Con Victoria Abril, Antonio Banderas, Loles
León.
Dirección de Pedro Almodóvar.
Átame es una excelente película del primer período
del siempre polémico Almodóvar. Una historia seductora, con personajes fuertes,
impactantes y sensibles; a eso hay que añadir la fotografía bellísima, el
dinamismo de la historia y, como es esencial en el director español, el choque:
escenas crudas, explícitas y profundas, con una buena dosis de humor y mucho
drama para un final alentador, de esperanza.
Átame es una película sobre personajes marginales
que transitan entre el amor, la locura, la obsesión y la soledad; y el
espectador, al verlos, no deja de preguntarse hasta qué punto él mismo no forma
parte de ese grupo de “marginales”, pues Almodóvar consigue explorar
profundamente el lado humano de estos personajes que, por su condición
“marginal”, probablemente serían ignorados o retratos con estereotipos.
La historia y los personajes.-
“Tengo veintitrés
años, cincuenta mil pesetas y estoy solo en el mundo. Me gustaría ser un buen
marido para ti y un buen padre para tus hijos”. Esto es lo que le dice Ricky a Marina cuando
acaba de raparla en el propio departamento de ella.
Ricky es un joven huérfano desde los tres años
de edad y ha vivido toda su vida en instituciones sociales, de las que se ha
escapado en más de una ocasión. Pero esta vez, por orden judicial, sale del
último centro psiquiátrico donde está internado con la idea de reintegrarse al
mundo de la “normalidad” y formar una familia. No obstante, él tiene dos
obsesiones que le guían y le apartan, al mismo tiempo, de ese mundo “normal”
que tanto anhela. Por un lado le gustaría volver a ver su pueblo natal, al que
no ha ido desde cuando tenía tres años de edad. Por otro lado, decide raptarle
a Marina, como él mismo le dice “...para
darte la oportunidad de que me conozcas a fondo porque estoy seguro de que te
enamorarás de mí como yo lo estoy de ti”.
Marina es una actriz de películas de segunda
categoría y también ha trabajado en películas pornográficas. Además, en el
pasado se ha prostituido y ha sido drogadicta. Ella está terminando de rodar
una película cuando Ricky sale del centro psiquiátrico con la idea fija de encontrarse
con Marina, a quien la conoció en una de sus fugas y, después de haber tenido
sexo con ella, le había prometido que la sacaría de la calle y la cuidaría. Con
este pensamiento, Ricky va al estudio, se roba algunas cosas, entre ellas las
llaves del departamento de la actriz y, poco después, la secuestra.
Sus intenciones originales no eran la de
secuestrarla, sino que ella misma percibiera quién era él, que se acordara de
la promesa que él le había hecho hacía un año y que lo aceptara en su vida.
Ingenuamente, porque Ricky es un hombre ingenuo, piensa que su plan es
perfecto, pero al ser rechazado, se las juega al todo al secuestrarla pues,
como lo dirá posteriormente, él no tiene nada que perder.
Ricky es un hombre solitario que piensa que con
sus intenciones de amar todo está resuelto y, cuando las cosas no funcionan
como quiere, recurre a la violencia, no solo en lo que se refiere a Marina sino
también en otras situaciones, como cuando va a buscar drogas para ayudar a
Marina.
Pero volvamos al secuestro: a partir de este,
la relación entre Ricky y Marina es una serie de enfrentamientos complejos,
contradictorios y ambiguos. Ricky se esfuerza por mostrarle su amor y está
convencido de que ella también lo va a amar; o, mejor dicho, está convencido de
que debe amarlo. Pero Marina se resiste y, cuanto más ella lo hace, Ricky se
exalta mucho más aún y trata de demostrar que sus intenciones son perfectas,
consiguiendo, muchas veces, con este comportamiento lo contrario.
Sin embargo, como ya es conocido el caso del Síndrome de Estocolmo, Marina, al ver a
Ricky, que llega al departamento en una de sus salidas, destrozado física y
emocionalmente, “crea” una serie de sentimientos profundos por su secuestrador
y la relación empieza a fluir a base de pura pasión, como si fueran una “pareja
normal”. Y es ahí que tiene sentido el título de la película: por primera vez
Marina le pide a Ricky: “átame”
cuando este va a salir una vez más: en otras palabras, después de tres días,
ella parece dispuesta a amarlo.
Escenas especiales.-
Átame es una película dinámica que fluye con
naturalidad porque sus escenas están bien construidas. No hay elementos que
sobren. Las piezas están correctamente encajadas, aunque al final hay algunos elementos –pues a
pesar de ser una excelente película, no es perfecta- que se pierden en el
desenlace, como es el caso de la obsesión oscura que tiene el Director de la
película por Marina en la que ella acaba de actuar. Sin embargo, queremos
destacar algunas escenas claves ya sea por la osadía de las mismas o por lo
sentido en la construcción de la historia y el desarrollo de sus personajes.
