Con Allison Whitbeck, Vladimir
Mashkov, Mariya Shukshina.
Dirección de Karen Shakhnazarov.
La hija americana es una película rusa que, después
de los veinte primeros minutos, uno la ve con una sonrisa en el rostro y una
emoción sin par hasta el final. Es imposible permanecer insensible frente a
esta ‘fábula’ contemporánea sobre el amor inquebrantable de una niña de siete años
por su padre. Para comprenderla plenamente hay que dejar de lado la
“objetividad” del adulto y entrar en lo más profundo de las emociones de una
niña, y más aún de una niña de hace más de veinte años: una generación muy
diferente de la que tenemos hoy, principalmente en lo que se refiere a la
influencia de la tecnología.
Por otro lado, hay que entender que
el cine ruso juega con nuestras emociones de una manera particular, pues
estamos hablando de otra cultura, por tanto, de otra idiosincrasia, otra manera
de pensar. Inclusive, otra manera de hacer cine.
De todas formas, La
hija americana es una bellísima película del cine ruso post-soviético
que hay que verla y reverla. Se trata de una película que hay que rescatarla y
no dejarla solo para las “muestras culturales”, que tienen un público limitado.
Es una obra que encanta y deja una lección de vida.
La historia de ‘La hija americana’.-
La hija americana sucede en los años noventa, después
que la Unión Soviética colapsó, dando lugar a una serie de eventos que
transformó por completo el estilo de vida al que estuvieron acostumbrados los
rusos por más de setenta años.
Helen vive su "sueño americano" |
Helen es una joven rusa que abandonó
a su marido y se llevó a la hija de ambos, que en aquella época tenía tres años
de edad. Se fue a vivir a los Estados Unidos, donde ahora está casada con un
empresario millonario. Ella siempre le ha dicho a su hija, Anya, que su padre
estaba muerto; además, le ha educado en el estilo de vida estadounidense, a tal
punto que la niña solo habla inglés, no sabe nada de su pasado en Rusia y, con
su madre, vive el famoso “sueño americano”, rodeada de lujo.
Varakin, el padre de Anya, llega a
San Francisco cuatro años después con el objetivo de rever a su hija y de
tratar de crear lazos afectivos con la niña de siete años de edad. Él está
profundamente disgustado con su exesposa, a quien acusa de haberle robado a su
hija; más aún si se considera que la ley rusa, como se informa en la película,
le daba a él la custodia de la niña. Él no sabe inglés, pero con la ayuda de un
amigo ruso que está radicado en los Estados Unidos desde hace algún tiempo y
que trabaja como taxista, descubre dónde vive su hija y en qué escuela estudia.
La hija americana: Varakin en el taxi de su amigo en San Francisco |
La película empieza con Anya, una
niña tímida y aparentemente feliz, que no consigue dormir por la noche. Sale en
silencio de su casa, en medio de la noche y entra a un helicóptero que está
estacionado en los terrenos de la mansión. Entonces, ella se imagina que está
volando en la nave. Helen aparece y la lleva de vuelta a la cama. Se da cuenta
que hija continúa pensando en su padre, mas en lugar de consolarla, insiste en afirmar
que su padre ha muerto y que ahora tiene un nuevo padre que le da todo lo que
necesita.
La hija americana: Anya sale de la casa de noche para ir a jugar en el helicóptero |
Un par de días después, Varakin
llega a la escuela donde estudia Anya. Con timidez, se aproxima a la niña, pero
mantiene una gran distancia física. Anya, al verlo, corre hacia su padre, lo
abraza y le dice en inglés: “yo sabía que
no estabas muerto”. Varakin se emociona al descubrir que su hija no lo ha
olvidado, y aunque tienen la dificultad lingüística para comunicarse, padre e
hija viven ese reencuentro a lo máximo. No hay palabras para describir las
emociones de ambos.
La hija americana: el reencuentro. Anya ve a su padre y lo reconoce |
La hija americana: el reencuentro. Varakin espera la reacción de anya |
La hija americana: Anya y Varakin |
Cuando Helen se entera que Varakin
ha llegado, quiere saber qué es lo que él está haciendo en los Estados Unidos.
