O filme que assistimos...

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Patricio Miguel Trujillo Ortega


22 de agosto de 2015

Welcome to the dolhouse (Bienvenido a la casa de muñecas)



Welcome to the dolhouse (Bienvenido a la casa de muñecas). Drama. 1995. 89 minutos. Estados Unidos.
Con Heather Matarazzo, Victoria Davis y Ken Leung.
Dirección de Todd Solondz.

Bienvenido a la casa de muñecas (Welcome to the dolhouse)...
Por un momento imaginémonos la siguiente escena: una niña de once años está en la mesa cenando con su familia...
La madre lleva a la mesa el postre dividido en cinco platos y empieza a repartirlos; sin embargo, en el último minuto se arrepiente y le quita el plato a su hija de once años como un acto de venganza porque la pequeña no quiere derrumbar “su casa” que está en medio del patio y que le sirve como único refugio. Como forma de punirla más aún, divide ese postre “sobrante” con los otros dos hijos, que se lo comen con satisfacción.
El padre de la muchacha contempla la escena y no dice nada. La hermana de la niña se ríe de felicidad; el hermano mayor está concentrado en el postre y la madre observa con satisfacción cómo su hija no se atreve a protestar.
La madre está satisfecha con el castigo.
En síntesis, parece que a nadie le importa los sentimientos de la niña de once años de edad.
* * * * *
Entonces, podemos hacernos una pregunta: ¿qué es la infancia? ¿Cómo es la relación de los niños con sus padres? Y la relación entre ellos, ¿en qué está basada?
Las “teorías” populares dicen que la niñez es el mejor momento de la vida y la gente añora su infancia cuando se contempla frente al espejo como adulto.
No obstante, Bienvenido a la casa de muñecas nos da una bofetada y nos dice lo contrario: la infancia puede ser un mundo cruel.
Casa de muñecas
La escuela es cruel. Los padres son crueles. Los hermanos son crueles. Los amigos son crueles. Uno mismo es cruel. En resumen: ser niño es difícil, y ser adolescente, más aún.
Pero no nos engañemos: Bienvenido a la casa de muñecas no es una película sobre la maldad, sino una profunda reflexión sobre la crueldad con que le rodea al adolescente y la lucha de este por encontrar su espacio, su identidad, aunque a veces lo haga por caminos equivocados. Por eso, esta película cruel nos impacta por su lenguaje directo, sin tapujos, sin hipocresías y sin estereotipos: una película que nos dice directamente: qué difícil y peligrosa es la etapa de la transición entre la infancia y la adolescencia si no hay alguien a tu lado.
Dawn en la escuela
Todd Solondz retrata en Welcome to the dolhouse (Bienvenido a la casa de muñecas) el mundo agridulce de la infancia y deja de lado los temas estereotipados, vacíos, que muchas películas para la “gran masa” lo tratan y “destratan”: no habla de las drogas, ni de la popularidad, ni de embarazos precoces y, peor aún, de fiestas escandalosas sin sentido. Al contrario, nos coloca frente a una niña que sufre con la crueldad de los otros y encuentra, en la crueldad, la mejor manera de retribuir la crueldad, generando de esta manera, un ciclo constante de sufrimiento, frustración y fracaso.

¿Quién es Dawn?.-

Dawn Winer es la segunda hija de una familia de clase media de los años ochenta en los Estados Unidos y no es, precisamente, el “modelo” femenino al que “aspiran” la gran mayoría de jóvenes. Al contrario, ella no es guapa, usa frenos (atención: hoy es común que el adolescente los use y muchos adultos también, pero debemos recordar que hablamos de los años ochenta y la historia es “otra”) y es miope. Por otro lado, es una persona introvertida, testaruda, pero al mismo tiempo determinada para hacer lo que se propone, aunque no tiene el carisma necesario para seducir a las personas.
"Te voy a violar"
 Por eso, en la escuela los compañeros se burlan de ella constantemente y tratan de agredirla física y emocionalmente, porque saben que ella no sabe cómo defenderse.
Hay dos escenas que muestran esta situación a la perfección. La primera se da en el baño femenino. Dawn es sorprendida por otra muchacha que le obliga a usar el retrete con las puertas abiertas. Dawn no consigue defenderse y lo único que logra es preguntarle a la chica por qué la odia tanto. La respuesta que todos escuchamos es muy sencilla: “porque eres fea”.
La otra escena es cuando un muchacho, también problemático, pero en una dimensión diferente a la de Dawn, le dice que la va a violar. Y le dice inclusive el día y la hora en que va a suceder el hecho.
Dawn y su hermana
Frente a todo eso, ¿qué hace Dawn?
Se esperaría que pidiera ayuda a las autoridades de la escuela o a sus padres ya que ella no sabe cómo defenderse; no obstante, la agresión también viene por parte de algunos profesores y, como no tiene a su lado a su familia para que le apoye emocionalmente, Dawn hace lo mismo que le hacen: tratar a los otros con crueldad, más específicamente, a su hermana menor –que recibe toda la atención de su madre- y al único amigo que ella tiene. Ella se venga en los más débiles y de esta manera acaba perdiendo el control del mundo que podría tener. Dawn también es cruel y su vida le parece tan difícil que le pregunta a su hermano mayor, en un deseo de tener esperanza, si la vida la vida será más fácil cuando esté en el octavo grado. La respuesta de su hermano es desalentadora: la vida será mucho peor.

