Esperando la carroza. Comedia. 94 minutos. Argentina.
1985.
Con Luis Brandoni, China Zorrilla, Antonio
Gasalla, Julio de Grazia, Betiana Blum.
Dirección de Alejandro Doria.
Aunque es indiscutible la calidad del cine
argentino contemporáneo, vamos a dedicar estas páginas a una película cómica a
la que podemos llamar de “clásica” porque marcó una época con un estilo nada
común, si lo comparamos con el actual; no obstante, tiene los elementos
necesarios para considerarla como una de las buenas películas argentinas de los
ochenta porque nos permite ver una realidad de una manera sutil y directa al
mismo tiempo.
Esperando la carroza parece, al principio, que es una
película a la que no se la debe considerar “en serio”, pues parece que su único
objetivo es hacerle reír al espectador. Ese juicio es común para el público
ingenuo que ve las cosas a la ligera; sin embargo, es una de las películas que
un recurso único para mostrarnos una realidad que de otra forma no la quisiéramos
ver o, como máximo, nos negaríamos públicamente a verla.
La comedia grotesca.-
Esperando la carroza es una comedia grotesca en el más
amplio sentido de la palabra pues el tema que lo trata lo hace de manera
ridícula, extravagante, grosera, a veces de mal gusto y superficial; no
obstante, Doria encuentra en este estilo la mejor manera de hacer una crítica a
la hipocresía social, más específicamente, a la vida en familia. Si lo hubiera
hecho de otra manera, probablemente hoy sería una película más olvidada, pero
gracias a esa apariencia “simplista”, no ha perdida actualidad.
Los personajes de Esperando la carroza son
realistas, irritantes, histéricos, hipócritas y gracias al humor los soportamos
porque, como espectadores, no nos identificamos en ellos, aunque sí conseguimos
identificar a los “otros” en ellos. Esa es la mejor manera de conseguir el
objetivo porque, al identificar a los “demás”, en verdad nos identificamos
aunque no seamos capaces de decirlo en voz alta.
La película es una historial lineal –todo sucede
en un solo día – con situaciones dinámicas y confusas; con personajes que más
saben gritar que dialogar; la fotografía, sin ser inédita, está bien hecha, con
planos enteros y medios, y con una banda sonora que desde el principio nos
invita a divertirnos.
Por otro lado, no podemos olvidarnos del
elemento clave: el personaje principal, Mamá Cora, es un hombre travestido. Ninguna
sorpresa en la actualidad cinematográfica, pero con una razón de ser en Esperando
la carroza: cuando el público ve por primera vez a Mamá Cora se da
cuenta que algo está mal en su apariencia: no es una mujer, entonces, las
locuras que ella provocará y las que le provocarán, cambian de intensidad en la
manera en que la vemos al saber que este personaje es definitivamente “ficticio”
porque si fuera realmente una mujer, la película perdería el lado grotesco,
iría al drama y no conseguiría su propuesta.
La historia y los personajes.-
Esperando la carroza cuenta la historia trágica-cómica
de las relaciones de Mamá Cora con sus hijos y sus respectivas parejas.
Mamá Cora es una anciana que tiene problemas de
enfermedad senil y vive en la casa de su hijo mayor, Jorge. La esposa de este,
Susana, tiene un bebé y no soporta más la presencia de su suegra que, con sus
problemas mentales, acaba incomodando y complicando la vida de la joven pareja,
lo que hace que Susana pierda definitivamente la paciencia y vaya a la casa de
su cuñado, Sergio, para que él y su esposa, Elvira, se queden un tiempo con
Mamá Cora.
Mamá Cora y sus delirios |
Este es el punto de partida para retratar las
difíciles relaciones familiares en las que aparecen la envidia, la infidelidad,
la corrupción, el egoísmo y el abandono en que viven los viejos, con una gran
dosis de ingratitud. Estos son temas profundos que aparecen con naturalidad, mucho
humor y bastante sarcasmo conforme los diferentes personajes revelan sus
verdaderas identidades.
Jorge, el hijo mayor de Mamá Cora, está casado
con Susana, tiene un bebé y es un bueno para nada. Es incapaz de tomar una
decisión y acaba aceptando, pasivamente, lo que los otros le dicen. Su único
argumento para cualquier cosa es que él “ama” a su madre.
Susana está al borde del estrés porque no
consigue tener un tiempo para ella misma. No soporta las “metidas de pata” de
su suegra que, cuando quiere ayudarla, acaba perjudicándola. Por otro lado, el
bebé le exige mucho trabajo y no cuenta con el apoyo real de Jorge.
Susana no soporta más el ambiente que se vive en su casa |
Elvira está casada con Sergio, el hermano de
Jorge y es una mujer hipócrita y falsa. Vive de las apariencias y desprecia a
Susana y a Jorge. Es ella quien manda en su casa y su marido, igual que Jorge,
prácticamente no cuenta para nada. Su hija es tan histérica como ella. Por otro
lado, Elvira y Sergio viven en la casa que era de Mamá Cora. A Elvira solo le
interesa relacionarse, hipócritamente, con su cuñado Antonio y con Nora, la
esposa de este, que son los ricos de la familia, aunque todos saben que la
fortuna viene de fuentes de dudosa legalidad.
