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Patricio Miguel Trujillo Ortega


12 de abril de 2012

Nueve Reinas


Nueve Reinas, 2000, Argentina. 115 minutos. Policíaco.

Con: Ricardo Darín, Gastón Pauls.

Dirección: Fabián Bielinsky.

Nueve Reinas es indudablemente una de las mejores películas argentinas de comienzos del siglo XXI; además de contar una historia que atrapa al espectador, con personajes coherentes y una trama que sólo será desvendada exactamente en la última escena, demostró que el cine argentino y, por tanto, el latinoamericano, tiene mucho que aportar al cine mundial y, de hecho, así lo hizo en la primera década de este siglo; además, sin mucho alarde, el cine argentino se ha convertido en el mejor representante del séptimo arte en lengua española, sin deberle nada a Hollywood o a Europa.

Nueve Reinas es una película osada que rompe el estereotipo del cine latinoamericano de hacer lindos melodramas. Es un filme policíaco (en el que no participan policías)  y, uno de los logros de esta producción, es que a la historia no se la sacrifica por la acción simplemente; al contrario, esta narración cinematográfica gana fuerza gracias a la precisión de un guión inteligente y la excelente dirección de Fabián Bielinsky que se estrenó como director con esta obra con un buen trabajo artístico y técnico.

Pero, ¿qué son las “nueve reinas”?
Juan frente a la gasolinera
Esta pregunta el espectador sólo la descubrirá cuando los personajes principales y secundarios ya han sido presentados y cuando se han confrontado en un escenario del que no pueden escapar porque los nexos que los une son sutiles y, al mismo tiempo, fuertes: todos están atrapados en una red de intrigas que nos sorprende desde la primera hasta la última escena.

La película es dinámica. La transición de una escena a otra es rápida; no obstante, la historia no se compromete con ese dinamismo –algo que sucede con mucha frecuencia en el cine policíaco y de acción-. Incluso, cuando algunas escenas parecen detenerse, estas tienen una razón de ser en la complejidad de intrigas que son las Nueve Reinas. A todo esto, hay que recordar que la película cuenta una historia que sucede en un poco más de 24 horas.

El hecho de narrar una historia en pocas horas no es ninguna novedad en el cine; sin embargo, después que termina la película, el espectador se queda con la sensación de que la historia está completa. No hay un solo cabo que atar. Lo que se inicia como un “encuentro casual” en una madrugada, se transforma en la mayor oportunidad de la vida, “una en un millón”, como dice Marcos, uno de los protagonistas.
Juan aplicando el truco conocido como "la uruguaya"
Marcos le salva a Juan de ir a la cárcel
Nueve Reinas es una película de estafadores. Sus protagonistas parecen vivir cada segundo para encontrar una manera de engañar a la gente y a sí mismos. Usan la astucia, la inteligencia y cada oportunidad que se le presenta para salir “triunfadores” en sus luchas diarias. Este mundo de delincuentes provoca ambigüedad en el público: por un lado, se siente atraído por los personajes que nos sorprenden con sus jugadas, unas improvisadas, otras milimétricamente planificadas y asustadoras; por otro lado, provocan el rechazo y ese sentimiento de inseguridad que se vive en la grandes urbes en cada esquina, sin que uno se dé cuenta.

Los personajes

Así son los personajes de Nueve Reinas: Marcos y Juan, dos estafadores que se conocen una madrugada en un mini mercado de una gasolinera.

Juan le aplica un truco (“la uruguaya”) a la cajera para robarle 45 pesos. (Debo confesar que tuve que repetir la escena varias veces para intentar comprender cómo funciona, pues la precisión de las palabras y los gestos nos confunden y el resultado final es que sabemos que nos están engañando, aunque no sabemos cómo). Juan intenta aplicar el truco dos veces en el mismo local en menos de cinco minutos, aprovechando la oportunidad que se le presenta, pero le descubren. Mas, para su “suerte”, en el local está Marcos, otro estafador como él a quien no lo conoce, que finge ser policía y le saca del problema.
Marcos: cínico y sin escrúpulos
Desde el principio, nos damos cuenta cómo es la personalidad de Marcos: cínico, sin escrúpulos, sin cualquier moral, egoísta y con una tendencia de burlarse de todo y de todos. Tiene cierto humor negro y no se intimida con nada. Es fuerte y tiene la necesidad de engañar a todos. Al mismo tiempo que muestra su dureza, en su rostro se dibuja una sonrisa insolente: todo le parece risible, mientras no le perjudique nada.

