Con Emily Browning.
Dirección: Julia Leigh.
Sleeping Beauty
(La Bella Durmienta), primer largo metraje de Julia Leigh, es una película que
incomoda porque habla, ante todo, de la soledad.
Muchas voces se han preocupado más en comentar la poca experiencia de la
directora, la desnudez de Emily Browning, la prostitución de lujo –tema tratado
ampliamente en buenas y mediocres películas; sin embargo, en Sleping
Beauty esta es solo un pretexto,
como un empujón, para hablar de algo más profundo; y es aquí, justamente, que
esas voces críticas se han olvidado de hablar de los aspectos más hondos de
esta interesante y perturbadora Bella
Durmiente.
Como hemos dicho, Sleeping Beauty es una película de
la soledad: Lucy, la protagonista, está tan sola como los personajes
secundarios que la rodean y, juntos, forman una conjugación de tristeza y
abandono total.
Lo que algunos consideran como un defecto, yo lo veo como un mérito: la
película cuenta un momento en el presente de Lucy sin ninguna pista que nos
lleve a su pasado o a su posible futuro.
El hecho de que el espectador no sepa, en absoluto, nada del pasado de la
protagonista es un elemento positivo porque evita que la juzguemos por lo que
hace. La ausencia de conocimiento hace que nuestros prejuicios se sientan en “jaque”
y esa sensación de malestar, de no poder juzgar es la que le incomoda al
espectador, acostumbrado siempre a emitir un veredicto.
Lucy es una joven universitaria que tiene dos trabajos: saca fotocopias en
una oficina y limpia mesas en un restaurante. En la oficina se la ve aburrida y
sola. Las escenas en las que aparece en este ambiente, ella está en la sala de
la fotocopiadora en donde entra, a veces, la mujer que parece ser su jefa y
que, más tarde, la despedirá. En solo una oportunidad se la ve en otro ambiente
de la oficina, cuando atiende una llamada telefónica. En estas escenas
predomina el silencio y el aburrimiento que la rodea a Lucy.
Lucy y el aburrimiento total en la oficina |
Su segundo trabajo es en un restaurante. Siempre se la ve haciendo los mismos
actos mecánicos: limpia las mesas y acomoda las sillas cuando el restaurante ya
está vacío. En este local, Lucy también esta sola. Pero no hay que confundir y
pensar que ella tiene problemas de relacionarse con las personas; al contrario,
lo hace todas las veces que es necesario; sin embargo, está sola.
Además, Lucy es voluntaria en un laboratorio donde se hacen
investigaciones. Y es en este ambiente en el que empieza la película. Como en
los momentos anteriores, el espacio es silencioso y frío. Prevalece el color
blanco y los movimientos lentos, lo que provoca una sensación de distancia, de
incomunicación.
¿Por qué Lucy es voluntaria? Para esta y muchas otras preguntas que surgen,
no hay respuesta; mas es posible darse cuenta que ella es una mujer luchadora
y, por qué no decirlo, vencedora.
Sin embargo, se deduce que Lucy debe de tener problemas económicos, aunque no
sabemos los detalles. Y este hecho lo descubrimos porque las personas con las
que comparte un departamento le exigen la renta.
Cuando Lucy está en el departamento, permanece en silencio, aislada ya sea
en su habitación o en la sala; por otro lado, en los escasos segundos que se la
ve junto con las personas con quienes comparte la vivienda, no hay
comunicación; al contrario, hay frases agresivas y el deseo de los otros de que
Lucy no viva más ahí.
Lucy en su habitación |
Por eso, es muy significativa una escena posterior, cuando Lucy entra al
departamento y se sienta en la sala. No hay nadie más y ella coge uno de los
billetes de cien dólares que ha ganado en su trabajo y lo quema con parsimonia.
La inexpresividad de su rostro contrasta con los gestos delicados hasta que el
billete está totalmente quemado. Este acto puede ser considerado como un grito
de rabia, rebeldía y liberación.
Lucy quema un billete de 100 dólares |
En medio de esta soledad, Lucy tiene dos tipos de encuentros: uno
superficial y que parece que le satisface; y, otro, profundo, que parece que le
da algo de sentido a su vida, mas le hace sufrir.