Antonio es el más hipócrita de todos. Trata a
sus hermanos con desprecio, finge que se preocupa por los demás, pero es
arrogante y siempre que habla, sus palabras parecen ciertas, aunque su
comportamiento dice lo contrario. Un ejemplo de ellos es cuando él visita a su
hermana, que es pobre, y al salir de la casa le comenta a su otro hermano que
le duele mucho la pobreza de su hermana que no tiene ni qué comer; sin embargo,
mientras hace ese comentario, él está comiendo lo único que su hermana tenía en
su casa para comer.
Antonio, de la misma manera que Sergio, dice
que le ama a Mamá Cora, pero encuentra todo tipo de pretextos para no cuidarla
y cree que la obligación de hacerlo le corresponde a Jorge y a Susana.
De lo ridículo a la profundidad.-
Cuando Susana y Jorge llegan a casa de Elvira y
Sergio para pedirles que se queden con Mamá Cora por un tiempo, descubren que
ellos están esperando a Antonio y Nora que han sido invitados a almorzar.
Mientras los seis personajes se encuentran y se hacen una serie de acusaciones,
Mamá Cora sale de la casa de Jorge camina por la calle sin saber quién es ni a
dónde va.
Mamá Cora está perdida en las calles |
La historia de la película se divide en dos
momentos. Por un lado, las relaciones conflictivas de los hermanos que viven
haciéndose todo tipo de acusaciones y amenazas; ellos están siempre gritándose,
insultándose y justificando su comportamiento. Por otro lado, la aventura de
Mamá Cora en la calle, que son los momentos más graciosos de la película.
La mujer anciana camina por la calle hablando
sola, de forma pausada, de tal manera que ella le informa al espectador ciertos
detalles que nunca los descubriríamos a través de los otros personajes. De eta
manera, percibimos que ella sabe que le han quitado la casa y que ninguno de
sus hijos quiere cuidarla; al mismo tiempo, percibimos que ella pierde la
noción de la realidad con mucho más frecuencia de lo que su familia se imagina.
Hay algunas situaciones graciosas que retratan
esta situación. Podemos mencionar tres: la primera es cuando está cerca de su
propia casa, donde vive Sergio, y se olvida de quién es ella. La segunda es
cuando está a pocos pasos de su casa y una vecina, Dominga, le saluda y le pide
que le haga el favor de cuidar a su hijo pequeño mientras va a resolver unos
asuntos particulares. Mamá Cora lo cuida y cuando regresa Dominga, se sorprende
al descubrir que esta tiene un hijo. Y la última, es cuando está en la terraza
de la casa de Dominga y desde ahí ve a sus hijos, pero no los reconoce. Los
rostros le parecen familiares pero no saben quiénes son esas personas.
"Esperando la carroza" |
Los delirios de Mamá Cora son graciosos gracias
al humor grotesco porque, de lo contrario, provocaría una angustia profunda al
ver la vulnerabilidad de los ancianos, el egoísmo de los hijos que no quieren
saber nada de su madre, a pesar de que esta les dio todo, incluso el hecho de
haber abandonado su propia casa para el beneficio de ellos. Y eso, sin
mencionar la dificultad de Mamá Cora para entender la realidad.
Entre tantas discusiones, los hijos de Mamá
Cora se enteran de que su madre ha desaparecido y luego creen que ella ha
muerto. Lo grotesco de la situación es cuando Jorge y sus hermanos van a la
morgue para reconocer el cadáver de su madre y lo reconocen gracias a los zapatos
que la mujer usa.
La situación es extremamente exagerada porque
demuestra que los hijos no conocen ni a su propia madre. Se dejan impresionar
solo por los zapatos y empiezan entonces una nueva discusión sobre quién tiene
el derecho de velarla. Jorge declara, una vez más, su amor eterno a su madre y
Elvira, que la desprecia, la transforma repentinamente en una santa mujer.
Mientras tanto, el espectador se ríe de los absurdos que comete Mamá Cora en la
casa de Dominga, desde donde ella ve la gran confusión que hay en la casa
vecina, sin saber que todo eso es por causa de su desaparición.
Esta especie de enfrentamiento de ambientes
ayuda a que la comedia sea vista como “superficial”, cuando en verdad está
mostrando lo difícil que es la vida de la mujer anciana y, a través de Mamá
Cora, de los ancianos en general. Es una denuncia social sobre la hipocresía
familiar que, en este caso, está sustentada por intereses exageradamente
egoístas de los hijos.
El clímax de la película, que es dinámica,
sucede cuando Mamá Cora sale de la casa de Dominga y, sin darse cuenta de dónde
ha estado todo el día, percibe que está frente a la casa donde vive su hijo y
entra para preguntar quién ha muerto. Como es de esperarse, nadie se asusta con
la “muerta”, sino que vuelven las acusaciones, los gritos y el devolver el
cadáver “equivocado”.
Esperando la carroza es una película muy divertida y
crítica. Al principio nos exige paciencia para soportar tantos gritos, pues los
personajes parece que solo se entienden de esta manera.
Es una obra que retrata, con humor, el ambiente
amargo de muchas familias y ahora, cuando la moda es la llamada “tercera edad”,
esta película gana vigencia.
Vale la pena verla y aún podríamos hacer un
análisis más profundo del humor de esta película, pero eso quedará para otra
oportunidad.
Texto original de
Patricio Miguel Trujillo Ortega.
Está prohibida la
reproducción total o parcial del texto sin la autorización escrita del autor.
Felicitaciones, un articulo muy bien elaborado.
ResponderExcluirGracias, Gonzalo. Y espero que visites con más frecuencia este blog y que lo divulgues entre tus amigos.
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