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Patricio Miguel Trujillo Ortega


26 de outubro de 2013

Kissing Jessica Stein - Besando a Jessica Stein



Kissing Jessica SteinBesando a Jessica Stein, Comedia, 2001, 97 minutos. Estados Unidos.

Con: Jennifer Westfeldt, Heather Juergensen.

Dirección: Charles Herman-Wurmfeld.

Kissing Jessica Stein (Besando a Jessica Stein) es una película independiente que, con mucho humor de buen gusto y sin estereotipos, toca de raspón los miedos, los prejuicios, las ilusiones y las frustraciones en las relaciones amorosas a través de Jessica Stein, uno de los personajes más neuróticos –y graciosa justamente por eso- de las comedias de los primeros años del presente siglo.

Desde el punto de vista cinematográfico, Besando a Jessica Stein es una película lineal que repite las tres etapas tradicionales de cualquier comedia romántica: primero está la presentación del problema; luego viene la solución parcial de este –y al mismo tiempo la mejor parte de la película- y, finalmente, el desenlace feliz, solo que en este caso no es el que el espectador se imagina.

Si Besando a Jessica Stein no ofrece, aparentemente, nada nuevo en el esquema tradicional de las comedias románticas, ¿por qué perder el tiempo con ella?

No soy feliz.-

Ver Besando a Jessica Stein es un encuentro rico y fructífero con un personaje muy bien construido con el que, a pesar de que nos llega a exasperar con sus manías, es fácil identificarse de diferentes maneras.

Jessica Stein es una periodista que tiene 28 años y vive en New York. Es soltera y hace un par de años que no tiene novio. Ha intentado iniciar nuevas relaciones, pero todas han fracasado y, algunas, incluso, no han pasado de la primera cita, pues le resulta difícil encontrar a su “hombre” ideal.
 
Jessica en una de sus tantas citas desastrosas
Es verdad que algunas de sus citas son un fracaso porque algunos “pretendiente” a pretendiente son un “cero a la izquierda”; no obstante, Jessica también es culpable porque sus miedos no le permiten correr riesgos; además, está atada a una educación conservadora y religiosa muy estricta, lo que no le permite ser espontánea; al contrario, se complica hasta en los más mínimos detalles.

Sin embargo, la mayor presión es la de cumplir el rito social del casamiento. Es como si su vida no tuviera sentido si no está casada. Desde la primera escena de la película se siente este peso: Jéssica está sentada entre su madre y su abuela en una ceremonia religiosa en una sinagoga. Mientras la ceremonia sigue su curso tanto su madre como su abuela le hacen sentir mal por el hecho de aún estar soltera. No son solo palabras de “preocupación” de su familia; es el sentir de una “sociedad” que exige que Jessica, léase, las mujeres, cumpla el papel que se espera de ella.
Jessica y su madre que la presiona porque aún está soltera
Por otro lado, hay dos factores adicionales que contribuyen con esta presión y, por tanto, influyen negativamente en la personalidad de Jessica. En su trabajo, su jefe es un ex-novio de su época de universitaria que la trata con desdén y sarcasmo; no pierde la oportunidad de burlarse de ella. Además, su mejor amiga que es casa y  está embarazada intenta “conseguirle” una pareja con citas a ciegas. Finalmente Jessica recibe una noticia que le hace sentir que se está quedando solterona: su hermano menor se va a casar.
Jessica y su amiga
 Y ella, ¿cuándo lo hará? Es como si todos esperaran con urgencia la respuesta a esa pregunta.

Sin embargo, lo que nadie sabe es que Jessica no es feliz. Tiene un buen trabajo, aunque este no le satisface por completo; ella cree que hace algo de útil para el mundo con su trabajo; le gusta la pintura, pero no deja que su espíritu artístico se libere; además, ella misma lo dice con estas palabras: “no soy feliz”. Y no son palabras dichas para conmovernos o para despertar la compasión de alguien. Jessica lo dice porque realmente ella no es feliz y no sabe cómo ser feliz con las cosas que le rodean pues, aparentemente, ella tiene todo: es una mujer bonita, una profesional competente y no tiene problemas económicos –estos no se mencionan par nada, pero está sobrentendido.


De neurótica a lesbiana.-

Jessica no puede estar peor de lo que ya está: tiene una vida rutinaria y aburrida sin ninguna perspectiva emocional, principalmente porque siente la presión social y familiar de que se está quedando solterona y eso es algo que le angustia; sin embargo, gracias a la intervención involuntaria de su mejor amiga, o única amiga, pues no aparecen otras amigas durante la película, lee a escondidas un anuncio en un periódico de una mujer que busca otra mujer para una relación seria.
Jessica escucha el aviso clasificado de una mujer que busca otra mujer
Helen es una mujer que dirige una galería de arte y está cansada de las relaciones superficiales que tiene con los hombres. Ella es liberal y se deja llevar por sus deseos sexuales sin ningún problema, pero quiere cambiar pues percibe que sus relaciones no le llevan a ningún lado, hasta que, de repente, durante una exposición ve cómo una mujer la mira con profundidad y con deseo; y esa sola mirada profunda le hace tomar la decisión de cambiar y decide, entonces, publicar un anuncio en un periódico para encontrar una mujer que, no solo que le satisfaga, sino que le complemente.
 
