Dirección de David Hamilton.
David Hamilton fue un fotógrafo famoso en los años setenta que incursionó en el cine en esa misma década y a principios de la siguiente con una serie de películas que se hicieron famosas por la calidad fotográfica: los colores, las sugerencias, los ángulos, la granulación; además, por las historias narradas en las que se conjugan las experiencias visuales como arte con la sensualidad, el erotismo, creando de esta manera una serie de historias nada convencionales con una atmósfera única, algo incomún en los años setenta en la que el cine comercial exploró la sensualidad sin llegar nunca a la calidad que Hamilton consiguió.
David Hamilton fue un fotógrafo famoso en los años setenta que incursionó en el cine en esa misma década y a principios de la siguiente con una serie de películas que se hicieron famosas por la calidad fotográfica: los colores, las sugerencias, los ángulos, la granulación; además, por las historias narradas en las que se conjugan las experiencias visuales como arte con la sensualidad, el erotismo, creando de esta manera una serie de historias nada convencionales con una atmósfera única, algo incomún en los años setenta en la que el cine comercial exploró la sensualidad sin llegar nunca a la calidad que Hamilton consiguió.
A Summer in Saint Tropez es uno esos magníficos resultados que hoy, por esas cosas de la vida, hay que rescatarlo del pasado. Esta es la cuarta película del director inglés en la que impone su estilo único e inconfundible de hacer fotografía: sensualidad y erotismo mezclados en la más perfecta inocencia que alguien puede imaginarse. Al ver esta película el espectador parece contemplar una pintura perfecta.
El espectador contemporáneo, el de la segunda década del siglo XXI, que no esté familiarizado con la fotografía de Hamilton, se sorprenderá al ver la película A Summer in Saint Tropez.
Primero, como dijimos anteriormente, hay que considerar el concepto que Hamilton tenía sobre la belleza femenina, la ingenuidad y el sensualidad como conepto artístico; segundo hay que recordar que el fotógrafo creó sus propios patrones fotográficos al transformar el erotismo en un arte bucólico, de belleza sorprendente, en oposición al cepto erótico de "exploración" violenta y fantástica típico del cine de los años setenta.
La historia.-
Primero, como dijimos anteriormente, hay que considerar el concepto que Hamilton tenía sobre la belleza femenina, la ingenuidad y el sensualidad como conepto artístico; segundo hay que recordar que el fotógrafo creó sus propios patrones fotográficos al transformar el erotismo en un arte bucólico, de belleza sorprendente, en oposición al cepto erótico de "exploración" violenta y fantástica típico del cine de los años setenta.
Erotismo: jóvenes corriendo desnudas por la playa |
Sensualidad |
Ambiente bucólico |
Como dijimos al principio, A Summer in Saint Tropez
propone una narración fuera de los patrones convencionales de su época, tanto es así que
podríamos decir que no hay una historia propiamente dicha o, haciendo otras consideraciones, que la historia narrada es más como un pretexto para hacer fotografía en movimiento.
Un grupo de siete jóvenes, que están
probablemente entre los 16 y 20 años de edad, están hospedadas en una casa de
campo. Es verano y lo único que hacen durante su estadía es disfrutar de las vacaciones. Aprovechan el tiempo para vivir en medio de la naturaleza y del verano una serie de sueños idílicos son conflictos ni contratiempos. Es como si estuvieran en un estado primitivo de pureza. Todas las muchachas duermen en la misma habitación en la que hay varias camas, algunas incluso duermen juntas en camas estrechas; se levantan, desayunan y pasan el resto del día haciendo diversas actividades como andar en bicicleta por el campo, recoger flores, nadar desnudas en la playa, hacer la siesta, hacerse bromas, jugar y reírse para, al día siguiente, volver a hacerlo todo una vez más.
¿Qué tiene, entonces, de especial esta película?