La historia.-

Bienvenido a la casa de muñecas no es una historia de problemas infantiles en la escuela. Es solo una parte de la historia. Lo que le sucede a Dawn en la escuela es lo mismo que le pasa en su casa: su vida le es difícil. Transita entre la falta de paciencia y de amor de su madre hacia ella, la indiferencia de su padre y de su hermano mayor y el que me importismo de los demás.
Dawn es una niña que, simplemente, está sola por lo que desconoce el sentido de la expresión “dulce hogar”. La vida en su familia está centralizada en su madre y en los mimos de esta hacia su hija menor de seis años, Missy; por lo tanto, el “refugio” natural que sería la casa para el niño, no existe. Por esta razón, Dawn intenta sobrevivir de cualquier manera para tratar de encajarse en el “grupo”. Pero no tiene éxito. Y hay que resaltar que no se trata de sensaciones o imprecisiones: Dawn, realmente, no es comprendida y nadie quiere esforzarse en comprenderla, a tal punto que su casa es el lugar donde más se desarrolla la violencia emocional, para lo cual la física no hace falta.
Podemos mencionar dos escenas de este mundo cruel en la familia de Dawn.
Dawn y el acosador
La primera, cuando Missy es raptada y Dawn se escapa una noche de la casa con el objetivo de encontrar a su hermana porque hay una pista de que podría estar en Nueva York. Ella no se va a buscarla porque la ame, sino porque es la oportunidad de demostrar que ella “vale” algo. Lo lamentable es que en su casa nadie se da cuenta de su ausencia y cuando regresa, está más sola que nunca.
La otra escena se da cuando la familia está reunida para ver un video casero. Todos se ríen cuando la hermana menor se acerca por atrás y le tira a Dawn a una piscina inflable. Todos se ríen del “chiste” gracioso de la pequeña y conmemoran la ocurrencia de Missy; pero la única que no se ríe es Dawn, pues no tiene nada que conmemorar, pues se siente atacada por todos lados.
La familia de Dawn
La consecuencia, como dijimos anteriormente, de este mundo hostil constante es la necesidad que tiene Dawn de vengarse  a través de la hostilidad, permaneciendo por tanto, aislada del grupo al que quiere pertenecer.
Pero, ¿qué puede hacer una niña de once años para cambiar este ambiente?
* * * * *
Todd Solondz no denuncia ni da ninguna solución al problema de Dawn en su película. Él se limita a mostrarnos una nueva dimensión de ese mundo cruel con los personajes que van creando una especie de tela de araña en la que la mosca, en este caso, Dawn, cae irremediablemente. No importa por dónde ella vaya ni lo que pretenda hacer, siempre estará en medio de este torbellino que le ahoga, que le hace infeliz y que no le la oportunidad de encontrar su lugar en la vida, salvo si cambia algo.
Dawn, castigada una vez más
Pero, ¿qué debe cambiar? Solondz no nos lo dice y por eso, con Bienvenido a la casa de muñecas, él despierta la admiración de unos y el odio de otros porque sin recurrir a situaciones exageradas, abre un abanico peligroso sobre las relaciones infantiles. Es más fácil vivir engañados con historias fantásticas y moralistas, o con historias en las que los abusadores son adultos neuróticos y psicópatas; en cambio no resulta difícil aceptar lo que Mark, el hermano de Dawn le dice cuando ella le pregunta si el próximo año en la escuela será mejor: “al estar más cerca de la Universidad, las cosas mejorarán. Aún te van a insultar, pero lo harán a tu espalda”.
¿Es que no hay escapatoria?
Dawn en la escuela
A pesar de lo dicho anteriormente, Bienvenidos a la casa de muñecas no es una película pesimista; al contrario, nos libera de los mitos al que el propio cine nos ha acostumbrado sobre los miedos de la infancia y de la adolescencia: el mundo no es tan dulce para muchos jóvenes como a nosotros, los adultos, “nos parece”: sobrevivir en un ambiente donde se imprime la crueldad de las más diversas maneras es una tarea ardua.
En esta película no hay el amor romántico ni los diálogos moralistas ni la escuela que se esfuerza por encaminarle al joven en el “camino perfecto” de la vida. Lo único que hay es el sufrimiento del joven adolescente que se enfrenta con uñas y dientes contra “el mundo” en el que no se encaja y que no le comprende a él.
Bienvenido a la casa de muñecas: una película sobre la crueldad
Y Dawn es solo una muchacha entre muchas otras que viven esa situación.
Bienvenidos a la casa de muñecas obtuvo premios importantes: Gran Premio del Jurado en el Sundance Festival (1995), Reconocimiento especial en el National Board of Review (1995), Premio C.I.C.A.E en el Festival Berlim (1995), entre otros.
Solo una observación más antes de terminar: esta película es un drama y no una comedia dramática como repiten los “borregos” en cientos de páginas en Internet. Técnicamente la película está bien hecha y la construcción de la historia es lineal y exacta.

Texto original de Patricio Miguel Trujillo Ortega.

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