Con: Leonor Watling, María Pujalte, Silvia
Abascal, Rosa María Sardá, Eliska Sirová.
Dirección: Inés París y Daniela Fejerman.
A mi madre le gustan las mujeres es una de las mejores comedias
españolas de los primeros años de este siglo no solo por ser una obra dinámica
y algunos personajes interesantes, sino también por la valentía de tratar un
tema familiar tan complejo –el lesbianismo- de una manera sencilla y, al mismo
tiempo, profundo.
Es verdad que la película tiene una influencia
muy obvia de las llamadas “comedias
románticas” estadounidense; mas esto no le quita la calidad, aunque es
verdad que le resta puntos porque, lamentablemente, usa, sin abusar, en algunos
momentos los típicos “estereotipos” del cine de los Estados Unidos tanto en
personajes como en situaciones, lo que le empobrece a la obra, que tenía todo
para ser fantástica.
A pesar de que estas últimas observaciones no
son cien por ciento optimistas, vale la pena insistir diciendo que A mi madre le gustan las mujeres es
una película buena que hay que verla y analizarla.
Empecemos hablando sobre el lesbianismo.
El título de la película ya nos dice todo, pero
es tramposo. Sin embargo, es una trampa bien preparada que las directoras
supieron llevarla muy bien. ¿Por qué?
Jimena, Elvira y Sol en la casa de Sofía, la mamá |
Aunque es verdad que la mamá protagonista (Rosa
María Sardá) de la película se descubre lesbiana y vive una relación de pareja
con otra mujer, la obra no discute el lesbianismo: no lo cuestiona ni lo manipula
ni lo juzga. En verdad, el lesbianismo de la mamá es simplemente el punto de
partida para que su familia resuelva sus propios problemas; o mejor dicho, para
que sus hijas descubran lo que son y lo que quieren en la vida, sin importar
cuál es el sexo preferido de la mamá.
La reacción de cada una al saber que a la mamá está enamroada de una mujer |
Por eso es interesante afirmar que la trampa
que las directoras nos tienden está bien montada porque la mayor parte de los
93 minutos que dura la película, no acompañamos el desarrollo de la vida sexual
y/o emocional de la mamá (ya que ella está segura de lo que ella es y está muy
feliz viviendo intensamente ese momento de su vida), sino los dramas de sus
hijas que no tienen nada que ver con la sexualidad de su madre, sino con ellas
mismas.
Los principales personajes de A mí madre le gustan las mujeres son
mujeres: Sofía, de más de cincuenta años, divorciada desde hace mucho
tiempo, es madre de tres mujeres que ya son adultas. Ella es una pianista
famosa y hace poco tiempo ha empezado a vivir con Eliska, una joven
pianista checa que ha ido a España a estudiar con una beca. Ambas mujeres viven
en la casa de Sofía. Las pocas veces que se las ve juntas en la película, son
cariñosas, gentiles, discretas en su comportamiento (es decir, no hay ningún
tipo de escena sexual explícita o semi explícita). Inclusive, no se la ve
besándose “desenfrenadamente” como es típico en las “comedias románticas”.
Elvira y sus confesiones neuróticas |
A pesar de las diferencias de edad, se percibe
desde el principio que hay un amor auténtico entre ellas y mucho respeto y
consideración mutua. Sofía sabe que a sus hijas les choca la noticia de que a
ella ahora le gustan las mujeres, pero no se preocupe en tratar de convencerlas
de lo que ella está haciendo. Sofía es una mujer adulta y sabe lo que hace y no
debe dar ninguna explicación extra a nadie. Al contrario, se esfuerza para que
sus hijas y Eliska se lleven bien.
Jimena es la hija mayor de Sofía. Está casada, tiene
un hijo y su relación con su marido no está bien. Cuando se entera que su mamá
es lesbiana, tiene mucha dificultad en aceptarlo. Ella dice: “Yo no tengo nada contra los gays y las
lesbianas, de verdad; pero a su edad... Ya podía sentar un poco la cabeza.
(...) Es nuestra madre. ¡Sí, hasta tiene un nieto!” Conversando con sus
hermanas, piensa que su mamá es una egoísta que solo está pensando en ella
misma.
Como se puede percibir, Jimena es una mujer
conservadora e hipócrita porque afirma que no tiene nada contra las lesbianas,
siempre y cuando eso no le afecte. Es la típica persona que declara
públicamente ser “tolerante”, pero que en verdad piensa lo contrario.
Sol es la hija menor y la más liberal de las
hermanas. Piensa que no hay ningún problema que a su madre le gusten las
mujeres y defiende la bisexualidad. Se nota por sus actitudes y expresiones que
sus palabras son auténticas y que ella vive tal como piensa. Sin embargo, no
acepta totalmente la situación de su madre porque afirma que a Sofía siempre le
han gustado los hombres.
