Con: Matthew Modine, Adam
Baldwin, Wincent D’Onofrio, Dorian Harewood, Arliss Howard, Lee Ermey.
Dirección: Stanley Kubrick.
La estupidez y las terribles consecuencias de
la guerra son temas que están presentes en el cine desde los inicios de este
arte; se han hecho buenas y malas películas con los objetivos más diversos:
defender una ideología, justificar los asesinatos, ganar dinero con el
sensacionalismo, hacer llorar al público con historias melodramáticas...
En fin, podríamos enumerar una lista grande de
las razones por las que se producen y por las que tienen éxito este género
cinematográfico; sin embargo, vamos a recordar una de las mejores películas de
guerra que trató el tema tabú de la guerra del Vietnam desde un punto de vista
diferente.
Nacido para matar de Kubrick apareció en 1987 no para
mostrarnos los horrores que suceden en la guerra, sino para “denunciar” la crueldad
con la que los “marines” estadounidenses son entrenados para matar. Un
entrenamiento en el que la dignidad humana es pisoteada con el solo objetivo de
que cada uno de los soldados se transforme en una máquina de asesinar. No
obstante, esas máquinas de matar son hombres y hay una frágil línea en la que
la humanidad del individuo podría ser rescatada.
Nacido para matar de Kubrick |
A pesar del gran éxito económico y de crítica
que tuvo esta película, quedó un poco ofuscada – para aquellos que viven de
estadísticas y piensan que el Oscar es
sinónimo de excelencia (sabemos que, como todos los premios, no es así pues hay
muchos criterios subjetivos e “intereses” al escoger las mejores películas del
año) – porque un año antes apareció Platton
(1986), otra gran película que mostró lo que hasta ese momento Hollywood no
había querido mostrar (los soldados estadounidenses no eran los grandes héroes
de la guerra Vietnam como defendían las producciones de los años setenta).
Nacido para matar se inspiró en la novela de Gustav
Hasford, The Short-Timers, y aunque las
críticas siempre dicen que la película está dividida en dos partes, nosotros creemos
que está divida en tres.
La degradación humana
La primera parte dura aproximadamente cuarenta
y cinco minutos y es tensa, persevera, aguda y cruel. Son cuarenta y cinco
minutos que pasan rápido. Las escenas se suceden una atrás de otra, con muchos
primeros planos y tomas generales. Con la primera escena, el director le
prepara al espectador para lo que va a suceder: un mundo donde las palabras y
las acciones sirven para humillar y degradar al recluta que no tiene el derecho
de defenderse. En la primera escena aparecen los rostros, uno después de otro,
de los reclutas a los que les están raspando la cabeza. Los movimientos de la
máquina son duros, rápidos y precisos.
Nacido para matar |
Los nuevos reclutas están en el centro de
entrenamiento de Parris Island y van a ser transformados en “auténticos”
marines, listos para combatir en Vietnam. Según el sargento Hartman,
responsable por el entrenamiento, ellos no valen nada como individuos, solo
como “marines” porque lo que perdura es la institución. Por tanto, Hartman
utiliza todas las técnicas posibles para hacerlos sentir insignificantes como
personas; durante el entrenamiento, los insulta todo el tiempo (todas las frases
del sargento están llenas de los peores improperios), los golpea
arbitrariamente, les da apodos humillantes y se burla con crueldad de cualquier
defecto de ellos. Los marines no pueden reaccionar y se ven obligados a aceptar
pasivamente la denigración a la que son sometidos.
Podemos decir que en esta primera parte no hay
diálogos y sí un “monólogo constante de terror” del sargento Hartman, pues su
voz es la que domina todo el tiempo y solo en muy pocos segundos los reclutas
pueden hablar. No importan sus sentimientos y no consiguen comunicarse entre
ellos. Cuando hablan o hacen algo sin la autorización, sufren las consecuencias de la ira del
sargento, quien desde el primer día ya les advierte que siempre tendrán que
usar la palabra “señor” antes y después de hablar: “Señor, sí, señor; señor,
no, señor”.
Bufón y el sargmento Hartman: ¡Señor, sí, señor! |
Ellos solo pueden obedecer: no se les permite
pensar ni sentir.
Esa es la imagen que tiene Hartman sobre cómo
deben ser los marines para que estén preparados para matar.
Bufón y Patoso |
Bufón es un joven que sueña en “ser el primer chico de su barrio en tener
una muerte vietnamita certificada”. Es burlón, sarcástico y vive
intensamente la dualidad entre matar y vivir, entre la guerra y la paz. La
escena más importante de Bufón en la primera parte es cuando Hartman lo designa
como jefe del pelotón porque le gustó la claridad con la que habló. Bufón se
niega a creer en el personaje de la Virgen
María y cuando el sargento se enfurece y le exige una explicación, Bufón le
dice que, sea cual sea la respuesta que él le dé, el sargento lo golpeará de
igual forma. Bufón, como jefe del pelotón no tiene ningún derecho especial y
recibe los mismos tratos que sus otros compañeros.