Aunque al final de la historia hay una “conclusión” con el casamiento de una de las protagonistas de la historia, lo explica el por qué las chicas están en esa región, lo que le hace especial a A
Summer in Saint Tropez es su narración fotográfica: es un canto lírico
a la belleza femenina y a la alegría de vivir, a la ingenuidad y a la sensualidad, a los sueños y a los deseos. La calidad fotográfica hace que, a pesar del erotismo de la película, ésta sea una obra que crea el retrato de la inocencia “perfecta” y del vivir en paz.
Característias de A Summer in Saint Tropez.-
Una película sin diálogos. Las protagonistas no
pronuncian una sola palabra y lo único que se les escucha, a veces, son la
risas en aquellos momentos especiales que las imágenes muestran la alegría de vivir aquel instante.
Esto sucede porque las protagonistas se comunican, casi que exclusivamente, con
los ojos y la delicadeza de los gestos. Ellas no necesitan palabras para
transmitir lo que sienten y lo que desean. Todas parecen estar siempre en un
estado de contemplación, de paz con ellas mismas, en una sintonía total con el
ambiente que las rodea. Hay que añadir la importancia de la música suave y
dulce compuesta por Benoit Wideman que ayuda a crear ese ambiente de serenidad
y regocijo.
La fotografía es el corazón mismo de A
Summer in Saint Tropez. La cámara sigue los movimientos, los pasos, los
juegos, los sueños de las chicas con una lentitud milimétrica que permite
visualizar los detalles de la pintura que forman, inclusive cuando la cámara se
detiene y nos da la sensación de que estamos frente a un cuadro en algún museo. Predominan los
colores suaves y la atmósfera que se difumina. Además, gracias al tipo de grano
de la fotografía, se siente el calor del verano, desde las primeras escenas,
cuando hay una serie de imágenes que muestran la región donde transcurre la
historia.
Las protagonistas son jóvenes recién salidas de
la adolescencia y se comportan con naturalidad e inocencia, y de esto se
aprovecha Hamilton para ofrecer un erotismo sutil con la cámara que busca los
mejores ángulos, para provocar diferentes tipos de sensaciones en cada una de
las muchachas, transformando, inclusive, las escenas de intimidad, como besos y
caricias, en algo totalmente cándido, sin una sola gota de malicia. Cabe añadir las características de la
cámara: los primeros planos y la intimidad de la cámara en movimiento, que
sigue los pasos de las protagonistas, en contrate con los gestos casi
paralizados de las muchachas.
Un día de verano.-
A continuación vamos a desmenuzar los veinte
primeros minutos de A Summer in Saint Tropez para entender los detalles de la
propuesta de Hamilton.
A Summer in Saint Tropez |
1. El despertar. Los cinco primeros minutos sirven
para presentar, con vistas panorámicas, el local donde transcurre la historia.
Los colores suaves transmiten la tranquilidad del lugar y el calor de la
estación. Enseguida, en primeros planos, se presentan a las siete chicas que
están durmiendo en la misma habitación. Con excepción de dos, cada una tiene su
propia cama. La cámara recorre la habitación con lentitud, primero en medios
planos, luego en primeros planos, para mostrar cómo las jóvenes duermen
plácidamente. Una de ellas está desnuda.
2. La curiosidad. Una de las muchachas, que parece ser
la mayor del grupo, se levanta en silencio y sale de la habitación. Otra joven,
vestida de rojo, también se levanta y la sigue sin que la primera se dé cuenta.
Ambas cabalgan hasta una pequeña propiedad que está cerca de la casa donde
están hospedadas. La primera chica entra a una habitación semioscura donde hay
una máquina de coser, y muchas telas transparentes de los más variados colores.
Se encuentra con un hombre y se percibe que ambos tienen algún tipo de relación
Luego, ambas chicas retornan a la casa principal.
