Arthur Brown.

O Comitê é um filme que não perdeu atualidade e, segundo a publicidade na hora da sua venda em dvd no Brasil, foi divulgado como um dos filmes mais misteriosos dos anos sessenta, porque foi considerado perdido e, segundo alguns historiadores (não sei quais), duvidavam da sua existência; porém, como não sei se isso é verdade (se você pesquisar na internet não vai encontrar quase nada sobre filme), não vamos ficar repetindo esse comentário, porque O Comitê é um filme muito mais transcendental que essas palavras “misteriosas” da distribuidora do filme.

Este filme, considerado “cult”, é uma alegoria da sociedade ocidental dos anos sessenta, que questiona o “indivíduo”, a “liberdade”, o próprio poder do estado. O protagonista da história, quase no fim do filme, entre outras falas, disse: “Nós nos guiamos para um lugar, mas não consigo ver para onde”.

O Comitê foi feito no ano que é considerado como “o ano que mudou o mundo”: 1968. E não é mera coincidência. Em apenas 55 minutos somos testemunhas do espírito de uma época com um pitada psicodélica e outra surrealista: a liberdade do ser humano.

E tudo isto é acompanhado com uma trilha sonora original de Pink Floyd e a presença de The Crazy World of Arthur Brown.
O jovem e a vítima
Além disso, é um filme que merece ser visto também pela sua fotografia em preto e branco. Um trabalho magnífico de Ian Wilson que, junto com o diretor, consegue fazer um filme dinâmico apesar da profundidade do tema tratado nele.

O Comitê pode ser divido em quatro partes.

O filme começa com um texto extenso do economista europeu Joseph Schumpter, que serve como introdução e explicação da história. Deste texto, podemos destacar como o eixo do filme a primeira e última parte do discurso: “O que mais me toca e para mim parece ser o núcleo do problema, é que o senso de realidade tenha se perdido por completo...

Esta frase, desde a perspectiva dos anos sessenta, é a chave das transformações sociais que viveu o mundo; e, visto desde a nossa atual perspectiva, percebemos que ainda tem vigência. Até que ponto nossa atual sociedade, tecnológica e poderosa, não está perdendo o senso da realidade?

O discurso de Schumpeter termina assim: “...Ele é membro de um comitê incontrolável, comitê de toda nação e por isso ele se esforça bem menos em um problema político do que um jogo de bridge”.

Os problemas estão por aí, e o que fazemos com eles? A vida continua como se fala no final do filme: “Em uma sociedade sensata não haveria criminosos, e um crime faria da sociedade irracional e tudo voltaria ao começo”.

A segunda parte de O Comitê é a mais interessante e rara ao mesmo tempo. Nos doze primeiros minutos da história assistimos a um evento aparentemente absurdo.

Por uma estrada, um carro de marca Mercedes Benz, é dirigido por um homem que está dando carona a um rapaz. O homem não para de falar e embora faça muitas perguntas ao carona, ele não escuta as respostas e permanece falando sozinho o tempo todo. Percebemos desde o primeiro momento a presença de um conflito: um indivíduo que não ouve aos outros. (Um indivíduo simplesmente ou ele representa uma sociedade que não se permite ouvir-se e ouvir aos outros?) Por sua vez, o carona se limita a responder com um simples “sim” ou permanece em silêncio.

Belo trabalho fotográfico de Ian Wilson
A ironia desta situação é que o motorista é quem faz as perguntas para o carona, mas não espera pelas respostas; ao mesmo tempo, o motorista afirma que gosta de dar carona pela companhia, porque gosta de ouvir o que eles têm a dizer.

Num momento dado, o motorista para o carro porque acha que há um problema com o motor. Ele não deixa de falar enquanto tira as ferramentas e conserta o carro. O jovem carona caminha perto de carro, se distancia e depois de ter meditado por um momento, durante o qual o motorista não deixou de falar, se aproxima devagar e decepa a cabeça do motorista. Depois de caminhar pelo bosque com a cabeça nas mãos, e de ter meditado, volta para o carro e costura a cabeça no corpo do homem.

