Con: Jennifer Westfeldt, Heather Juergensen.
Dirección: Charles Herman-Wurmfeld.
Kissing Jessica Stein (Besando a Jessica Stein) es una película independiente que, con
mucho humor de buen gusto y sin estereotipos, toca de raspón los miedos, los
prejuicios, las ilusiones y las frustraciones en las relaciones amorosas a
través de Jessica Stein, uno de los personajes más neuróticos –y graciosa
justamente por eso- de las comedias de los primeros años del presente siglo.
Desde el punto de vista cinematográfico, Besando
a Jessica Stein es una película lineal que repite las tres etapas
tradicionales de cualquier comedia romántica: primero está la presentación del
problema; luego viene la solución parcial de este –y al mismo tiempo la mejor
parte de la película- y, finalmente, el desenlace feliz, solo que en este caso
no es el que el espectador se imagina.
Si Besando a Jessica Stein no ofrece,
aparentemente, nada nuevo en el esquema tradicional de las comedias románticas,
¿por qué perder el tiempo con ella?
No soy feliz.-
Ver Besando a Jessica Stein es un
encuentro rico y fructífero con un personaje muy bien construido con el que, a
pesar de que nos llega a exasperar con sus manías, es fácil identificarse de
diferentes maneras.
Jessica Stein es una periodista que tiene 28 años y
vive en New York. Es soltera y hace un par de años que no tiene novio. Ha
intentado iniciar nuevas relaciones, pero todas han fracasado y, algunas,
incluso, no han pasado de la primera cita, pues le resulta difícil encontrar a
su “hombre” ideal.
Es verdad que algunas de sus citas son un fracaso
porque algunos “pretendiente” a pretendiente son un “cero a la izquierda”; no
obstante, Jessica también es culpable porque sus miedos no le permiten correr
riesgos; además, está atada a una educación conservadora y religiosa muy
estricta, lo que no le permite ser espontánea; al contrario, se complica hasta
en los más mínimos detalles.
Sin embargo, la mayor presión es la de cumplir el rito
social del casamiento. Es como si su vida no tuviera sentido si no está casada.
Desde la primera escena de la película se siente este peso: Jéssica está
sentada entre su madre y su abuela en una ceremonia religiosa en una sinagoga.
Mientras la ceremonia sigue su curso tanto su madre como su abuela le hacen
sentir mal por el hecho de aún estar soltera. No son solo palabras de
“preocupación” de su familia; es el sentir de una “sociedad” que exige que
Jessica, léase, las mujeres, cumpla el papel que se espera de ella.
Jessica y su madre que la presiona porque aún está soltera |
Por otro lado, hay dos factores adicionales que contribuyen
con esta presión y, por tanto, influyen negativamente en la personalidad de Jessica.
En su trabajo, su jefe es un ex-novio de su época de universitaria que la trata
con desdén y sarcasmo; no pierde la oportunidad de burlarse de ella. Además, su
mejor amiga que es casa y está
embarazada intenta “conseguirle” una pareja con citas a ciegas. Finalmente
Jessica recibe una noticia que le hace sentir que se está quedando solterona: su
hermano menor se va a casar.
Jessica y su amiga |
Y ella, ¿cuándo lo hará? Es como si todos esperaran
con urgencia la respuesta a esa pregunta.
Sin embargo, lo que nadie sabe es que Jessica no es
feliz. Tiene un buen trabajo, aunque este no le satisface por completo; ella
cree que hace algo de útil para el mundo con su trabajo; le gusta la pintura,
pero no deja que su espíritu artístico se libere; además, ella misma lo dice con
estas palabras: “no soy feliz”. Y no son palabras dichas para conmovernos o para
despertar la compasión de alguien. Jessica lo dice porque realmente ella no es
feliz y no sabe cómo ser feliz con las cosas que le rodean pues, aparentemente,
ella tiene todo: es una mujer bonita, una profesional competente y no tiene
problemas económicos –estos no se mencionan par nada, pero está sobrentendido.
De neurótica a lesbiana.-
Jessica no puede estar peor de lo que ya está: tiene una
vida rutinaria y aburrida sin ninguna perspectiva emocional, principalmente porque
siente la presión social y familiar de que se está quedando solterona y eso es
algo que le angustia; sin embargo, gracias a la intervención involuntaria de su
mejor amiga, o única amiga, pues no aparecen otras amigas durante la película,
lee a escondidas un anuncio en un periódico de una mujer que busca otra mujer
para una relación seria.
Jessica escucha el aviso clasificado de una mujer que busca otra mujer |
Helen es una mujer que dirige una galería de arte y
está cansada de las relaciones superficiales que tiene con los hombres. Ella es
liberal y se deja llevar por sus deseos sexuales sin ningún problema, pero
quiere cambiar pues percibe que sus relaciones no le llevan a ningún lado,
hasta que, de repente, durante una exposición ve cómo una mujer la mira con
profundidad y con deseo; y esa sola mirada profunda le hace tomar la decisión
de cambiar y decide, entonces, publicar un anuncio en un periódico para
encontrar una mujer que, no solo que le satisfaga, sino que le complemente.