3. El erotismo. Los siguientes minutos son escenas
de un erotismo fuerte e inocente al mismo tiempo. Las muchachas están
duchándose juntas. La escena vuelve a ser semioscura, de tal manera que hay un
contrate natural entre el fondo negro y los cuerpos bronceados. Las chicas están desnudas y los
movimientos de ellas son lentos, coreografiados. La cámara capta los detalles
de las manos, del agua y de los rostros que expresan quietud. Los cuerpos
desnudos se muestran con naturalidad. Las chicas se ayudan a secarse con
movimientos lentos, suaves y detallistas. El sensualismo de la escena radica en
la precisión de los movimientos con las expresiones de las chicas que no
pierden la ingenuidad a pesar de la provocación e insinuación de la escena. Por
ejemplo, una de las muchachas le abraza a otra por la espalda y le tapa con sus
manos los senos. Otra está sentada desnuda, tapándose también los senos, mientras una
muchacha coloca su cabeza en el regazo de la chica desnuda y deja que ésta le
acaricie el pelo. Esta escena dura un poco más de dos minutos, pero gracias a
la lentitud con que fue filmada, parece que el tiempo se detuvo y transmite
serenidad e inocencia en medio de una situación erótica explícita.
En la ducha |
Una sensualidad ingenua |
Erotismo a través de los detalles |
Le ayudan a la chica a secarse |
Sensualidad y erotismo |
4. Un día de verano.
Los siguientes minutos muestran a cada una de las chicas en diversas
situaciones, haciendo algo especial y particular. La mayor de todas pasea en bicicleta por
las calles desiertas del pueblo.
Dos muchachas están en el campo, debajo de un
paraguas. Se besan delicadamente y permanecen abrazadas en silencio y
sin hacer ningún gesto. Una vez más la cámara se muestra efectiva al permanecer
estática.
Otras dos chicas, probablemente en la escena
más picaresca e inocente, van a la playa, donde se desvisten, dejando sus ropas
en una tienda que hay en la arena, y se zambullan en el mar. Dos muchachos las
espían y se roban las ropas de ellas. Al mismo tiempo, llega a la playa un
grupo de niños acompañados de una mujer adulta que deja unas ropas en la playa y se mete al mar con los niños. Las dos muchachas que están
desnudas en el mar se ríen y luego que el grupo se ha alejado, salen del mar y
cada una se viste con una de las dos prendas de vestir que ha dejado la mujer. Las dos muchachas, semidesnudas, se
van de la playa riéndose de la situación. Para ellas, lo único que ha habido es
un momento de diversión.
Una de las jóvenes, la misma que por la mañana
le siguió a su amiga, regresa sola a la casa a donde había ido más temprano y
entra en la habitación. Se desnuda y se contempla en el espejo usando las
diferentes telas transparentes que hay en la habitación.
Otras dos jóvenes van con una canasta de ropa a
una lavandería en el patio y se ayudan a lavar el pelo.
Estas secuencias que acabamos de describir
transcurren con movimientos lentos de tal manera que es posible leer las expresiones y las emociones de cada una de las protagonistas que siempre transmiten serenidad.
Se trata, indudablemente, de un día de mucha paz y alegría.
5. El sueño. Volvemos con la chica que salió a
pasear en bicicleta. Está sentada en una máquina de coser en la habitación a la
que fue por la mañana. La vemos en primer plano y ella se pone a soñar con el
hombre con quien estuvo conversando. En el sueño, entra el grupo de jóvenes y
bailan a su alrededor. Son pasos de balet coreografiados. La escena se destaca
por los primeros planos para mostrar los movimientos ligeros y los toques
suaves y dulces que hay entre las chicas. Es un ambiente de sensualidad,
primero con la muchacha y el hombre en el sueño, con quien monta a caballo, y
luego entre las chicas que, más que sensualidad, emanan inocencia.
Escenas especiales.-
Es difícil definir cuáles son las escenas
especiales en una película en la que el arte fotográfico está presente en cada
momento. No hay una escena mejor que otra, sin embargo hemos escogido tres
escenas para destacar la propuesta fotográfica y la manera de trabajar la
sensualidad y el erotismo en un ambiente bucólico y de ingenuidad.
La primera sucede en el atardecer del primer
día de la historia. Tres chicas desnudas van a la playa y se lanzan al mar
desde un muelle. La escena se repite tres veces y luego ellas se secan desnudas
al sol. La cámara capta los movimientos de las manos de las muchachas al
acariciar el cabello de las amigas, mientras sus miradas se pierden en la
lontananza. La mayor parte de la escena está formada por primeros planos.