La hermana de Marina interpretando una canción en una fiesta después de terminado de rodar la película |
La primera es una escena casi explícita de
Marina masturbándose en una bañera. La escena empieza con algo de ingenuidad y
gana una tensión artística y sexual. Es erótica, pero nada pornográfica. Es
sensual y nada vulgar. Imaginémonos esta escena a principios de los años
noventa: ¡un escándalo! Pero esta escena no es clave solo por el “acto sexual”
en sí, o por cómo fue concebida, sino porque nos muestra el otro lado de
Marina: una mujer que está en una transición, intentando dejar atrás su pasado
negro, y disfrutando, por lo menos, de un momento íntimo con ella misma, lejos
de la presión que siente por parte de su hermana, del Director de la película
y, tal vez, de otros.
Marina |
La segunda escena es cuando Ricky se presenta con la frase que va a marcar toda la película: “Tengo veintitrés años, cincuenta mil pesetas y estoy solo en el mundo. Me gustaría ser un buen marido para ti y un buen padre para tus hijos”. Ricky es un muchacho que está solo y que no se da cuenta que más que amar, lo que busca es ser amado, darle un sentido a su vida.
La tercera escena es una mezcla de comicidad y
dramatismo: Ricky no consigue controlar su fuerte temperamento cuando Marina
está en el baño y lo rechaza constantemente (no un rechazo sexual, pues Ricky
en ningún momento intentará tener relaciones sexuales con ella sin su
consentimiento). Marina le dice que él es un “mamarracho”. De repente, Ricky se siente ofendido, pues nadie en la
vida le había llamado “mamarracho” y
no entiende cómo ella puede ser tan cruel justamente con él, que se está
esforzando por amarla y hacerla feliz. El drama está en el dolor profundo que
esa simple palabra provoca en Ricky, y la comicidad en la incapacidad de este
para comprender que no se puede entrar simplemente al departamento de una
persona, secuestrarla hasta que esta nos ame. El mundo de la ingenuidad de
Ricky es tan grande, que no se da cuenta que el insulto de Marina es muy poco
frente a lo que él hace.
La cuarta escena es cuando finalmente Ricky se
Marina tienen una relación sexual. Es interesante cómo está hecha la escena y
es uno de los aspectos peculiares de Almodóvar, quien, cuando trabaja con este
tipo de situación, lo hace con su propio estilo, que no tiene que ver con el
“glamour” de Hollywood. Rice acaba de llegar al departamento sangrando, con la
ropa sucia de sangre y todo el cuerpo herido porque le acaban de dar una
paliza. Marina al verlo, se sensibiliza y se da cuenta de que siente algo por
él; pero lo que más nos llama la atención en esta escena es la posición de la
cámara durante la relación sexual que intenta mostrar “cómo ella es en la vida
real”.
Y por último, una de las escenas más profundas
y conmovedoras de la película es cuando Ricky está en las ruinas de lo que un
día fue su pueblo. Aquel sueño que él siempre tuvo de volver a la casa en la
que vivió hasta los tres años de edad, cuando sus padres murieron, está
destruido, profundamente, así como el propio pueblo. Y es entonces que
escuchamos un buen trecho de la canción Resistiré
interpretada por el legendario Dúo
Dinámico. Esa canción es un verdadero himno que nos motiva a nunca darnos
por vencidos.
Ricky, Marina y su hermana cantando "Resistiré" |
Palabras finales.-
Átame es una de esas películas que, sin llegar a ser
la mejor que haya hecho su director, uno la ve varias veces sin cansarse porque
algo nuevo se descubre en cada exhibición. Es una película sin pudor, pero con
mucha sensibilidad. Una manera brillante de captar la realidad de personas que
transitan, como lo he dicho anteriormente, entre el amor, la locura, la
obsesión y la soledad. Átame no es solo una historia de un
amor obsesivo, sino una búsqueda por encontrarse a uno mismo cuando,
aparentemente, todo ya se ha perdido.
La película participó en numerosos festivales
de cine y obtuvo muchos premios, entre ellos el de mejor actor (Antonio
Banderas) en el Festival Internacional de
Cine de Cartagena de Indias (Colombia), 1991; en el Fotogramas de Plata (España), 1991; en la Asociación de Cronistas de Espectáculos de Nueva York (EE.UU.), 1991;
mejor película en el Fotogramas de Plata
(España), 1991; en Premios Sant Jordi
(España), 1991; y algunas nominaciones como a la mejor película en el Premios César (Francia), 1991.
Texto original de
Patricio Miguel Trujillo Ortega.
Está prohibida la
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