O motorista recupera a vida, só que já não é mais o mesmo homem falador do começo. O jovem carona diz que não quer mais a carona e pode ir embora.

Nesta primeira parte o trabalho fotográfico é admirável. A conversa entre a vítima e o jovem é apresentada pela lateral, do lado do carona, com as duas personagens vistas de perfil. A posição da câmera não é a toa: o primeiro plano é o do carona e percebemos através de seu rosto a situação incômoda em que se encontra com o motorista que não deixa de falar.


A câmera acompanha, desde um ângulo superior, o movimento do veículo quando estaciona no meio do bosque. Oferece-se a público o cenário onde acontecerá o fato insólito. É uma imagem muito bonita.

A cena do crime é uma sequência de imagens belas. Durante a morte do motorista, a câmera fica fixa vários segundos nas mãos desesperadas da vítima que tenta sair do capô. A posição da câmera, no chão, é perfeita para mostrar ao jovem que está no meio do bosque contemplando a cabeça da vítima e meditando. Quando o jovem levanta os olhos, a câmera se transforma nos olhos do jovem e vemos e ouvimos desde a perspectiva dele.

Também é de destaque o momento em que o jovem volta com a cabeça para o carro. Acompanhamos a cena desde um ângulo inferior os pés do jovem que caminha com a cabeça da vítima; depois a câmera permanece de frente ao carro e podemos contemplar parte do capô, as pernas da vítima e a porta aberta do carro.
 
De forma geral, podemos falar que a fotografia é muito  boa e que os detalhes de cada tomada ajudam muito na construção da história..

O terceiro momento do filme começa com a música de Pink Floyd. Enquanto ouvimos a melodia, há uma série de imagens rápidas da sede onde funciona a estrutura do poder, dos organizadores dos comitês. Salas de reunião, salas de aula, corredores, computadores em funcionamento, etc. Nesse primeiro momento é como que se estivesse processando a informação do que acontece na sociedade.

Ficamos sabendo, então, que nos próximos dias serão iniciados cinco novos comitês e a explicação do que estes são é feita através de uma entrevista na televisão, enquanto o jovem da primeira parte do filme está no seu apartamento se arrumando para ir ao trabalho. O principal trecho desta entrevista diz:

Não podemos nunca passar uma imagem negativa dos comitês. Todos sabem que estar bem é a principal condição. Para a sociedade e suas criaturas é necessário um grande acordo onde não haja dúvidas. Sendo que as próprias pessoas são os monstros da sociedade. Basicamente a humanidade é constituída pela sociedade e os seus desejos. Ela possuiu uma ideia do óbvio já que a sociedade não provê os meios que permitam às pessoas terem uma visão diferente. Se isso acontecer, é necessário que haja mudanças nessa sociedade já que não se deseja a troca de uma sociedade por outra nem arcar com o investimento em novas sociedades”.


Mas, para quê mesmo serve um comitê?

É uma pergunta que não chega a ser esclarecida totalmente. Quando o jovem informa ao seu chefe, no trabalho, que recebeu uma carta para participar de um comitê, este fala que os comitês são fundamentais porque eles mantêm o sistema funcionando e que algumas pessoas acabam mudando, e que essa mudança pode ser significativa; porém, ele conta que já formou parte de um comitê de oito pessoas e que seu trabalho foi decidir dentre cinco laranjas qual era a mais redonda.

O jovem está preocupado com a sua ida ao comitê e parece suspeitar que isto é por causa dele.

Até esse momento, o filme não foi localizado em nenhum lugar geográfico específico nem se menciona formalmente de que tipo de sociedade se está participando. As tomadas do filme se limitaram até esse momento: a estrada e o bosque onde foi cometido o assassinato; os corredores, as salas dos organizadores dos comitês; o departamento do jovem e o lugar do trabalho. Tudo isso, então, parece nos dar a ideia de uma sociedade totalitária, ainda mais quando o chefe do jovem diz-lhe que não se pode questionar àquelas pessoas (se referindo aos membros dos comitês).