La segunda es una composición fotográfica de
desnudos en primer plano. Poco a poco la cámara nos muestra el rostro de cada
una de las chicas, y va girando lentamente para mostrar los detalles de una
cesta de frutas. Se repite este movimiento para cada una de las chicas que
aparecen en la escena. Finalmente la cámara, desde un ángulo superior, se aleja
y vemos a las chicas que están desnudas, acostadas, formando un círculo al
redor de una cesta de frutas. Cada una de ellas apoya la cabeza en las piernas
de otra. La idea de la composición de la foto es explorar el erotismo como si
fuera una pintura. Los colores son suaves, el movimiento de la cámara es lento
y, como en gran parte de la película, las muchachas permanecen inmóviles
durante la escena.
La tercera escena sucede cronológicamente
anterior a la descrita como segunda. Es el segundo día de la historia y las
chicas están durmiendo en las mismas posiciones del día anterior. La cámara se
detiene en cada una de las chicas. Nuevamente los colores son suaves y parece que
vemos unas pinturas. Cuando las muchachas se despiertan, empiezan a hacerse
travesuras, primero mojándole la espalda a una de ellas que está durmiendo
semidesnuda y luego realizando una guerra de almohadas. Hay que ver la escena
completa para entender cómo una situación tan simple puede ser transformada en
arte.
Lesbianismo.-
¿A Summer in Saint Tropez es una película de temática lésbica?
Nos atrevemos a decir que, a pesar de que las jóvenes se acarician y muestran una afectividad muy especial entre ellas, lo que nos da la impresión de que podrían ser lesbianas, creemos que no es una película lésbica porque este tema no aparece retratado de otra forma que no sea la que hemos mencionado hasta el momento. Como ya se mencionó de forma breve hace un momento, fue común en los años setenta hacer películas con protagonistas lésbicas como personajes de ficción en historias de terror, principlamente de vampirismo. Muchas de esas películas, de dudosa calidad, hoy son consideras "cult", pero ellas crearon una imagen negativa sobre el lesbianismo.
Lo que nosotros creemos es que las personajes de A Summer in Saint Tropez, como adolescentes que son, viven una serie de experiencias íntimas gracias al ambiente bucólico que les rodea. Cualquier otro juicio es peligroso y corremos el riesgo de prejuzgar.
Nos atrevemos a decir que, a pesar de que las jóvenes se acarician y muestran una afectividad muy especial entre ellas, lo que nos da la impresión de que podrían ser lesbianas, creemos que no es una película lésbica porque este tema no aparece retratado de otra forma que no sea la que hemos mencionado hasta el momento. Como ya se mencionó de forma breve hace un momento, fue común en los años setenta hacer películas con protagonistas lésbicas como personajes de ficción en historias de terror, principlamente de vampirismo. Muchas de esas películas, de dudosa calidad, hoy son consideras "cult", pero ellas crearon una imagen negativa sobre el lesbianismo.
Lo que nosotros creemos es que las personajes de A Summer in Saint Tropez, como adolescentes que son, viven una serie de experiencias íntimas gracias al ambiente bucólico que les rodea. Cualquier otro juicio es peligroso y corremos el riesgo de prejuzgar.
Finalizando,
A
Summer in Saint Tropez, más que una película, es un ensayo fotográfico
hecho por un gran fotógrafo. Es una pena que con el pasar de las décadas esta obra
haya quedado, en parte, olvidada y que su divulgación sea demasiado restricta;
sin embargo vale la pena rescatarla como una manera de darle el lugar que le
corresponde en el hermoso arte del cine, de la fotografía, gracias a su
concepto original sobre la belleza femenina y la sensualidad.
Belleza femenina y sensualidad |
Texto original de
Patricio Miguel Trujillo Ortega.
Está prohibida la
reproducción total o parcial del texto sin la autorización escrita del autor.
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