No está satisfecha con la presencia de su exmarido y le propone un trato: podrá
ver a Anya una vez por año, su marido actual le dará a él tres mil dólares y le
pagará el pasaje de avión. Ella no quiere que él tenga más contacto con su
hija. Pero Varakin no acepta la propuesta de Helen y cuando quiere conversar
con su hija, no puede hacerlo porque su exesposa ya lo ha denunciado a la
policía, en nombre de su hija, le prohíben que se acerque a la niña, así como a
la casa en la que ella vive.
La hija americana: el amigo de Varakin le recomiendo prudencia al padre de Anya |
El amigo de Varakin lo convence de que
no haga ningún disparate, pues le dice que en los Estados Unidos ‘las cosas’ no
funcionan de la misma manera que en Rusia. (Este es un leimotiv a lo largo de la película, ricamente utilizado para trazar
las diferencias culturales con las que tiene que enfrentarse Varakin).
La hija americana: Anya toma la iniciativa de huir con su padre |
Anya, sin embargo, que ya se había
dado cuenta que su padre estaba siempre en un mismo taxi, consigue descubrir
por teléfono la ubicación del vehículo y va al encuentro de su padre, para
proponerle que la lleve con él a Rusia, para conocer a la abuela.
Varakin se queda feliz con la idea y
él y la pequeña Anya empiezan un viaje por las carreteras del país con el
objetivo de llegar a México, para desde ahí intentar ir a Rusia, pues saben que
sería imposible salir de los Estados Unidos por cualquier aeropuerto. Mientras
ambos viajan en un bus, ven las noticias en la televisión y se enteran que la
policía los busca y que él es acusado de haber raptado a su hija.
La hija americana: padre e hija se tapan el rostro en el bus para que nadie los reconozca |
A partir de ese momento, padre e
hija inician un viaje de aventuras por las carreteras y el interior de los
Estados Unidos, en los que aprovechan para conocerse, intentando vencer los dos
obstáculos que tienen por delante: el
idioma y la policía, pero sobre todo, disfrutando de cada oportunidad que se
les presenta para llenar ese vacío que quedó en ambos por causa de la
separación, principalmente el de Anya.
Una película sensible y profunda
sobre el amor de un padre y una hija.-
La hija americana es una película profunda y sensible
sobre el amor de una niña por su padre, a quien no ha conseguido olvidarlo a
pesar de que su madre ha insistido, durante los últimos cuatro años, en decirle
que estaba muerto.
La hija americana: Anya no es realmente una niña feliz |
Anya no consigue vivir el “sueño
americano” del lujo y la opulencia de su madre, pues para ella ese mundo no le
satisface nada debido a que tiene un gran vacío por dentro. Tanto es así que en
las escenas en las que se le ve jugando en la escuela con otras compañeras, su
fisonomía se altera constantemente: después de un momento de alegría, sus ojos
expresan una profunda tristeza. Esa tristeza que su madre no consigue verla
porque no desea. Tal vez para no tener que responder un posible cuestionamiento
sobre el hecho de haber separado a su hija de su padre.
Anya toma la iniciativa de huir con
su padre y durante toda la película ella hará todo lo posible para que ambos
puedan estar juntos, para que nadie los vuelva a separar bajo ninguna
circunstancia. Una de las escenas más importantes y hermosas que retratan estos
sentimientos es cuando ambos son atrapados por la policía, en el interior del
país, y el comisario le pide a Anya que le explique a su padre lo que debe
hacer: quitarse el cinturón y los cordones de los zapatos porque lo van a
llevar a una celda, mientras esperan el trasladarlo definitivo (volver a San
Francisco). Anya, después de explicarle a su padre con gestos lo que hay que
hacer, se quitá su propio cinturón y lo coloca en la mesa del comisario y le
dice que ella también debe ser encerrarla al lado de su padre. El comisario
ordena que coloquen una silla al lado de la celda donde Anya permanecerá
sentado todo el tiempo, compartiendo al máximo todo lo que puede con su padre:
las alegrías y las tristezas.
La hija americana: Varakin y Ana en la playa |
La película muestra con bastante
humor, y de una manera sincera y sin artificios, el esfuerzo que hacen Anya y
Varakin para comunicarse y, principalmente, para entenderse. Varakin hace todo
lo posible para recordarle algunos detalles de cuando ella era niña y vivía en
Rusia. Le enseña palabras cotidianas de su lengua y ambos establecen una
complicidad para salir adelante a pesar de las dificultades que se les presenta
en medio del camino. Anya sabe que su padre está vulnerable porque al estar en
un país que no es el suyo, él no comprende nada de lo que sucede a su
alrededor, por lo que ella prácticamente lo “cuida”. Ella está atenta a cada
detalle y lo soluciona con una practicidad impresionante, pero sin perder su
propia inocencia de niña. Son realmente emocionantes las diversas aventuras que
viven Anya y Varakin en esta película road
movie.