Patoso es quien ejemplifica la transformación
que sufren los jóvenes reclutas en ese duro proceso al que los somete el
sargento Hartman. Él es gordo, alto, inseguro, tímido y cuando el sargento lo
encara, él sonríe como consecuencia de su inseguridad, pero parece que se está
burlando. Por esto, Hartman empieza a humillarlo de una forma cruel, tratándolo
como si fuera un enfermo mental. Hay varias escenas que muestran esta situación
dolorosa a la que se le somete. Podemos mencionar dos: en una de ellas él tiene
que permanecer sentado, chupándose el dedo como si fuera un bebé mientras los
reclutas hacen flexiones de pecho. En otra escena, Patoso marcha en último lugar
en el pelotón con el dedo en la boca, nuevamente como si fuera un bebé, y con
los pantalones caídos, lo que le impide de ir al ritmo de sus compañeros.
Esta situación no provoca risas en el
espectador pues las escenas son duras y no hay ningún tipo de humor. Se ve la
incapacidad que tienen los jóvenes de defenderse: son vulnerables al
autoritarismo de la institución militar que solo quiere “marines” que sean capaces
de destruir al enemigo, sin ningún otro tipo de emoción.
La situación de Patoso es tan crítica que
Hartman, no por compasión sino como una forma más de humillarlo, le designa a
Bufón como responsable de Patoso. Entonces, él tiene que enseñarle a hacer
todo: se lo ve cómo le enseña a lustrar las botas, a limpiar el arma, a
vestirse, a hacer los ejercicios físicos. Las pocas veces que ambos conversan,
se ve a un Bufón “humano”: delicado, dedicado y paciente.
Nacido para matar |
Sin embargo, esta situación llega a su momento
más tenso cuando Bufón tiene que vencer su “debilidad humana” para sobrevivir
entre los reclutas: en una inspección de rutina, el sargento Hartman descubre
que Patoso ha escondido un dulce en su equipaje y que come fuera del horario
regular. Entonces, Hartman decide castigarle al pelotón, porque les acusa de
que no han sido capaces de enseñarle las reglas a Patoso. Por tanto, el
sargento le obliga a Patoso a que se coma el dulce mientras les castiga a sus
compañeros. Esta acción provoca la ruptura entre Patoso y el resto del pelotón;
por tanto, una noche el pelotón decide darle una lección a Patoso y Bufón se ve
obligado a participar en el suceso.
El pelotón es castigado frente a Patoso |
Patoso está durmiendo en la litera cuando
Bufón, con una toalla, le tapa la boca con fuerza; al mismo tiempo, dos
compañeros lo inmovilizan con fuerza, usando una cobija, mientras tanto, todos
los integrantes del pelotón, inclusive Bufón, le golpean con mucha fuerza en la
barriga con un pedazo de jabón envuelta en una toalla. Solo se escuchan los quejidos
desesperados de Patoso que no puede defenderse y los golpes crueles de sus
compañeros.
Como consecuencia de eso, Patoso cambia
totalmente y se vuelve más introvertido. Empieza a hacer las actividades mucho
mejor, desarrolla una habilidad extraordinaria para disparar y pierde el
sentido total de la vida. Por eso, la primera parte finaliza con el asesinato
de Hartman y el suicidio de Patoso.
Patoso perdió el sentido de su vida |
Vale la pena resaltar en esta primera parte, un
trecho del “creo del fusilero” que los reclutas deben recitarlo: “Este es mi fusil; hay otros muchos pero
este es el mío. Mi fusil es mi mejor amigo y es mi vida; tengo que dominarlo
igual que me domino a mí mismo. Sin mí, mi fusil no sirve, sin mi fusil, yo
tampoco sirvo. Tengo que acertar con mi fusil; tengo que disparar al enemigo
que quiere matarme; tengo que darle antes de que me dé a mí. Lo haré....”
Patoso y Bufón |
El “credo del fusilero” es un resumen de lo que
se espera de los marines y para eso deben perder por completo cualquier rasgo
de su humanidad.
El credo del fusilero |
Segunda parte.
La segunda parte de Nacido para matar dura
pocos minutos y la historia sucede en Vietnam, a donde Bufón ha ido como
corresponsal de guerra de los marines y trabaja en el periódico militar Barras y Estrellas.
Esta segunda parte, que dura pocos minutos,
sirve para que conozcamos cuál es la situación de Bufón, quien aún no ha ido al
campo de batalla y se dedica a su trabajo, como dice su jefe, que es manipular
la opinión pública, inventando noticias falsas, que es lo que “el público”
quiere saber: soldados norvietnamitas que desertan, la reconstrucción del país
con la ayuda de los soldados estadounidense, combates victoriosos, etc.