Juan es el contraste de Marcos. Parece ingenuo y despierta la confianza en las personas que no lo conocen. Sus víctimas se dejan engañar fácilmente por su rostro de “niño bueno”, por sus ojos suaves y su voz melódica. Al mismo tiempo, parece que no tiene experiencia y al principio de la película Marcos le llama permanentemente de “bebé”, “nene”, como una forma de mostrarle que tiene mucho que aprender y que, si no fuera por él, ya estaría preso después de su intento frustrado en la gasolinera.

Después del susto que vive Juan en la gasolinera, descubre que Marcos no es policía y percibe que el favor de este no es gratuito y por eso le pregunta: “Un tipo como vos, ¿qué querés?
Nueve Reinas: una historia de estafadores
Marcos no consigue trabajar solo ya que su compañero, el Turco, está desaparecido desde hace algunos días; entonces, le propone a Juan que ese día “trabajen” juntos y así, se inicia una relación de “profesor y discípulo” tensa, que se puede romper fácilmente en cualquier momento; sin embargo, poco a poco nos damos cuenta que Juan no es tan ingenuo como aparenta y no cae en las trampas que el propio Marcos le va poniendo en el camino.

Cuatro grandes escenas claves

Entre acuerdos y desacuerdos, Marcos y Juan deciden “trabajar” juntos, después de todo ambos necesitan dinero. Mientras caminan por la calle filosofando sobre la vida, los robos, la ingenuidad, la “viveza”, van cometiendo pequeños delitos, aprovechándose de cada situación que se les presenta. Estos actos forman el preámbulo para llegar a tres grandes escenas claves de Nueve Reinas.

La primera escena sucede en una cafetería. Marcos le muestra a Juan cómo es fácil estafar. Lo importante, dice, es mostrarse más ofendido de lo que se está porque así “menos sospechoso pareces”. El éxito de Marcos en la cafetería le anima a Juan para confesarle que necesita 70.000 pesos para sacarle a su padre de la cárcel.
Marcos prepara su estafa en una cafetería
Marcos observa cómo Juan engaña con ingeniosidad
Esta escena es clave porque ahí se inicia de verdad la relación “profesor y discípulo”.

La segunda escena es una de las más importantes de la película y, tal vez, la más asustadora porque es la presentación de una realidad en la urbe que nos dice a gritos que estamos inseguros. Nos muestra un mundo invisible que nos rodea, que nos acecha y del que no podemos escapar.
Nueve Reinas: ¿A quién le decís "rata"?
Cuando Juan le llama “chorro” a Marcos, este se siente ofendido y le invita a Juan a ver “chorros” de verdad. En la calle le muestra la cantidad de gente que está lista para robar, esperando la primera oportunidad para hacerlo. Hasta ese momento ambos han caminado conversando, escuchamos los ruidos externos de la ciudad, pero a partir de ese instante, todo se calle, entra una música suave de fondo y Marcos, con un tono de voz tranquilo y aterrador para el espectador, le muestra a Juan el mundo invisible de delincuentes que están en todas partes, rodéandos. Marcos dice que son: “descuidistas, culateros, abanicadores, gallos ciegos, biromistas, mecheras, garfios, pungas, boqueteros, escruchantes, arrebatadores, mostaceros, lanzas, bagalleros, pesqueros... filos”.......

Es una cantidad de delincuentes tan grande que “están ahí pero no los ves. Bueno, de eso se trata. Están, pero no están... Porque están ahí y van a estar siempre”.
"Están ahí"
"Están, pero no están"
"Pero están ahí y van a estar siempre"
La cámara es rápida. Hay tomadas generales, primeros planos, escenas que van y regresan. Es un movimiento extremamente dinámico que muestra la angustia de la gente al ser robada y la velocidad de cómo este submundo se mueve. Terminada la explicación, acaba la música de forma brusca con una invitación de Marcos para ir a su “oficina”.

Además, el espectador tendrá la oportunidad de reconocer, más adelante, a una de estas tantas figuras que aparecen en esta escena y que llevan a la película a uno de sus clímax.

Para entender la tercera escena fundamental de la película, primero hay que entrar en algunos detalles de la historia.

Después casi 26 minutos, en los que la historia se ha centrado en los dos personajes principales con sus robos, estafas, trampas, se entra en la parte central de la película.  Marcos se entera de que en el hotel donde trabaja su hermana (con quien tiene serios problemas, pues él le ha engañado a ella y a su hermano menor, Federico, robándoles la herencia de los abuelos que recibieron de Italia –algo más de cien mil dólares) está hospedado un español, Vidal Gadolfo, que al día siguiente será deportado y que colecciona sellos postales.
Valeria, la hermana de Marcos y Vidal Gadolfo
Un excompañero de Marcos, Sandler, un hombre de más setenta años, falsificador, tiene en su casa una plana falsificada de estampillas de la República de Weimar, conocidas como las “Nueve Reinas” y que valen aproximadamente 500.000 dólares. Como ese es su mejor trabajo, quiere venderlas a Vidal Gadolfo, pero como está pasando mal en el baño del hotel, le pide a Marcos para que se las venda.
Las Nueve Reinas falsificadas
Sandler
Marcos se da cuenta que es la oportunidad de su vida y tomas las riendas del negocio, imponiendo su voluntad y Juan le pide para participar, pues es la oportunidad que estaba esperando.

