O filme que assistimos...

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Patricio Miguel Trujillo Ortega


27 de fevereiro de 2013

Cashback



Cashback. Drama-Comedia. 102 minutos. 2006. Reino Unido.

Con: Sean Biggerstaff, Emilia Fox, Shaun Evans.

Dirección: Sean Ellis.

Se necesitan unos 230 kg para aplastar un cráneo humano; pero la emoción humana es algo mucho más delicado

Así empieza Cashback, una bellísima película que habla de las emociones humanas, de la belleza femenina, de los sueños, del amor y del tiempo; principalmente del tiempo porque “puedes acelerarlo, puedes hacerlo más lento. Hasta puedes congelarlo un momento, pero no puedes retroceder el tiempo. No puedes volver atrás lo que está hecho”.

Con un lenguaje figurado, escenas poéticas y cómicas y bastante humor negro, Sean Ellis nos cuenta una historia donde lo imposible se hace posible y el final feliz esperado se hace realidad sin ser meloso ni repetitivo.

Cashback cuenta la historia de Ben Willis, un joven estudiante de arte que, después de terminar violentamente su relación con su novia Suzy, no consigue dormir, pues esta separación es su “primera separación de verdad”. Él no comprende plenamente por qué la relación terminó y se cuestiona si el amor es “así de efímero”; por tanto, intenta, inútilmente, volver con Suzy, pues no logra olvidarla.
Suzy termina violentamente su relación con Ben
Pero como ya no consigue dormir desde que Suzy lo abandonó, percibe que dispone de ocho horas más –las ocho horas que la gente usa para dormir- para pensar en ella; entonces, para escapar de su propio pensamiento, se presenta a un puesto de trabajo en un supermercado (Sainsbury’s) que busca “gente agradable para el turno de la noche”.

Y es de ahí que sale el título de la película: Cashback: un negocio redondo. Ben les da las ocho horas en que la gente duerme y “las capitaliza”; es decir, las aprovecha para olvidar a Suzy y poder continuar viviendo.

Ben es una persona tan tranquila y calmada en su forma de actuar que parece que no se inmuta con los comportamientos excéntricos de sus nuevos compañeros de trabajo que inventan mil maneras de pasar tiempo en el supermercado sin aburrirse en el turno de la noche, como Barry, Matt, Brian que se comportan como jóvenes inmaduros, egocéntricos, algo irresponsables y patanes y sin mucha perspectiva para el futuro. (Las escenas de las travesuras de los empleados son cómicas, ingenuas y ridículas, pero no son grotescas, lo que hace que el humor negro que es uno de los hilos conductores de la película tenga mucha fuerza para establecer una especie de balanza con las angustias de Ben).
Uno de los empleados en monopotín por los corredores del supermercado
Por todo esto, el supermercado se transforma en un mundo en el que Ben descubre un nuevo universo que, no solo le da mejores perspectivas en su carrera artística, sino que le hace encontrarse consigo mismo y realizar su sueño, cuando menos lo espera.