A pesar de esta contradicción, es la que más
celebra la situación de su madre y lo hace componiendo una canción (ella es
cantante y tiene un grupo de rock) que la interpreta en un concierto, al que
por cierto va toda su familia. Esta canción-tema de la película es uno de los
momentos más graciosos de la obra. Parte de la canción dice:
Hoy les quiero presentar
a la novia de mamá;
me quise suicidar
cuando me dijo que tiene
una mujer
lamiéndole el vientre.
A mi madre le gustan las
mujeres...
Vamos todas a bailar
con la novia de mamá..
Sol cantando "a mi madre le gustan las mujeres" |
Elvira, interpretada magníficamente por Leonor
Watling, es la hija del medio y totalmente neurótica. La película se centra en
ella. Como dijimos al principio, el título de la obra nos engaña si creemos que
vamos a ver la historia de Sofía y su novia, porque en verdad lo que el público
presencia es la neurosis de Elvira y el drama que hace cuando se entera que su
mamá es lesbiana.
Elvira es la neurótica más guapa, graciosa y
divertida del cine español. Es un personaje muy bien construido y acapara las
mejores escenas de la película. Es un personaje que se mantiene coherente a lo
largo de la obra e, incluso, cuando al final es ella la que soluciona el
problema que ella misma lo creó, lo hace con la madurez y la neurosis que se
espera de ella.
Por tanto, hablar de A mi madre le gustan las mujeres
es hablar de Elvira y su drama de ser mujer.
Después que Sofía les cuenta a sus hijas, que
fueron a la casa de ella a celebrar su cumpleaños, que está enamorada de una
mujer, Elvira entra en una crisis neurótica total. Dice que va a asumir que su
mamá es lesbiana, pero no consigue hacerlo. A su terapeuta le confiesa que como
a ella le va mal con los hombres, ahora tiene miedo de que también le empiecen a gustar las mujeres, como a su
mamá. Al mismo tiempo, está desesperada porque no tiene dinero para dedicarse a
lo que más le gusta, que es escribir; además, trabaja en una editorial que
tiene problemas financieros y su jefe no la valora. Las palabras de Elvira son
claras: “no tengo dinero, no tengo tiempo
para dedicarme a escribir, no tengo autoestima y ahora, tampoco tengo identidad
sexual”.
Sin embargo, Elvira es una mujer fuerte y según
su terapeuta todo le da miedo por lo difícil que es su relación con su madre. A
partir de ahí, hay una serie de escenas en las que Elvira intenta encontrar su
identidad y lo único que consigue demostrar es que es totalmente neurótica.
La primera escena que comentamos es cuando ella
va con su jefe a un restaurante para conversar con un escritor famoso, Miguel.
El jefe le pide a Elvira que no pida nada caro porque la situación económica de
la empresa no es buena. Durante la reunión, Elvira, para desquitarse del jefe
por la forma en cómo él la trata, le critica, se burla de él y pide los platos más
caros; además, afirma que no ha leído nada de lo que Miguel ha escrito. Luego
se va de la reunión histérica, pero en medio del camino encuentra la forma de
volver donde está Miguel y confesarle que sí ha leído todo lo que él ha escrito
y que le encantan sus obras.
Elvira es contradictoria, fuerte, sensible y
muy graciosa.
Esa misma neurosis la vemos cuando ella va a la
casa de su madre a pedirle que le preste dinero para poder dedicarse a la
literatura, un consejo que le dio su terapeuta porque sería una forma de
autoafirmarse ya que asumiría el compromiso de pagarle a su madre esa deuda.
Elvira |
Y así podemos ir enumerando una serie de
escenas, cada una más graciosa que otra, sobre los conflictos que vive Elvira,
como por ejemplo, cuando se encuentra con su papá y sufre al explicarle que su
mamá tiene una novia. Es divertido ver la agonía por la que ella pasa al contar
un hecho que su papá lo toma con una naturalidad total. El contraste padre-hija
es formidable.
Hasta ese momento (ya ha transcurrido la
primera media hora de la película) la relación de Sofía y su novia va por buen
camino; sin embargo, surge un conflicto que pone en peligro
la relación de las dos mujeres. Las hijas de Sofía deciden montar un plan para
separar a la pareja. Ellas creen que Eliska se está aprovechando de su mamá y
que Sofía, como está enamorada, está ciega y no ve lo que pasa a su alrededor.
La idea de las hermanas es montar una trampa para demostrar que Eliska es una mujer falsa.
Ellas quieren que Eliska sea seducida por otra
mujer para mostrarle a Sofía cómo ella la ha engañado. Jimena dice: ¿vamos a buscar una lesbiana para que
seduzca a la novia de nuestra madre?
Sol con sus hermanas en un bar de lesbianas |
La preparación de esta confabulación familiar
es muy graciosa por la forma como se dan los diálogos que revela la
personalidad de las tres hermanas: la extrema neurosis de Elvira, los
prejuicios sexuales de Jimena, que continúa afirmando que no tiene ningún
problema con las lesbianas y la vida liberal y desordenada de Sol.
Sol intentando "seducir" a Eliska |
El único problema es que ellas no consiguen lo
que se proponen y, al contrario, se agrava la situación de Elvira que, a esa
altura está enamorada del escritor Miguel y, gracias a sus dramas, su relación
fracasa.
