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Patricio Miguel Trujillo Ortega


28 de abril de 2014

The Eagle and the Hawk (1933)



The Eagle and the Hawk - 1933

The Eagle and the Hawk. Drama – Guerra.  68 minutos. USA. 1933.

Con Fredric March y Cary Grant.

Dirección: Stuart Walker.

The Eagle and the Hawk es una de esas películas que con el pasar de las décadas se ha perdido, injustamente, entre centenas de obras que se produjeron hace ochenta años a pesar de su gran contribución al mundo cinematográfico y que no puede ser excluida de las pequeñas, pero buenas obras del cine clásico.

Es indiscutible que siempre ha habido un juego de poder y de intereses en la divulgación y conservación de muchas películas y, de esta manera, algunas “grandes” han caído en el olvido mientras que otras, sin pena ni gloria, a pesar de su mediocridad, aún son divulgadas y aplaudidas por espectadores y críticos que las ennoblecen por miedo de ir contra ese juego de poder y de intereses.

Lamentablemente, The Eagle and the Hawk es una de esas películas casi olvidadas y en pocas palabras intentaremos darle el lugar que se merece.

Una justificación.-

Es obvio que si comparamos The Eagle and the Hawk con obras como Wings (1927), All Quiet on the Western Front (1930), Cavalcade (1933), sale perdiendo en la grandiosidad de su producción. Los escenarios son sencillos y para el espectador contemporáneo es fácil darse cuenta que la película fue hecha en un “estudio”, faltando de esta manera la emoción real de los combates en el espacio aéreo, lo que hace que las imágenes de los pilotos en plena acción sean paradas, aunque hay una buena mezcla con imágenes reales y originales de la época; el propio campamento es sencillo y hay un elenco limitado de artistas (buenos, pero aún no con la fama que poco tiempo después tendrían Cary Grant y Carole Lombard).
Imágenes reales de la época que usaron en la producción de The Eagle and the Hawk

En síntesis: es una película que no apostó en la grandiosidad de los dramas de guerra de aquella época que retratan el impacto que causó la primera guerra mundial, considerada una de las más terribles de la historia por la destrucción que causó el uso de una nueva arma: el avión. No obstante, la fuerza de The Eagle and the Hawk está en su historia, contada de una manera directa, sin metáforas ni cuerpos destrozados ni toneladas de sangre que impacten al espectador. Es una historia humana que ahonda en el sentido de la vida y en la capacidad de percibir el destino del ser humano.

La contradicción.-

The Eagle and the Hawk está ambientada en un campo de la Real Fuerza Aérea Británica en Francia, en 1918, durante la primera guerra mundial. Aparentemente, es una película de guerra; sin embargo, antes de la mitad, la acción de la guerra se transforma en un drama psicológico de cómo enfrentar la muerte, inclusive la del enemigo. ¿Por qué matar? ¿Por qué morir?
Young y Crocker
Para algunos la muerte del enemigo no significa nada; incluso la muerte de sus propios aviadores en plena acción no representa más que un sacrificio necesario para conseguir los objetivos: la victoria. Son vidas humanas que se pierden con un fin mucho más importante que el del propio ser humano: salvar la sociedad.

¡sa es la gran contradicción de todas las guerras!

En este sentido, The Eagle and the Hawk es una película bélica humanista que deja que el espectador tome su decisión con relación a lo que representan el héroe y el antihéroe.

El héroe.-

El teniente Jerry H. Young, voluntario en la Real Fuerza Aérea porque la guerra le parece un juego y le gusta la aventura, es trasladado a Francia, junto con su amigo, el divertido Mike Richards, para realizar una serie de vuelos extremamente peligrosos. Él debe pilotar un avión de combate mientras otro piloto, que cumple la función de observador –y que debe tener buena puntería– saca fotos del campo enemigo. Tanto él como Richards, en la primera misión que cada uno debe cumplir, derriban un avión enemigo y se sienten orgullosos y felices por el hecho. Reciben las felicitaciones de sus superiores y de los demás colegas.

Young llega a Francia
No obstante, Young descubre por primera vez el significado de la muerte. El Teniente Kingsford que volaba con él como observador –y que al mismo tiempo es compañero de cuarto– muere en la misión. “¿Fue mi culpa?” le pregunta a su superior, quien le responde que “no fue culpa de nadie” y que es algo a lo que debe acostumbrarse.

Young se pregunta: "¿Fue mi culpa?"
Young no sabe cómo enfrentarse con la realidad de la muerte para la que no estaba preparado. Al entrar en su habitación, ve que los objetos personales de Kingsford ya han sido recogidos. La vida continúa y no hay tiempo para lamentarse por los muertos. Sin embargo, en la mesa de la habitación, está el retrato de la esposa y del hijo de Kingsford y al lado, una carta queéeste estaba escribiendo a su mujer y que no la terminó. La carta incompleta dice: Mi amor, ahora no tengo mucho que decir. La guerra continúa. Me voy ahora y terminaré más tarde”.
Kingsford mientras escribe la carta a su familia
Young y Kingsford en acción
Young le escribe, al final de la carta, unas pocas líneas a la esposa de Kingsford contándole lo que ha sucedido. Esta escena es importante por dos elementos: uno que no está contado en la película, pero se lo sobreentiende: la esposa de Kingsford recibirá la misma trágica noticia de la muerte de su esposo, pero humanizada. No serán solo las breves líneas burocráticas militares que transforman a los muertos en números.
Young escribe unas líneas al final de la carta incompleta de Kingsford
El otro aspecto es que el espectador empieza a comprender mejor la verdadera personalidad de Young y percibe en dónde está el sufrimiento que le rodea: no en la guerra ni en las muertas, sino en la incapacidad de las demás personas de comprender el real significado de la pérdida humana.