O jovem fica sorrindo do comportamento da mulher
A única tomada externa durante o filme, até esse momento, é quando o jovem vai do seu apartamento ao trabalho. Ele caminha pela rua e ao atravessá-la no semáforo, percebe que a roupa de uma mulher está do lado de fora do carro. Ele faz sinais do que acontece;a mulher abre a porta, chateada, recolhe sua roupa, fecha a porta e vai embora, sem agradecer. O jovem fica sorrindo do comportamento da mulher enquanto o carro vai embora.
 
Por que esse comportamento? Que tipo de sociedade é? Será que já todos sabem o que ele fez? E o que foi que ele fez mesmo?

Parece que todos sabem o que ele fez e o comitê está reunido para resolver a situação. Só que, quem é o comitê realmente?
Para quê mesmo serve um comitê?
É o que tentamos entender na última parte do filme que começa com a chegada dos convocados para serem parte do comitê. São muitos jovens e adultos de diversas idades; durante alguns minutos, presenciamos a chegada deles na recepção e as diferentes atividades de lazer a que se dedicam: caminhar, ler, jogar bridge, jogar xadrez, nadar, conversar. Mas, o jovem está preocupado. Ele já está seguro que todos estão aí pelo que ele fez.
 
Escutamos falas dispersas de algumas pessoas. Uns comentam o bom que seria ficar aí, sem fazer nada, durante um mês; depois de tudo estão em uma casa de campo, grande, luxuosa, com todas as comodidades. Outros comentam que acham que nada vai acabar bem (para o jovem).

The Crazy World of Arthur Brown
Destas atividades dispersas, a que é uma verdadeira antologia, é a apresentação de The Crazy World of Arthur Brown que faz seu número musical com uma coroa de fogo na cabeça.

Os últimos quinze minutos do filme é uma conversação do jovem com o diretor do comitê. Fala-se do individuo, da liberdade, do ato de decidir, de julgar aos outros.

Apesar de ser uma conversão profunda, os quinze minutos são rápidos devido a que durante esse tempo o diretor e o jovem caminham e a câmera muda constantemente de lugar, o que faz que a cena seja rápida, atrativa e intrigante ao mesmo tempo, pois a lente encontra sempre um ângulo que, de uma forma ou outra, interage com o que estão falando as personagens.

Das falas deles, queremos fazer referência principalmente a preocupação que parece ter o jovem e que o diretor resume numa frase: “Parece que você espera que eu o julgue”. O jovem parece querer desafiar: “Eu mesmo me julgo”, diz. Mas o diretor tem a resposta final: “Você pode se julgar, mas eu imponho o julgamento que eu quiser. Se você tiver uma opinião, é porque eu deixei que a tivesse”.

Uma sociedade totalitária onde as pessoas, sem saberem, caminham por onde outros querem que caminhemos?

O diretor do comitê e o jovem
Por que o jovem decepou a cabeça da vítima? Ele fala: “Não havia nada naquele carro. Nada. Só papo furado. É justo dizer que um homem assim não pensa. Ele não sente”.

O poder de decidir em nome de quem? De qual ponto de vista?

O jovem confessa: “Nós nos guiamos para um lugar, mas não consigo ver para onde”.

O comitê está ali pelo jovem; mas, o comitê é a autoridade? O diretor fala da autoridade: “O que eu gosto da autoridade, é a falsidade. E o que eu gosto da rejeição da autoridade, também é a falsidade”.

Sintetizando: O Comitê é um filme abstrato sobre a liberdade do indivíduo. A proposta é interessante, ainda que não concordemos plenamente como todo o filosofar apresentado; mas, vale afirmar que a forma em que foi realizado para a sua época é admirável. Como foi falado, a fotografia é ótima e a banda sonora, é um tesouro musical.

Texto original de Patricio M. Trujillo O.

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