Las confesiones que le hace Elvira a su
terapeuta son divertidas y un buen ejemplo de neurosis. Elvira le dice al
psiquiatra que sus hermanas le han pedido que seduzca a la novia de su mamá porque
tal vez se dieron cuenta que la parte lesbiana que ella tiene se siente atraída
por Eliska. Está convencida de que es el principio y está desesperada porque
huye de Miguel, el hombre que le gusta y acaba de soñar con una compañera de la
escuela, cuando tenía 5 años, y le ha visto las bragas. Por eso, cuando se
encuentra con Miguel en el lanzamiento de un libro y él le pregunta qué le
apetece, ella responde desesperadamente: “un
polvo; un polvo muy masculino y salvaje”.
Elvira, borracha, besa a Eliska |
Aparentemente Elvira piensa que su problema
está relacionado con su sexualidad, solo que ese es su pretexto porque, en
primer lugar, ella no es lesbiana y en el fondo no le incomoda la
homosexualidad de su madre; su problema es su inseguridad. Tiene miedo de
mostrar sus emociones. Se siente juzgada, oprimida; es pesimista, no se valora
y está comparándose siempre con los demás. Todo esto se resume en las palabras
que le dice su padre: “solo te falta
valor para ser tú misma”.
Y eso es lo que Elvira tendrá que hacer:
encontrarse con ella misma, sin medio de ser lo que ella es. Y se verá obligada
a hacerlo porque por culpa suya termina la relación de Eliska y su madre y,
como consecuencia, Sofía cae en una profunda depresión. Entonces, tanto Elvira
como su hermana se ven obligadas a buscar la manera de volver a unir a la
pareja cuando comprenden que las dos mujeres se aman y que tienen derecho de
vivir su relación como ellas quieren, sin la interferencia “proteccionista” de las
hijas.
Sofía deprimida por el fin de su relaicón con Eliska |
Solo cuando Jimena, Elvira y Sol se dan cuenta
de eso, es que ellas pueden encontrarse consigo mismas. Porque el problema no
es la mamá lesbiana; el problema son ellas: Elvira y su neurosis; Sol y la
falta de madurez para salir definitivamente del hogar materno y vivir como
adulta y Jimena que necesita resolver sus propios problemas matrimoniales.
Y este es el aporte valioso de A mi
madre le gustan las mujeres. Sofía, como mujer, tiene derecho de amar a
quien ella quiere y, como persona adulta, hace sus mejores opciones. Sus hijas
no pueden intervenir y decidir lo que ella debe hacer simplemente porque no
comparten las mismas ideas que, en este caso, no es el homosexualismo (que es
un pretexto) sino la inmadurez, la dificultad de ser adultos, de caminar con
sus propios pies. Cuando lo hacen se dan cuenta que a la madre de ellas
realmente le gustan las mujeres. ¡Y es feliz!
Sol, Elvira y Jimena intentan convencer a Eliska de que vuelva con Sofía |
La reconciliación |
La película trata la historia de una forma
sencilla, sin mucha profundidad psicológica y/o social. Los conflictos que se
dan entre los personajes son bastante obvios, aunque hay mucha originalidad en
la forma en que se los resuelve. Como es una comedia, que no llega a ser
“romántica” y sí “neurótica”, todos los conflictos se resuelven y hay un final
feliz para todos. Y lo bueno es que el propio final feliz es original y nos
sorprende con un humor de buen gusto.
La boda: una de las mejores escenas |
A mi madre le gustan las mujeres: final feliz |
Lo único malo que realmente debemos destacar
son los estereotipos que la película tiene en más de una oportunidad, tal vez
como influencia del cine estadounidense, como lo mencionamos al principio. Son
escenas que ya han sido vistas miles de veces y que no aportan nada en absoluto
y, lamentablemente, continúan siendo usados. Lo más trágico es que la gente
continúa viendo esas escenas y riéndose de algo que, de gracioso no tiene nada.
Vamos a mencionar algunos de los estereotipos patéticos, sin entrar en los
detalles, que hay en esta película y que el espectador las encuentran en muchas
otras: cuando Sofía, Eliska y las tres hermanas pasean juntas en bicicleta y la
mamá es la que está en mejores condiciones físicas, a pesar de los comentarios
sarcásticos de las jóvenes; la forma en que Elvira intenta evitar que Sol
seduzca a Eliska; los besos y abrazos desesperados que empiezan apenas entran
al departamento de Elvira... Y así podríamos mencionar más...
Sin embargo, insistimos al decir que la
película es muy buena y merecidamente ganó algunos premios: recibió tres
indicaciones al Premio Goya en las categorías de mejor actriz (Leonor Watling),
mejor director novato y mejor banda sonora. Ganó el premio de mejor actriz
(Leonar Watling) en el festival de Cartagena y el premio del público y de mejor
actriz (Leonor Watling) en el Festival Hispánico de Miami.
Texto original de
Patricio Miguel Trujillo Ortega.
Está prohibida la
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escrita del autor.
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