Helen
Cuando Jessica lee ese anuncio, no le atrae el hecho de que sea el anuncio de una mujer, sino la profundidad del significado del texto, pues el anuncio ha sido escrito citando una frase de su poeta preferido: Rainer Maria Rilke.
 
Un amigo de Helen le ayuda a escoger la frase de Rainer Maria Rilke
De esta forma, Jessica conoce a Helen y ambas deciden intentar tener una relación.

Sin embargo, es importante decir que no se trata de una transformación sexual de ambas mujeres. No es que ellas decidan, de repente, ser lesbianas como por arte de magia, rechazando el mundo masculino, como si este fuera el problema, sino que ambas están buscando el amor que no lo encuentran y se meten en una “aventura” por esa necesidad profunda de hallar lo que a cada una le hace falta.

Y no es una aventura cualquiera. Tanto Jessica como Helen deciden apostar todas sus fichas en esa relación, que tampoco va a ser fácil. Y este es uno de los méritos de Besando a Jessica Stein, lo que le hace ser una comedia romántica diferente a las miles de comedias llenas de estereotipos.
 
Helen y Jessica en su primera cita
Cabe decir que en ningún momento hay un discurso moralista y, peor aún, prejuicioso; simplemente Jessica y Helen son dos personajes auténticos que cobran vida para dejarse llevar por esa “necesidad” de tener a su lado una persona que le complemente; surge, así, el encuentro dos personas que buscan lo mismo por razones diferentes y, como son opuestas, se atraen. Y al atraerse, intentan vencer sus diferencias de comportamiento y crean un ambiente agradable, gracioso y romántico.

Besando a Jessica Stein.-

La segunda parte de la película se inicia cuando Jessica decide “darse” a sí misma la oportunidad de probar un mundo “desconocido”. Como hemos dicho, no es que ella, de repente, se transforma en “lesbiana”, como si esto fuera una decisión de un día para otro. Lo que Jessica hace es “buscar” su felicidad, una búsqueda que no le resulta fácil, pues tiene que enfrentarse a sus propios miedos, lo que provoca una serie de escenas graciosas, principalmente porque su “neurosis”, como nunca, está a todo vapor.

Podemos destacar tres escenas importantes que muestran la neurosis, la búsqueda y la transformación de Jessica.
 
Helen se siente atraída por Jessica desde el primer instante
La primera es cuando ella se encuentra con Helen por primera vez. Jessica está prácticamente desistiendo de su cita y de la posibilidad de conocer a Helen, quien da señales de que realmente le interesa iniciar una relación con ella. A pesar de que Jessica se esfuerza por mostrarse segura, demuestra que está confundida y que es más frágil de lo que se imagina. Helen le dice: “No puedes saber cómo responder a algo hasta que no lo pruebas”, a lo que le responde Jessica: “Disiento. Si te conoces interiormente, puedes medir tus reacciones”; Helen: “¿Sabes cómo reaccionarías tú?; Jessica: “Diría que sí”. Este diálogo es un enfrentamiento intenso entre Jessica y Helen. La primera intenta mostrar que, a pesar de que no es feliz, ella tiene un control total de sus emociones; la segunda, quiere mostrarle que cada individuo tiene sus razones de ser. Es entonces que Helen, molestada con el “discurso” de Jessica, le besa sorpresivamente en la boca... Y el mundo de Jessica se desmorona: su discurso, su apariencia, todo se derrumba. Aquella de que sí sabría cómo reaccionar, no le funciona.
"No puedes saber cómo responder a algo hasta que no lo pruebas"
"¿Sabes cómo reacconarías tú"
La apariencia de seguridad de Jessica se derrumba
Vale la pena mencionar la precisión de los diálogos de esta escena que es una de las más importantes de la peícula.

La segunda escena que queremos comentar es cuando finalmente Jessica y Helen van a tener su primera relación sexual. Ellas están saliendo ya hace algunos días y a pesar de que Helen es una mujer más dinámica, atrevida y está acostumbrada a tomar la iniciativa, se ve frenada por la “racionalización” de Jessica. Ambas están dispuestas a iniciar una relación que vaya más allá de una cita de besos, abrazos y charlas; no obstante, Jessica no sabe lo que es la espontaneidad y cuando se encuentran para el gran momento, Jessica coloca sobre la mesa los libros que ha consultado sobre cómo dos mujeres pueden tener sexo y los accesorios que podrían usar. Lo más gracioso de todo, es la seriedad con la que Jessica habla, sin darse cuenta que la vida puede ser más sencilla de lo que ella se imagina que es. Y que el amor –y el sexo- no está en los “libros”.
Jessica racionaliza el amor con miedo a la espontaneidad

Helen y Jessica "preparándose" para besarse
Besando a Jessica Stein
Por suerte, cuando menos lo piensan, se les presenta la gran oportunidad de tener su primera relación sexual, la que les abre finalmente la entrada para que puedan vivir como pareja. No significa que el “sexo” diga si puedes vivir o no como pareja, sino que en el caso de Jessica ella tiene que dar ese paso importante para vencer sus miedos, para descubrir la espontaneidad de la vida, para apasionarse sin temores. No vamos a describir la escena, pero es muy bien hecha cuando ambas, como si fueran dos adolescentes que esconden un secreto de sus padres, que es tal vez la situación “real” de Jessica, cierran la puerta de la habitación de esta en la casa de sus padres, donde se ven “obligadas” a pasar la noche.
 