Después de dos semanas sin dormir, Ben se queda con la sensación de que el “tiempo es irreal” y vaga entre la imaginación y la realidad. Se imagina que el tiempo se detiene, una técnica para no sentir pasar su turno y, congelándolo de esta forma, camina por el supermercado, “libre e inadvertidamente”.
Ben contemplando la belleza femenina con el tiempo congelado
Y es así que transcurre la primera parte de Cashback: con el tiempo congelado y Ben caminando por los corredores del supermercado, capturando la belleza femenina, porque ahora le resulta “sencillo” comprenderla y apoderarse de ella. Él se acerca a una mujer bonita en el corredor y le acaricia delicadamente el pelo y, mientras lo hace, narra cómo de niño le fascinó la belleza femenina. Él tenía unos 6 o 7 años de edad cuando en su casa se hospedó una estudiante extranjera, sueca, que salía del baño desnuda y caminaba sin ningún pudor hasta su habitación. Este comportamiento de la joven despertó en él una fascinación y “admiración” por la belleza de la mujer y, por ende, del desnudo; por tanto, desea congelar el mundo para vivir ese momento por una semana.
La estudiante sueca en la casa de Ben
Y eso es justamente lo que Ben hace: congela el tiempo y se acerca a las mujeres para dibujarlas. A todas las mujeres que las pinta les quita la ropa para capturar la “esencia” de la belleza femenina. Estas escenas transcurren de una forma lírica, a pesar de que se muestran los cuerpos desnudos sin ningún pudor. Este nudismo no es erótico y sí poético gracias, no solo a las reflexiones que hace el artista, sino al movimiento de la cámara, a los trazos de los dibujos y a la propia intención de Ben. Prevalecen los primeros planos y algunas; pero, lo más interesante del movimiento de la cámara es que esta se mueve lentamente, al ritmo delicado de los trazos del artista. Es como si ella fuera el pincel del artista para el espectador. Luego que él pinta a las mujeres, las vuelve a vestir y deja que el tiempo siga su curso.
Cashback: la fascinación por la belleza femenina
Cashback: Ben pinta mientras el tiempo para
A pesar de su “encanto” por la belleza femenina, Ben no consigue olvidarse de Suzy hasta que un día se fija en Sharon. Ella es una cajera que usa una técnica muy peculiar  para no sentir el aburrimiento de la noche en el supermercado: nunca mira el reloj para no sentir que el tiempo camina lentamente. Ben, al verla, siente un “flechazo por ella” y quiere congelar el tiempo, pero solo consigue hacerlo más lento. Después, cuando ella se va, él se siente solo.
Sharon
Sin embargo, Ben y Sharon se hacen amigos. Él le cuenta que él siempre quiso ser pintor y ella le confiesa que quiere estudiar español para viajar y poder trabajar porque siente que su vida, en el supermercado, se está perdiendo. Ambos tienen algo en común: un sueño y desean realizarlo.
La amistad nace entre Ben y Sharon
Después de cuatro semanas sin dormir, Ben ya no piensa en Suzy y ahora congela el tiempo solo para pintar a Sharon. La escena que muestra cómo le pinta es bellísima. Prevalecen los primeros planos, hay una música suave de fondo y la cámara está en permanente movimiento, lentamente, como si fueran los ojos del pintor que busca el mejor ángulo para pintar a la muchacha.
Con el tiempo congelado, Ben pinta a Sharon
Finalmente el hechizo de Ben se rompe cuando Sharon lo besa y él vuelve a dormir.

Es entonces que se llega al clímax de la película: Ben regresa al tiempo normal; ya no necesita congelarlo y va con Sharon a una fiesta organizada por el gerente excéntrico del supermercado, donde, aparentemente, como en toda comedia, se da la obvio: la magia entre Ben y Sharon se rompe cuando esta “ve el segundo equivocado de la historia de dos segundos”.

El camino de Sharon y Ben se separa y cada sigue su propio camino hasta que "el sueño" los vuelve a unir.

Algunas reflexiones.

Cashback es una bellísima película desde varios puntos de vista.