Cuando Jessica lee ese anuncio, no le atrae el hecho
de que sea el anuncio de una mujer, sino la profundidad del significado del
texto, pues el anuncio ha sido escrito citando una frase de su poeta preferido:
Rainer Maria Rilke.
De esta forma, Jessica conoce a Helen y ambas deciden
intentar tener una relación.
Sin embargo, es importante decir que no se trata de
una transformación sexual de ambas mujeres. No es que ellas decidan, de
repente, ser lesbianas como por arte de magia, rechazando el mundo masculino,
como si este fuera el problema, sino que ambas están buscando el amor que no lo
encuentran y se meten en una “aventura” por esa necesidad profunda de hallar lo
que a cada una le hace falta.
Y no es una aventura cualquiera. Tanto Jessica como
Helen deciden apostar todas sus fichas en esa relación, que tampoco va a ser
fácil. Y este es uno de los méritos de Besando a Jessica Stein, lo que le
hace ser una comedia romántica diferente a las miles de comedias llenas de
estereotipos.
Cabe decir que en ningún momento hay un discurso
moralista y, peor aún, prejuicioso; simplemente Jessica y Helen son dos
personajes auténticos que cobran vida para dejarse llevar por esa “necesidad”
de tener a su lado una persona que le complemente; surge, así, el encuentro dos
personas que buscan lo mismo por razones diferentes y, como son opuestas, se
atraen. Y al atraerse, intentan vencer sus diferencias de comportamiento y
crean un ambiente agradable, gracioso y romántico.
Besando a Jessica Stein.-
La segunda parte de la película se inicia cuando
Jessica decide “darse” a sí misma la oportunidad de probar un mundo “desconocido”.
Como hemos dicho, no es que ella, de repente, se transforma en “lesbiana”, como
si esto fuera una decisión de un día para otro. Lo que Jessica hace es “buscar”
su felicidad, una búsqueda que no le resulta fácil, pues tiene que enfrentarse
a sus propios miedos, lo que provoca una serie de escenas graciosas,
principalmente porque su “neurosis”, como nunca, está a todo vapor.
Podemos destacar tres escenas importantes que muestran
la neurosis, la búsqueda y la transformación de Jessica.
La primera es cuando ella se encuentra con Helen por
primera vez. Jessica está prácticamente desistiendo de su cita y de la
posibilidad de conocer a Helen, quien da señales de que realmente le interesa
iniciar una relación con ella. A pesar de que Jessica se esfuerza por mostrarse
segura, demuestra que está confundida y que es más frágil de lo que se imagina.
Helen le dice: “No puedes saber cómo
responder a algo hasta que no lo pruebas”, a lo que le responde Jessica: “Disiento. Si te conoces interiormente,
puedes medir tus reacciones”; Helen: “¿Sabes
cómo reaccionarías tú?; Jessica: “Diría
que sí”. Este diálogo es un enfrentamiento intenso entre Jessica y Helen.
La primera intenta mostrar que, a pesar de que no es feliz, ella tiene un
control total de sus emociones; la segunda, quiere mostrarle que cada individuo
tiene sus razones de ser. Es entonces que Helen, molestada con el “discurso” de
Jessica, le besa sorpresivamente en la boca... Y el mundo de Jessica se
desmorona: su discurso, su apariencia, todo se derrumba. Aquella de que sí
sabría cómo reaccionar, no le funciona.
"No puedes saber cómo responder a algo hasta que no lo pruebas" |
"¿Sabes cómo reacconarías tú" |
La apariencia de seguridad de Jessica se derrumba |
Vale la pena mencionar la precisión de los diálogos de
esta escena que es una de las más importantes de la peícula.
La segunda escena que queremos comentar es cuando
finalmente Jessica y Helen van a tener su primera relación sexual. Ellas están
saliendo ya hace algunos días y a pesar de que Helen es una mujer más dinámica,
atrevida y está acostumbrada a tomar la iniciativa, se ve frenada por la
“racionalización” de Jessica. Ambas están dispuestas a iniciar una relación que
vaya más allá de una cita de besos, abrazos y charlas; no obstante, Jessica no sabe
lo que es la espontaneidad y cuando se encuentran para el gran momento, Jessica
coloca sobre la mesa los libros que ha consultado sobre cómo dos mujeres pueden
tener sexo y los accesorios que podrían usar. Lo más gracioso de todo, es la
seriedad con la que Jessica habla, sin darse cuenta que la vida puede ser más
sencilla de lo que ella se imagina que es. Y que el amor –y el sexo- no está en
los “libros”.