Lucy frecuenta un bar donde conoce hombres con quienes tiene sexo casual.
La película la muestra en el local conversando, segura de sí misma; pero no
sabemos nada de lo que sucede después ni quienes son las personas con las que
se relaciona. Se le ve en el bar, sentada, tomando, conversando. Esa falta de
información tiene dos ventajas: la primera elimina la curiosidad morbosa del
espectador “voyeurista”, usada sin
ton ni son en el cine eminentemente superficial; y, la segunda ventaja es que
refuerza esa ausencia de datos particulares de su vida y Lucy aparece como una
persona que está viviendo solamente su momento.
Lucy y el sexo casual |
Lucy visita varias veces a un amigo suyo, Birdmann. Lo único que sabemos de
él es que está en un proceso de rehabilitación –aunque no se informe de qué- y
que vive encerrado en su departamento. En cada una de las vista, Birdmann
aparece de una forma diferente porque es obvio que su salud está empeorando y
se acerca el inevitable final.
Lucy y Birdmann |
¿Quiénes son Birdmann y Lucy? ¿De dónde viene esa amistad?
Una vez más nos quedamos sin respuestas y presenciamos a una Lucy maternal
que está presente con el objetivo de apoyar a su amigo que, indudablemente, la
ama. Lucy le lleva la comida y se la prepara; conversan de diferentes temas o,
mejor dicho, ella lo escucha. Sin embargo, cuando ella misma se siente mal,
acude a su amigo aunque no comparte sus problemas, pero la presencia de él la
reconforta. La última visita de Lucy está marcada por el dolor y un abrazo que,
en algún otro momento de la vida de Birdmann y Lucy hubiera podido ser sensual,
es la despida. Lucy llora en silencio porque sabe que su amigo está muriendo.
El abrazo final... Birdmann está muriendo |
Esta relación con Birdmann es angustiante. Ambos personajes que sufren y
están solos. Y como un dato que refuerza este sentimiento de soledad, en el
ceremonia después del entierro, nos enteramos que el cuerpo de Birdmann fue
encontrado por su hermano dos semanas después de su muerte.
Lucy necesita dinero ya que el ambiente en el departamento no es agradable;
entonces, ella atiende a un aviso clasificado publicado en un periódico
universitario y tiene una cita con Clara, una mujer elegante, directa en su
habla y objetiva que mantiene un servicio de prostitución exclusivo y original.
La entrevista es fría y calculista y, al mismo tiempo, es una de las escenas
importantes de Sleeping Beauty: Clara y un hombre examinan físicamente a Lucy
para estar seguros de que no tiene un defecto en el cuerpo. Ese instante, Lucy
es un objeto y ella acepta pasivamente la transformación, tal vez porque eso se
espera de ella en su nuevo empleo.
La llamada |
La entrevista |
El examen físico |
Hay que destacar que en la entrevista, Clara le informa lo que se espera de
ella y entre otras cosas, le menciona algunas recomendaciones: que controle el
dinero que gane y que tenga otra fuente de ingresos. Hay una clara preocupación
de que Lucy no puede ni debe pensar en su nuevo trabajo como una actividad
permanente.
El primer trabajo de Lucy es, junto con otras mujeres, ser camarera en una
cena de un grupo de hombres viejos que tienen el hábito de reunirse y conversar
en una casa. Vale subrayar que en este grupo solo hay una mujer y solo se
descubre que es una mujer por su voz en una sola frase que habla. Las chicas
asumen un papel pasivo y sensual-erótico y deben satisfacer los deseos del
anfitrión y de los invitados, cumpliendo una serie de ritos establecidos con
antecedencia.
Servicio de camarera |
Las muchachas solo usan ropa interior exclusiva y escogida por Clara.
Mientras las ropas de las demás chicas son pequeñas, dejando muchas partes del
cuerpo desnudas, la de Lucy es una ropa blanca que combina con su cuerpo
extremamente blanco y contrasta con la ropa negra de las otras chicas.
El salario de Lucy es de 250 dólares por hora y no hay relaciones sexuales.