Después que han conseguida las estampillas falsas y han logrando ponerse de acuerdo con Gadolfo para la venta de las mismas, mientras conversan en la calle y Marcos le abraza a Juan, la cámara se distancia y vemos cómo dos hombres que están en una moto les roban el portafolio en el que están las “nueve reinas”. Juan y Marcos gritan un “no” angustiante y salen en persecución de los bandidos. Corren atrás de los hombres que intentan huir. La cámara acompaña la correría de Marcos y Juan y los movimientos de los delincuentes. Hay una música al ritmo de la acción y el ruido constante de la moto Hay tomadas generales y primeros planos. Después de casi un minuto de persecución, uno de los ladrones abre el portafolio, coge los sellos, los mira y los lanza hacia el río. La cartulina en la que están las estampillas caen lentamente y en medio del silencio solo se escucha el golpe de la cartulina al chocarse con el agua. Los movimientos de Marcos y Juan que aún corren se transforman en cámara lenta. Ambos se acercan a la orilla, desesperados. Hay casi un silencio total y luego, en un primer plano, las nueve reinas, destruidas, en las manos de Marcos mientras Juan está sentado con las manos agarradas atrás de la cabeza que se apoya en sus piernas.
 
 

La cuarta gran escena es la última. No la vamos a describir porque esta es una película en la que no debemos dar todos los detalles para no destruir su poder chocante; sin embargo, nos muestra cómo los personajes se convirtieron en piezas de un ajedrez hábilmente manipulado.

El cinismo y la corrupción

Destruidas las “nueve reinas” falsas, Marcos y Juan deben conseguir las originales que las tiene la hermana de Sandler y para eso tendrán que apostar hasta el último centavo que tienen y pagar las consecuencias de cada uno de los actos.
Las apariencias engañan
Aunque el desarrollo de la historia gana intensidad con la destrucción de los sellos falsificados porque se inicia entonces una compleja red de intereses en las que las pasiones y las ambiciones de los diferentes personajes involucrados entran en juego; es necesario ver como Nueve Reinas presenta el cinismo de la corrupción.

Una de las sensaciones que deja en el espectador la película es ese sentimiento de inseguridad. Si uno sale a la calle y mira a los lados, ¿quién es el que está a nuestro lado? ¿Hasta qué punto se puede confiar en la gente?

En ese sentido, muestra el empobrecimiento de valores de la sociedad. Cómo la corrupción está en todos los niveles. Puede empezar en las grandes cúpulas del poder político, mas ella está presente en cualquier esquina expandiéndose como una lacra. Y esa lacra es más peligrosa que la corrupción de los grandes porque nadie admite que es un “delincuente”

Para ilustrar esta situación, hemos seleccionado algunos trechos:

1. Mientras caminan por las calles del centro, Marcos roba un periódico de un quiosco y hace un escándalo en la calle porque para él todo es diversión; no obstante, Juan le llama de “rata” porque le sorprende esa actitud tan mezquina de Marcos, quien se siente ofendido porque dice que él no es un “chorro”. Y afirma con convicción: “Yo no mato a nadie. No uso caño. Eso lo puede hacer cualquier pelotudo”.

2. La misma actitud la veremos cuando el experto en sellos contratado por Vidal afirma que las estampillas falsas son verdaderas. Luego, en la calle, les espera a Marcos y a Juan y les pide un porcentaje de la venta, después de todo sino fuera por él, nunca las podrían vender. Y frente a la insinuación de Marcos de que entre delincuentes deben confiar, el experto dice: “Yo no soy ningún delincuente”. Marcos, con su cinismo, comenta: “¿En todos lados será así?”
"Yo no soy ningún delincuente"
3. En otra escena, Marcos y Juan están en la cafetería a la que Marcos le llama de “oficina”. Mientras están conversando, se les acerca un amigo de Marcos, Washington, que les muestra algunas de las ofertas que tiene en su portafolio: “Bonos Nacionales, Bonaerenses, Cordobeses, Cooperativos y en blancos. Chequeras completas. Relojes. Pperfumes, ropa de marca, zapatillas importadas, programas de computación, cuadros de firma, aparatos electrónicos. Una motocicleta japonesa excelente con algunos daños menores (un agujero en el tanque de calibre chico)”. Marcos le dice que él necesita un calibre chico, grosso, 357. Washington lo mira indignado, levanta las manos y antes de retirarse ofendido, lanza su sentencia: “...que yo no soy delincuente”.
 