Jessica racionaliza el amor con miedo a la espontaneidad |
Helen y Jessica "preparándose" para besarse |
Besando a Jessica Stein |
Por suerte, cuando menos lo piensan, se les presenta
la gran oportunidad de tener su primera relación sexual, la que les abre
finalmente la entrada para que puedan vivir como pareja. No significa que el
“sexo” diga si puedes vivir o no como pareja, sino que en el caso de Jessica
ella tiene que dar ese paso importante para vencer sus miedos, para descubrir
la espontaneidad de la vida, para apasionarse sin temores. No vamos a describir
la escena, pero es muy bien hecha cuando ambas, como si fueran dos adolescentes
que esconden un secreto de sus padres, que es tal vez la situación “real” de
Jessica, cierran la puerta de la habitación de esta en la casa de sus padres,
donde se ven “obligadas” a pasar la noche.
¿Enamoradas o amigas?-
Jessica vive un mundo ambiguo. Por un lado, está feliz
con Helen y eso le ha hecho muy bien. Se viste de manera diferente, está mucho
más atractiva y segura de sí misma; ya no se intimida con la presencia de su
jefe y ha aprendido a expresarse de una manera más libre, principalmente por
medio de la pintura. Es una Jessica renovada que encanta, llama la atención y
seduce. Es la consecuencia de estar feliz, de amar y de ser amada; sin embargo,
aún tiene miedo de la reacción de su familia cuando se enteren que ella está
saliendo con una mujer. Su entorno familiar es conservador y las doctrinas de
su mundo religioso (judaísmo) tienen un peso muy fuerte en su vida. ¿Qué puede
hacer para solucionar este conflicto?
Jessica opta por lo más fácil, pero lo más peligroso.
Se niega a sí misma la oportunidad de amar y de ser feliz con Helen. Pone en
riesgo su relación para mantener intacta su “apariencia” frente a su familia;
por suerte, su madre es más sensible y perspicaz de lo que Jessica se imagina y
le hace ver que no debe tener miedo de ser ella misma. Su madre le abre los
ojos y le da el empujón que le hacía falta.
Este “empujón”, que es fruto de la comprensión y del
amor maternal –no porque no haya el paternal, sino porque es la opción que
escoge la película- es una de las propuestas más interesantes y osadas de la
película, pues Jessica se libera de una vez por todas y va a la fiesta de la
boda de su hermano con Helen. Todas las miran y las admiran. Incluso hay
parientes que le de consejos a Helen de cómo ella y Jessica pueden tener hijos
si deciden hacerlo. Es decir, esa “familia” que era asustadora para Jessica se
transforma en un escenario de apoyo, de comprensión. Es verdad que la película
no profundiza esa “comprensión”, pues es de imaginarse que no todas las
personas estarán de acuerdo con la decisión de Jessica, sin embargo hay una
propuesta positiva de comprensión, lo que hace que a partir de ese momento
Jessica ya no pueda inventar excusas para esconder su relación y pueda darle la
mano a Helen, en público, sin miedos, feliz por lo que está haciendo.
Finalmente sus ojos muestran seguridad, pasión y paz
con el mundo y con ella misma.
Sin embargo, con el pasar de las semanas la relación
de Jessica y Helen cambia. Hay que recordar que ambas optaron por un estilo de
vida por diferentes razones; un estilo que parece que se ajusta más a Helen que
a Jessica; es por este motivo que uno de los amigos de Helen le dice que ella es
una vergüenza para el mundo gay porque sale con la mujer más heterosexual que
existe. Tanto es así que la vida de pareja que ambas llevan pronto se
transforma en una vida de “amigas” y Helen no busca eso; ella quiere realmente
una “compañera” para su vida, mientras que Jessica vuelve a acostumbrarse a una
rutina y su amor por Helen se transforma en amistad, aunque su “neurosis”
disminuye.
Es entonces la hora de seguir cada una su propio
camino.
Besando a Jessica Stein es una película que va más allá de las definiciones de
homosexualidad o heterosexualidad: es la historia de la relación de Jessica y
Helen: un encuentro de amor pasional, de dos mujeres que buscan su realización.
Y las guionistas, que son las mismas actrices que representan a Jessica y
Helen, lo hacen de una manera impecable. El guion está bien hecho; los diálogos
no se pierden en superficialidades y la película, en general, huye del camino
trillado por muchas otras comedias románticas o de temática homosexual.
Ver Besando a Jessica Stein es una
experiencia agradable, sea cual sea el final que el espectador esté esperando:
sea una Jessica lesbiana o una Jessica heterosexual.
Como curiosidad, Kissing Jessica Stein se estrenó
primero como una pieza en 1997 y como película obtuvo triunfos en diferentes
festivales de cine.
Texto original de Patricio Miguel Trujillo Ortega.
Prohibida la reproducción total o parcial del texto sin la autorización
escrita del autor.