La pareja: Helen y Varakin.-
Lo primero que hay que mencionar es
que La
hija americana habla solo sobre el presente. No se sabe nada de cómo
fue la vida de la pareja (Varakin y Helen) en la antigua Unión Soviética.
Incluso, cuando en una escena Anya le pregunta a su madre si Varakin la pegaba,
ella le dice que nunca la maltrató. Es la única referencia al pasado de ambos.
Por el comportamiento de Helen,
podemos suponer que ella abandonó a su esposo porque es una joven ambiciosa que
aprovechó la primera oportunidad que se le presentó para irse de la nueva Rusia,
que estaba en caos, en búsqueda de su “sueño”. Tampoco se sabe cómo lo
consiguió. No hay ningún indicio de lo que ello hizo durante los últimos cuatro
años. Pero sí hay detalles de su comportamiento que muestran que es una mujer
fría y calculista. No es una madre muy cariñosa. Se preocupa más por las
cuestiones materiales. No duda en hacerle propuestas económicas a Varakin para
que se olvide de su hija. Ella no consigue formular ningún tipo de argumento
para que Anya no pueda estar con su padre. Incluso muestra una crueldad, ejemplificada
varias veces a través de su rostro inexpresivo, cuando le ofrece a Varakin un
ultimátum: él ya está en la cárcel y tendrá que cumplir una pena de cuatro años
por el “secuestro” de su hija. Ella le da la oportunidad de salir de la prisión
con la condición de que renuncia a su hija para siempre.
Del pasado de Varakin tampoco se
sabe nada, a no ser que es músico, toca muchos instrumentos y tiene un grupo.
Él no perdona a Helen por haberle robado a su hija y está dispuesto a hacer
todo y a soportar todos los sufrimientos para recuperar ese tiempo perdido con
Anya, para establecer con ella una relación auténtica de amor paternal. Está
dispuesto a quedarse en la cárcel cuatro años, pero no a perder a su hija.
Varakin no entiende el modo de ser de los estadounidenses, y eso solo parece
complicarle las cosas, pero está listo a sacrificar todo de su vida con tal de
tener ese amor con su hija: simplemente un amor puro de padre e hija.
Anya.-
Anya, interpretada por Allison
Whitbeck, que según el IMDb solo hizo dos películas, carga sobre sus espaldas
la película. Es ella quien le da vida a la historia con cada una de las
decisiones que toma. Son muchas y solo como ejemplos podemos citar algunas: la
decisión de huir con su padre; el cambiarse de ropa, de cortarse el pelo y de
conseguir nuevas ropas para su padre para que nos los reconozcan; el improvisar
al decir que su padre es “mudo”, cuando otros adultos esperan algún tipo de
reacción de Varakin, aunque a veces ella tenga que contar historias absurdas
que justifiquen su argumento. Y como es lógico, el escape final solo podría ser
hecho por ella.
Anya es una niña inteligente, lista
y precoz. Pero para entenderla como personaje, hay que considerar,
principalmente, que La hija americana no es una película realista. Con esto
queremos decir que estamos frente a una especie de fábula sobre el amor puro e
incondicional de una niña hacia su padre. ¿Cómo se podría explicar el hecho de
que Anya, de siete años de edad, aterrizara sola con un helicóptero en medio de
la cárcel?
La hija americana: Anya, una niña inteligente, lista y precoz |
Anya existe como personaje, pero no
como ser real, pero representa esa ansia de amor puro y desinteresado que tiene
un niño hacia sus padres, y está muy bien representado con la manera singular
con la que ella se comporta en las más diversas situaciones que suceden a lo
largo de la película.
Además, cabe hacerse una pregunta
adicional: ¿por qué Anya decidió irse simplemente con su padre?