Primero hay que mencionar que la historia es narrada en primera persona por Ben y hay constantes retrospectivas al pasado que son los puntos que ayudan a entender la personaldiad del artista. Es una manera de conocerlo mejor, tanto a él como a su amigo Sean, que a pesar de ser un personaje secundario, cumple un papel importante en la vida de Ben. Por otro lado, estos regresos al pasado le dan sentido a los sueños de Ben, a su pasión por pintar mujer desnudas y hace que el expectador, principalmente el femenino, pueda ver los "desnudos" del supermercado con naturalidad artística, sin que nadie se sienta "violado".
La primera vez que Ben congela el tiempo, observa, analiza, comprende...
El congelamiento del tiempo es una imagen para dividir y unir, al mismo tiempo, la realidad y la imaginación. Al principio nos da la sensación de que el tiempo congelado no es más que la imaginación de Ben como una forma de huir de su drama y de su incapacidad de enfrentarse a Suzy, pues él, como ya lo dijimos anteriormente, es tranquilo y evita la confrontación con las personas; mas, después percibimos que él realmente consigue congelar el tiempo para capturar la esencia de la belleza que está a su lado y que no todas las personas la ven. Eso se puede ver en su propia relación con Sharon. Mientras el gerente del supermercado está interesado en ella y luego de salir una vez al cine con Sharon cuenta una historia ficticia sombre el “fantástico sexo” que tuvo con ella, Ben consigue ver y capturar la belleza profunda que hay en la cajera y  sorprende a todos, al final de la película en la primera exposición que hace de sus pinturas, con arte y pasión.
La esposición de Ben
Al hablar de Cashback también hay que hablar del nudismo. Los cuerpos femeninos desnudos, sin pudor, que aparecen son bellísimos. La posición en que cada una de las mujeres aparece, la forma en que Ben las pinta, el respeto y la admiración que tiene con el cuerpo femenino es sorprendente. La propia imagen de cuando Ben, de niño, ve a la joven estudiante extranjera llega a ser onírica a pesar de que por un segundo pueda parecer explícito.

Hay también que resaltar el fantástico trabajo de la fotografía y del movimiento de la cámara. Ésta cumple un papel fundamental en la historia porque ella habla tanto como las palabras y los gestos de los personajes. Podemos mencionar algunas escenas para ilustrar lo que queremos decir.

Después de que la relación terminó, Ben le llama por teléfono a Suzy. Quiere saber si hay chances de que ellos regresen. Mientras habla, la cámara se mueve en forma panorámica, lentamente, en primer plano. Ese movimiento muestra cómo el mundo de Ben gira y luego, cuando él cuelga el teléfono, la cámara se aleja y él cae lentamente en su propia cama, con la cámara enfocándolo desde el techo. La transición de él, que está en un teléfono público en el corredor de la residencia estudiantil hasta su cama, se da gracias al movimiento de la cámara.

Transición espacio-tiempo
Otra escena interesante sobre la transición de una escena a otra la vemos cuando Ben narra una historia de su infancia. Nos cuenta sobre su relación con Sean, su mejor amigo, y un episodio sobre Natalia, una vecina que dejaba que los niños la miraran desnuda a cambio de unas monedas. Después de contar los detalles de cómo llegaron a esa situación cuando eran niños, se ve la cola que formaban los niños en la patio para ver a Natalia. Uno de ellos está apoyado en una vieja lavodora y en el momento en que la cámara pasa por ella, la refrigeradora se transforma en una nueva, en el supermercado y se une el presente con el pasado. En todos los casos, siempre prevalecen los movimientos lentos que, no obstante, no se los puede confundir con cansancio.

De las muchas escenas cómicas, ridículas y algunas grotescas que hacen los compañeros de Ben en el supermercado, una de las más hermosas se da en el minuto dieciocho cuando, al ritmo del Bolero de Ravel, vemos a Barry en su monopatín paseando velozmente por los corredores vacíos del supermercado.

Cashback es una bellísima película. Sus reflexiones sencillas son profundas al mismo tiempo. Como dice el Ben: “Cuando uno se duerme no sabe que se durmió hasta que se despierta. Durante esas horas de ausencia otro mundo entra en vida”. ¿Y qué hay en ese otro mundo? Ben descubrió lo que hay en él.
Ben congela el tiempo y consigue que Sharon lo acompañe
Además, Cashback es una película que habla sobre el encuentro del amor que, como dice el protagonista: “está ahí, si tú quieres que así sea. Solo tienes que ver que está envuelto en belleza y que se oculta entre los segundos de tu vida. Sino te detienes un segundo, es posible que te lo pierdas”.

Para finalizar, hay que mencionar que la película se inspiró en un cortometraje realizado por el mismo director, con el mismo título que lo hizo en 2004 y que fue nominado  al Óscar de cortometrajes ese año. Cashback también participó en la Selección Oficial de Toronto Film Festival, San Sebastian Film Festival y SXSW Film Festival.

Texto original de Patricio Miguel Trujillo Ortega.

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