Y regresamos a la contradicción, el tema constante de la película, pues mientras Young sufre frente a la crueldad de la guerra, para sus superiores y colegas él es un héroe. Es condecorado y aunque los próximos observadores que trabajan con él mueren en las diferentes misiones, sus conquistas son aplaudidas, celebradas y se transforma en una leyenda que los jóvenes pilotas ansían por imitarla.

El valor de la vida humana en la guerra.-

A pesar de estar rodeado de fama y gloria, Young cada vez se hunde más en la depresión, la tristeza y nadie es capaz de descubrir lo que realmente le sucede. Para él los hombres que han muerto no son solo pilotos y colegas, son seres humanos que deberían vivir. Y de la misma manera piensa de los pilotos enemigos, tanto es así que en un momento dado impide que su nuevo observador mate a un piloto enemigo que había saltado en paracaídas y que estaba indefenso.
Young no permite que se mate a dos pilotos que escapan en paracaídas
Jóvenes pilotos mueren sin nunca haber cumplido una misión cuando una bomba cae en el campamento
Por esta situación que vive, Young está solo, pues nadie le comprende. Vive una lucha constante cumpliendo a la perfección su trabajo, pero devastándose por dentro con cada nueva tragedia que se le presenta.

Es importante resaltar en este momento que la película evita cualquier discurso moralista. Hay que recordar que The Eagle and the Hawk fue hecha en los años de transición de la expresión libre del cine a la censura conservadora de los moralistas en Estados Unidos que impusieron un control sobre la “moral” de la nación. Para quien no sabe, nos referimos al famoso código Hays. Entonces, se percibe en esta película que se evita un discurso directo y se le permite al espectador tomar su propia decisión al respecto. No hay referencias religiosos o filosóficas: es el sentir de Young que lucha por entender el verdadero sentido de la vida de un ser humano.

El antihéroe.-

Henry Crocker (Cary Grant) no llega a ser lo opuesto de Young y, por tanto, no es el antihéroe típico del cine. Es un joven piloto valiente, impulsivo y le cae mal a Young, por eso éste no le recomienda a sus superiores para que lo envíen a Francia. No obstante, algunos meses después, en plena crisis existencial de Young, Crocker llega y es su nuevo observador. La relación entre ambos es tensa, sin embargo, Crocker es el único que percibe que Young está a camino de la autodestrucción si no consigue superar esa lucha entre la vida y la muerte.
Stevens conoce a Young
Esta lucha llega a su clímax en el último vuelo de Young, cuando ve cómo muere Stevens, su nuevo observador, un joven imberbe militar en su primera misión; y más aún, cuando Young consigue derribar el avión del piloto alemán más temido, Voss, y descubre que este no era más que un joven de unos veinte años.

Sus compañeros celebran la muerte de Voss y creen que la desaparición de Stevens es como la los demás, un sacrificio necesario. Todos están felices y le felicitan a Young; se alegran por tenerlo en el equipo y porque muy pronto ganará una nueva Cruz de Guerra. No obstante, en una de las escenas más importantes de la película, por no decir la más importante, Young, en el momento del brindis, cuando todos brindan por Voss, porque a pesar de que era un enemigo, era un extraordinario piloto, hace frente a todos una reflexión sobre la juventud que se pierde en la guerra. Es una exhortación a lo absurdo de la guerra y la pérdida inútil de vidas en un conflicto sin sentido.
 
Young se horririza al ver que Voss era un joven que no pasaba de los veinte años de edad

La parte dramática de la escena sucede cuando él termina su discurso: todos beben de sus copas y continúan cantando y celebrando la victoria, sordos a las palabras de Young, quien definitivamente está solo. Él se da cuenta que nadie lo ha comprendido y no hay posibilidades de que esto sucede en algún momento.
 
Los pilotos escuchan el discurso de Young, pero no lo entienden
The Eagle and the Hawk es una reflexión profunda sobre el sentido de la vida y de la guerra; y uno de los elementos que vale la pena resaltar en el paradojo que le toca vivir a Young es la insignia de su avión: una figura alegórica de la muerte con su hoz, lista para arrebatar la vida al enemigo.
The Eagle and the Hawk
Y claro, el gran final tiene que ser visto. Es sorprendente y provoca una gran reflexión.

Una de las críticas negativas que podemos hacer de la película son los minutos en los que participa la gran actriz, muerta prematuramente, Carole Lombard, que aparece con el nombre de The Beautiful Lady. Young la conoce en una fiesta en Londres, a donde ha ido porque le han dado diez días para descansar. Esta bella mujer, al escuchar lo que conversa el piloto, se le acerca y tienen una larga conversación en que prácticamente ella se transforma en una especie de confidente. Ella escucha y comprende lo que le sucede a Young, sin embargo, así como aparece, desaparece. La impresión que tenemos es que la escena fue montada para promocionar la belleza de esta joven actriz que tendría mucho éxito un par de años después.
 
La bella dama (Carole Lombard) y Young
Como curiosidad, hay que mencionar que es la “única” mujer que aparece en la historia, sin contar con los personas “extras” que están en la fiesta a la que va Young.

Esta idea de promocionar a Lombard la refuerza el hecho de que muchos de los afiches promocionales de la película retratan justamente la escena en que la bella dama conversa con Young, lo que provoca una serie de ideas que no tienen nada que ver con la historia. Queriendo o no, es un elemento que influye en una primera aproximación a la película. Sin embargo, volvemos a resaltar: The Eagle and the Hawk es una película que no pierde actualidad y, a pesar de su sencillez, es una reflexión que no se la puede considerar descabellada.

Vale la pena ver esta obra.

Texto original de Patricio Miguel Trujillo Ortega.

Está prohibida la reproducción total o parcial del texto sin la autorización escrita del autor.

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