No hay una respuesta directa en la
película, sino solo una interpretación de las palabras de la niña, cuando le
dice a su padre que la lleve a Rusia para conocer a la abuela. Esta abuela, de
quien no tenemos ninguna información adicional, representa, probablemente, esa
infancia truncada que ella tuvo para su madre pudiera cumplir sus sueños
ambiciosos. Anya fue arrancada de su hogar sin ninguna explicación. No se le
permitió vivir con su familia. Aquí surge, entonces, una probable moraleja, si
es que nos atrevemos a decir que la película tiene una: el dinero no sustituye
el amor. El confort no es suficiente para ser feliz. Anya no es feliz en la
mansión en la que vive y en la escuela privada en la que estudia. Su madre no
consigue calmarla, a pesar de la opulencia que le rodea.
Hay una pequeña escena que demuestra
esto última que acabamos de decir. Al principio de la película, Helen le pide
al chofer que le lleve a Anya a tomar un helado después de la escuela porque
hacía algunos días que se lo había prometido. El helado es fantástico, pero
¿por qué ella no puede ir con su hija? ¿Por qué no puede vivir esos pequeños
momentos con una niña de siete años? Por eso insistimos, aunque la película no
tiene un tono moralista, podemos deducir una moraleja: el lujo no sustituye al
amor paternal y maternal.
La hija americana: Anya |
¿Una película ingenua?.-
La hija americana puede parecer al principio una
película ingenua, pero lo que ella tiene de positivo, de verdad, en su historia
es la empatía de los personajes.
Los más diversos personajes
secundarios que aparecen durante la historia muestran la empatía hacia Anya y
su padre, algo esencial para el ser humano. No podemos vivir en una sociedad
individualista, egoísta y egocéntrica, como parece ser el mundo que Helen ha
escogido para sí y para su hija.
Varakin y Anya con un camionero |
Empecemos por el camionero que les
lleva a Anya y a Varakin cuando hacen dedo por primera vez. Al percibir el
problema que ambos tienen, él no duda en sacarles del aprieto con un pequeño
gesto. Una actitud que a él no le cuesta nada, pero que provocaba un
sentimiento de paz en el padre y en la niña.
Lo mismo podemos decir del
comisario, el hombre que debe cumplir y hacer cumplir la ley. Cuando decide
“tener un problema” intestinal en medio de la carretera, lo hace, no porque se
da cuenta que Varakin no ha secuestrado a su hija, sino porque entiende lo que
la hija y el padre están viviendo. Y él puede darles esa oportunidad que nunca
antes habían tenido.
Palabras finales.-
La hija americana es una película maravillosa. Es un
drama con muchos toques de humor que habla del amor, de la superación de las
dificultades de comunicación entre padre e hija, de las diferencias culturales,
pero sobre todo, es una película de pequeños encuentros cotidianos que
ennoblecen a las personas y les permite vivir a plenitud los momentos sencillos
que forman parte de la vida.
La hija americana |
Pero no queremos terminar sin
mencionar dos escenas especiales. La primera es cuando Varakin y Anya está en
la playa y él le enseña cómo se dicen en ruso una serie de cosas: el cielo, el
océano, la arena, etc. Es una escena dulce y alegre en la que los dos están
solos, en medio de una playa desierta, aprovechando la oportunidad para vivir
todo aquello que ambos no pudieron hacerlo antes. Incluso, es una de las pocas
escenas en la que Varankin deja caer su máscara
de protección y se comporta feliz, como suelen hacer los padres cuando están
con sus hijos pequeños, viviendo el momento sin recelos, sin preocupaciones,
sin miedos, sin ningún tipo de vergüenza.
Varakin y Anya en un bar |
La otra escena es cuando Varakin
canta en ruso en un bar donde estuvo ayudando a cargar una serie de cajas. Los
clientes que están en el bar lo escuchan y lo aplauden. No entienden nada de lo
que él habla, pero la música los envuelve a todos. Los hace sentirse únicos: es
aquella empatía de la que hablamos anteriormente. No hay barreras que separen a
las personas cuando estas no quieren tenerlas.
La hija americana es una perla del cine ruso
contemporáneo.
La película fue nominada al Nika Awards 1996 (Best Sound Editing), al
Grand Prize of the Festival en el Sochi Open Russian Film Festival 1995 y
ganó el Special Jury Award en el Shanghai International Film Festival 1995.
Texto original de Patricio M. Trujillo Ortega.
Está prohibida la reproducción total o parcial del texto sin la
autorización escrita del autor.
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