"...que yo no soy delincuente"
4. En el hotel, cuando Marcos y Juan montan un “teatro” para acercarse a Vidal y ofrecerle las estampillas, aparece un policía amigo de Marcos que finge que lo está deteniendo. Después que Vidal le da la “coima” para que se vaya y los deje en paz, Juan le pregunta a Marcos dónde consiguió su amigo la credencial de policía, pues no piensa que sea uno; sin embargo, Marcos, responde cínicmaente: “Se la dan en el laburo, junto con la pistola”.
-¿Donde consiguió la credencial? - Se la dan en el laburo, junto con la pistola
Vidal pagándole la "coima" al policía


5. Ahí mismo, en el baño del hotel, Marcos le demuestra a Juan que “Putos no faltan; lo que faltan son financistas”.

6. La hermana de Marcos, Valeria, que dice que tiene un novio honesto y que por eso Marcos no lo conoce y que durante la película se muestra la rabia que le consume, el odio hacia su hermana, al final acepta la exigencia que Vidal le hace a Marcos para comprarle las “nueve reinas”: junto con las estampillas, tiene que ir Valeria para pasar la noche con él.

No hay santos. Lo que hay son tarifas diferentes”, dice Marcos.
"No hay santos. Lo que hay son tarifas diferentes"
En este sentido, Nueve Reinas es una película angustiante desde el punto de vista moral porque nos coloca frente a la corrupción en gran escala que contamina a cualquier individuo que se deja llevar por los valores que representa Marcos, principalmente la impunidad. ¿Para qué matarse trabajando con honestidad si es más fácil robar y engañar?

Sin embargo, hay que afirmar que la película no es moralista. No hay ningún juicio de valor, simplemente construye una historia objetiva, neutral y será el espectador quien tendrá que llegar a sus propias conclusiones.

Pero, ojo, el final de la película nos puede engañar.

Cuando vemos a Marcos con el cheque en la mano por el valor de medio millón de dólares y que repentinamente no vale nada, corremos el riesgo de alegrarnos con lo que le sucede al final; porque la caída de Marcos significó la victoria de alguien que se aprovechó y fue mucho más deshonesto y corrupto que él.
Nueve Reinas
Para finalizar, vale destacar que en medio de la tensión permanente que es Nueve Reinas, hay un “leimotiv” de principio a fin que ayuda en algunos momentos a disminuir la tensión del ambiente y de los personajes. Juan intenta recordar durante toda la película, y para eso les pregunta a todos los que puede si se acuerdan el nombre de un tema musical de Rita Pavone que a su mamá le gustaba.

Nueve Reinas ganó el concurso de guiones “Nuevos Talentos” de 1998 y después de su estreno obtuvo muchos premios. Algunos de ellos fueron:

  • Premio de la ADF y de Mejor fotografía en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata en 2001 (Argentina)
  • Premio del público y de Mejor Director en la Muestra de Cine Hispanoamericano de Lleida en 2001 (España)
  • El Cóndor de Plata: Mejor película, Mejor Director, Mejor Actor (Ricardo Darín), Mejor actriz de reparto, Mejor guión, Mejor fotografía, Mejor montaje por la Asociación de Críticos de Cine de la Argentina en 2001
  • Mejor vínculo actoral (Ricardo Darín y Gastón Pauls) en el Festival de Biarritz de Cines y Culturas de América en 2001 (Francia)
  • Premio del público en el Festival de Cine de Bogotá en 2001 (Colombia)
  • Primer premio El Cine en el Festival de Lima en 2011 (Perú)
  • Premio del público en el Festival de Cine del Sur en 2001 (Noruega)
  • Mejor guion en el Festival de Trieste en 2001 (Italia)
  • Película de la Gente en los Premios MTV Latinoamérica a lo mejor del cine en 2001 (México)
  • Gran Premio en el Festival de Cine Policíaco de Cognac en 2002 (Francia)
  • Mejor Guion en Fantasporto en 2002 (Portugal)
  • Premio del Público en el Festival Internacional de Porland en 2002 (Estados Unidos)
  • Mejor actor extranjero (Ricardo Darín) en Premios Sant Jordi en 2002 (España)

Texto original de Patricio Miguel Trujillo Ortega

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