Lucy es escogida para realizar su segundo trabajo que es justamente el que
le da el título a la película: ella se transforma en una Bella Durmiente: una mujer pasiva que se acuesta desnuda en una
cama y permanece dormida mientras el hombre-cliente puede hacer lo que quiera
con ella, pero sin penetración.
Lucy sabe que tendrá que estar dormida y para tal efecto toma una bebida
especial que le prepara Clara. En ese sentido, no hay ningún tipo de engaño e,
incluso, a los clientes Clara les recuerda que no pueden “penetrarla”.
Pero, ¿quiénes son estos clientes?
Son hombres que están solos, frustrados, vacíos y que aprovechan ese
momento para hacer lo que quieren hacer, pero sin testigos. Clara les recuerda
que ellos tienen la oportunidad para hacer lo que desean sin avergonzarse de
nada.
Y como no hay testigos, los clientes se transforman en lo que son de verdad
y el espectador conoce entonces a tres hombres viejos dominados por el dolor,
la frustración y la soledad.
La Bella Durmiente |
El primer cliente es el anfitrión de la cena en la que Lucy trabajó. Es un
hombre de barba blanca y mirada triste. Su voz es suave, lenta, monótona y
admira la belleza del cuerpo de Lucy con delicadeza. Esta escena es lenta en
movimientos y transmite la angustia que le rodea al hombre. Mientras Lucy está
en la cama, acostada y dormida, entran a la habitación Clara y el cliente. Se
sientan al pie de la cama y después de las instrucciones de Clara, el hombre le
narra, en un monólogo, las impresiones de un libro que ha leído. Su voz y su
mirada son tristes. Y la cámara muestra la angustia de las palabras usando un
plano fijo que cambia de posición cuando va del rostro del hombre al de Clara que
escucha con paciencia las palabras del hombre. Después que Clara sale, él se
acuesta al lado de Lucy y al mismo tiempo que la admira, sufre.
El segundo y el tercer personaje son diferentes al primero, pero en ambos
casos la misma soledad y frustración les domina. El segundo anciano es grosero
y mientras se acuesta encima de Lucy, la insulta, la lame y la maltrata de
todas las formas posibles con el único objetivo de denigrarla. La Bella Durmiente no puede hacer nada.
Cumple al pie de la letra su papel.
El tercer cliente llega a ser grotesco. Como los anteriores, es un hombre
mayor y su placer es levantar a Lucy en sus brazos y dejarla caer. Intenta
dominarla con sus brazos, pero las fuerzas le fallan y es angustiante su esfuerzo
por dominar a la muchacha, en medio de su violencia e impotencia.
En todas las situaciones, Lucy siempre aparece desnuda y confirma lo que
hemos dicho desde el principio: es una película de la soledad. Y podemos
formular una idea: en el caso de los viejos, ¿qué importa el pasado de ellos?
¿Qué futuro los espera? Ellos se sienten derrotados.
Lucy cumple al pie de la letra su función, sin embargo hay una escena muy
interesante que provoca en Lucy la curiosidad de saber qué pasa en la
habitación mientras ella está dormida. Un día, Lucy está en un tren y ve a una
mujer que se ha quedado dormida y que está babeando. Lucy se acerca temerosa y,
suavemente, le limpia la boca a la mujer con la manga de su blusa.
Sleeping Beauty
es una película inteligente y original. Es verdad que incomoda a mucha gente al
ver a Lucy en un papel de mujer totalmente pasiva; no obstante, ella es un
personaje profundo que enfrente la soledad, la tristeza, la lucha, la
frustración sin despertar en el público la compasión. Es un personaje difícil y
muy bien interpretado por Emily Browning.
En la película prevalecen los planos fijos y abiertos que ayudan a mostrar
la distancia física y emocional que viven los personajes y, de alguna forma, el
público.
Sleeping Beauty
compitió en el Festival de Cannes y en Tiff (Toronto Internacional Film
Festival)
Texto original de Patricio
Miguel Trujillo Ortega.
Prohibida su reproducción
total o parcial de cualquier forma o por cualquier medio sin la autorización
escrita del autor.
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