Bufón y Rompetechos en Vietnam |
El Bufón que vemos aquí es irónico, sarcástico
y se burla de todo. Las escenas que muestran son de las reuniones con su jefe y
los otros integrantes del periódico, paseos por la calle donde ve a una
prostituta, con quien regatea el precio, cómo le roban a su compañero de
trabajo la cámara de fotos, y la visión que tiene de Vietnam se resume en la
siguiente frase: “Estamos aquí para
ayudarles y cuando pueden, nos joden”. Es una visión estrecha de lo que
sucede y que tomará otra dimensión en la tercera parte de la película.
La dualidad: nacido para matar vs paz y amor.
Bufón usa en su uniforme el símbolo hippie de
paz y amor al mismo tiempo que en su casco está escrito: nacido para matar.
Esta es la dualidad no sólo de él, sino lo que
Kubrick nos deja al final de la película: los marines son entrenados para que
sean crueles, fríos, precisos y que, de alguna forma u otra, disfruten
cumpliendo con su obligación: matar al enemigo; sin embargo, hay algo de
“humano” que algunos marines no lo pierden por completo.
Vaquero al mando del pelotón |
Una parte de esta crueldad se ve cuando Bufón,
junto con un fotógrafo, Rompetechos, son enviados al frente de batalla para
registrar lo que está sucediendo, justo cuando se da la famosa “Ofensiva del
Tet” (enero de 1968 y que cambiará el curso de la guerra del Vietnam). Los dos
vuelan en un helicóptero en el que está un marine que dispara con su arma a
cualquier vietnamita (hombres, mujeres, niños) que aparece, pues todos son
sospechosos y, mientras lo hace, cuenta con orgullo la cantidad de muertos que
él tiene (más de cien) ya que “todo lo
que se mueve es un vietcong; todo lo que esté quieto es un vietcong
disciplinado”.
Fusilero matando a cualquier vietnamita |
En el frente de batalla, Bufón intenta
localizar a su antiguo compañero de instrucción, el Vaquero. Durante una serie
de escenas acompañamos la situación en la que viven los marines en relación a
su trabajo que están cumpliendo. Una de estas escenas, verdaderamente grotesca,
es cuando los soldados están sentados en el suelo y cada uno pronuncia una
serie de palabras ante los cadáveres; incluso, hay un soldado del vietcong
muerto, sentado, como si estuviera fumando, del cual se burlan. Es una escena
que muestra el sentir de los soldados en relación a sus enemigos, a sus
creencias y a la propia a la muerte.
Después de una serie de eventos militares, el
pelotón, ahora bajo el mando del Vaquero, pues su superior ha muerto, se
equivoca de dirección y cae en una emboscada. Un francotirador,
estratégicamente, les ha cerrado el paso en una serie de edificios en ruinas y
elimina a un soldado. El Vaquero solicita ayuda por radio, pero no le atienden
a su pedido y otro soldado intenta ayudar al compañero caído. Los minutos que
viven ese instante son angustiantes pues, por un lado Vaquero intenta salvar la
vida de todos y quiere retroceder, pero por otro lado no sabe cómo rescatar a
los dos soldados caídos.
Nacido para matar - Paz y amor: la dualidad de Bufón |
A pesar de los cuidados, la situación del
pelotón es de extremo peligro frente a la posición privilegiada del francotirador
quien, con un disparo preciso alcanza a Vaquero, que muere entre espasmo en los
brazos de Bufón.
Finalmente Bufón ve la muerte, que tanto quería
ver, en sus propias manos.
La acción continúa hasta que Animal localiza el
lugar exacto donde está el francotirador, que es una mujer, y Bufón y
Rompetechos consiguen llegar a lugar preciso donde ella está. Bufón intenta
matarla, pero su arma no le funciona y Rompetechos le hiere mortalmente a la
francotiradora, que no muere y pide, en su lengua, que la maten, pues está
sufriendo mucho.
Este es el momento crucial del Bufón. Lo
volvemos a ver en la dualidad. Él quiere que le maten a la mujer para que no
sufra, pero los otros soldados quieren dejarla tirada en el suelo, herida,
sangrando, para que muera sufriendo, después de todo ella mató a tres soldados.
Bufón se ve obligado a tomar una decisión y se transforma, finalmente en el primer chico de su barrio en tener una
muerte vietnamita certificada.
Pero cabe formular una vez más la pregunta: ¿lo
mató por compasión o por venganza?
Nacido para matar es una película obligatoria que le
seduce al espectador, inclusive a aquel que no le gusta el cine bélico, puesta
esta obra de Kubrick, cinematográficamente es de excelente calidad y,
filosóficamente, es una denuncia que no pierde su vigencia en los días de hoy y
que, probablemente, conforme avancen los años, por el camino que vamos,
continuará valiendo aunque el frente de batalla sea en otras regiones.
Texto original de
Patricio Miguel Trujillo Ortega.
Queda prohibido la
reproducción total o parcial del texto en cualquier medio sin la autorización
escrita del autor.
me gustó mucho.
ResponderExcluiren lo único que no estoy de acuerdo es que la película está dividida en tres partes. Toda la acción pasa en Hue. En la novela, la tercer parte en Khe San donde es muerto Cowboy.