Jessica en su habitación, con Helen, dándole las buenas noches a la mamá
¿Enamoradas o amigas?-

Jessica vive un mundo ambiguo. Por un lado, está feliz con Helen y eso le ha hecho muy bien. Se viste de manera diferente, está mucho más atractiva y segura de sí misma; ya no se intimida con la presencia de su jefe y ha aprendido a expresarse de una manera más libre, principalmente por medio de la pintura. Es una Jessica renovada que encanta, llama la atención y seduce. Es la consecuencia de estar feliz, de amar y de ser amada; sin embargo, aún tiene miedo de la reacción de su familia cuando se enteren que ella está saliendo con una mujer. Su entorno familiar es conservador y las doctrinas de su mundo religioso (judaísmo) tienen un peso muy fuerte en su vida. ¿Qué puede hacer para solucionar este conflicto?
 
Jessica y el miedo a la presión familiar
Jessica opta por lo más fácil, pero lo más peligroso. Se niega a sí misma la oportunidad de amar y de ser feliz con Helen. Pone en riesgo su relación para mantener intacta su “apariencia” frente a su familia; por suerte, su madre es más sensible y perspicaz de lo que Jessica se imagina y le hace ver que no debe tener miedo de ser ella misma. Su madre le abre los ojos y le da el empujón que le hacía falta.
 
Jessica recibe el apoyo de quién menos lo esperaba: su madre
Este “empujón”, que es fruto de la comprensión y del amor maternal –no porque no haya el paternal, sino porque es la opción que escoge la película- es una de las propuestas más interesantes y osadas de la película, pues Jessica se libera de una vez por todas y va a la fiesta de la boda de su hermano con Helen. Todas las miran y las admiran. Incluso hay parientes que le de consejos a Helen de cómo ella y Jessica pueden tener hijos si deciden hacerlo. Es decir, esa “familia” que era asustadora para Jessica se transforma en un escenario de apoyo, de comprensión. Es verdad que la película no profundiza esa “comprensión”, pues es de imaginarse que no todas las personas estarán de acuerdo con la decisión de Jessica, sin embargo hay una propuesta positiva de comprensión, lo que hace que a partir de ese momento Jessica ya no pueda inventar excusas para esconder su relación y pueda darle la mano a Helen, en público, sin miedos, feliz por lo que está haciendo.

Finalmente sus ojos muestran seguridad, pasión y paz con el mundo y con ella misma.
 
Helen y Jessica
Sin embargo, con el pasar de las semanas la relación de Jessica y Helen cambia. Hay que recordar que ambas optaron por un estilo de vida por diferentes razones; un estilo que parece que se ajusta más a Helen que a Jessica; es por este motivo que uno de los amigos de Helen le dice que ella es una vergüenza para el mundo gay porque sale con la mujer más heterosexual que existe. Tanto es así que la vida de pareja que ambas llevan pronto se transforma en una vida de “amigas” y Helen no busca eso; ella quiere realmente una “compañera” para su vida, mientras que Jessica vuelve a acostumbrarse a una rutina y su amor por Helen se transforma en amistad, aunque su “neurosis” disminuye.
 
Jessica y Helen
Es entonces la hora de seguir cada una su propio camino.

Besando a Jessica Stein es una película que va más allá de las definiciones de homosexualidad o heterosexualidad: es la historia de la relación de Jessica y Helen: un encuentro de amor pasional, de dos mujeres que buscan su realización. Y las guionistas, que son las mismas actrices que representan a Jessica y Helen, lo hacen de una manera impecable. El guion está bien hecho; los diálogos no se pierden en superficialidades y la película, en general, huye del camino trillado por muchas otras comedias románticas o de temática homosexual.

Ver Besando a Jessica Stein es una experiencia agradable, sea cual sea el final que el espectador esté esperando: sea una Jessica lesbiana o una Jessica heterosexual.

Como curiosidad, Kissing Jessica Stein se estrenó primero como una pieza en 1997 y como película obtuvo triunfos en diferentes festivales de cine.

Texto original de Patricio Miguel Trujillo Ortega.

Prohibida la reproducción total o parcial del texto sin la autorización escrita del autor.

2 comentários:

  1. MUY BUEN ANALISIS DE LA PELICULA!...PERO YO AGREGARIA QUE LA SEPARACION DE HELEN Y JESSICA ES TEMPORAL, HASTA QUE JESSICA ESTE CON OTROS HOMBRES Y COMPRUEBE QUE YA NO ES LA MISMA DE ANTES JE....

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  2. Creo que estoy de acuerdo contigo, Ojitos de gata ojitosde gata; creo que ese sería el final que esperaríamos...

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