O filme que assistimos...

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Patricio Miguel Trujillo Ortega


30 de agosto de 2013

The Tracey Fragments



The Tracey Fragments

The Tracey Fragments, 2007, 77 minutos. Drama. Canadá.

Con: Ellen Page.

Dirección: Bruce McDonald.

Tracey Berkowitz es una “adolescente normal que se odia a sí misma”...Estas son las palabras con las que se define Tracey, la protagonista de una película que rompe los esquemas tradicionales narrativos y le exige al espectador asumir una participación activa para comprender la obra. Una participación que se convierte en una proeza emocionante y, a veces, un poco agotadora conforme la historia adquiere “una” forma.

Solo que esa forma es difícil de definirla pues, como el propio título ya lo insinúa, la historia se desarrolla en “fragmentos” o, mejor dicho, en múltiples “fragmentos” que van construyendo un difícil rompecabezas que solo al final adquiere sentido; sin embargo, también nos deja una sensación de agobio, pues el drama de Tracey no está solucionado y parece que todo va a empezar nuevamente.

La historia y la forma.

Sonny, el hermano de Tracy que finge ser un perro se ha perdido y ella empieza una búsqueda frenética por la ciudad para encontrarlo.

Tracey y la fragmentación
Sintetizada en dos líneas, la historia de Tracey Fragments parece muy sencilla; no obstante, es mucho más profunda y compleja de lo que aparenta. En primer lugar porque la historia no está narrada en ese orden lineal y es ahí donde entran en juego “los fragmentos”.


...es ahí donde entran en juego los fragmentos


Desde el primer instante, la pantalla se divide en dos, tres, cuatro, ocho, doce y más escenas simultaneas: son pedazos de imágenes que muestran a veces una misma escena desde varios ángulos diferentes; en otros momentos, son escenas de diversas situaciones que se mezclan, incluso, con varios diálogos que se cruzan entre sí; en otros momentos, esos pedazos de imágenes desaparecen o toman diferentes tamaños y texturas; hay otros instantes en los que las escenas se repiten y se fraccionan nuevamente y lo que parece que no tiene sentido, en verdad tiene lógica. Esta técnica le obliga al espectador a ver la pantalla desde una perspectiva diferente, a entender lo que es la composición de la fotografía, a distinguir los detalles del collage lo que, al principio no es fácil, pero luego que se entiende la propuesta de Bruce McDonald  es fascinante.
Tracey busca con desesperación a Sonny

En segundo lugar la historia de Tracy es compleja porque su propia vida lo es. Ella tiene quince años y su vida es prácticamente un “infierno”, a tal punto que ella afirma que le “deprime la gente feliz”. Sus padres no solo que no la comprenden, sino que viven en una “realidad” diferente a la de ella. Su madre siempre está pasando mal, está deprimida, y tiene un aire de impotencia y de “que-me-importismo” con la vida. El padre de Tracy vive castigándola, y hay una escena grotesca que muestra el absurdo de estos castigos: la joven intenta defender un punto de vista y su padre la castiga primero por un mes; luego, como ella intenta argumentar, la pena aumenta a dos meses y, finalmente, a tres. Además, Tracy es una muchacha a la que nadie la respeta en el colegio; sus compañeros le insultan, le hacen tropezar y se burlan de ella constantemente, principalmente las mujeres debido a los senos pequeños de Tracy, ya que las otras muchachas, según ella “están obsesionadas en tener senos grandes y en exhibirlos”.
 
Tracey en la escuela
Las jóvenes obsesonadas en exhibir sus senos
Por último, no podemos dejar de lado el sentimiento de culpa de Tracy, después de todo su hermano Sonny se perdió cuando ella, que lo estaba cuidando, se dejó llevar por su fantasía con Billy Zero, un nuevo alumno del cual ella está enamorada, a pesar de que él la trata con indiferencia.

Nos parece que el director Bruce McDonald encontró la forma correcta para contar la historia de Tracy, pues esa manera, digámosla, “desordenada y caótica” de narrar es coherente con el mundo que le rodea al personaje. Si la película hubiera sido hecha de la manera convencional, la historia hubiera muerto desde el principio, pues lo que le da fuerza a esta obra es justamente la manera conflictiva con la que se le retrata a Tracy. El hecho de ir de adelante hacia atrás y viceversa, de repetirse una y otra vez, de fragmentarse, de sentirse perdido en medio de la nada, hasta que todo cobra sentido y el espectador puede pensar: “ah, entonces fue eso lo que le pasó” y siente que finalmente le entiende a Tracy, tiene sentido.
 
Tracey: me deprime la gente feliz
Detalles de la fragmentación.

La historia empieza con Tracy en un autobús. Ella le cuenta al espectador lo que le sucede: “Un día te enamoras de un chico, te toca con los dedos y te quema la piel con la boca. Pero te duele mirarlo y te duele no mirarlo. Parece que te cortan con un vidrio roto”.

Tracy está sola, la cámara tiembla y luego la vemos usando apenas una cortina de baño. La imagen se fragmenta, se mezclan varias escenas y ella, enojada, grita con mucha rabia: “Hoy en día todo es sexo. ¡Que te jodan! ¡Que te jodan! ¡Que te jodan! ¡Que te jodan!

Desde ese momento el espectador empieza a sentirse perdido, pues no entiende nada de lo que sucede y más aún cuando empiezan a suceder las situaciones más raras que se unen sin ningún nexo, aparentemente; además, las imágenes se fragmentan y el concepto de tiempo desaparece por completo. Sin embargo, desde el principio está claro que Tracy vive un mundo conflictivo en los que se mezclan los sueños, los delirios y la realidad. En uno de esos fragmentos, ella conversa con un hombre adulto y no sabemos si es ella o él quien dice: “Salí de un agujero”, pero enseguida ella nos cuenta lo que le pasa: “Me gusta ir en un autobús distinto cada noche según mi estado de ánimo. Si estoy deprimida, me gusta estar con gente deprimida. La gente feliz me deprime muchísimo. El otro día sucedió algo. No puedo decírselo a nadie o acabarás como yo, en ese bus, buscando a alguien”.
Tracey: el otro día sucedió algo...
Apenas han transcurrido 3’31” y el espectador, sin darse cuenta, ya ha recibido la información necesaria para entender la historia de Tracy, solo que fragmentada en centenas de pedazos. El director nos entrega de brazos abiertos la historia completa, solo que, como eso no lo sabemos al ver la película por primera, empezamos a montar el rompecabezas poco a poco.

A veces hay personajes que aparentemente no tienen sentido, como una mujer joven a la que le roban en el autobús y a la que Tracy la defiende. Luego de que ambas son expulsadas del bus, Tracy le da dinero y la mujer se aleja gritando que la ama. O cuando ella está en otro colectivo, con la ropa con la que salió de casa, y un hombre, el único pasajero además de ella, la ve y empieza a reírse a carcajadas. Tracy también lo mira y se ríe de la risa del hombre. Estos personajes son parte del mundo que se cruzan en el camino de la joven que está sola y desesperada no solo por encontrar a su hermano, sino por encontrarse con ella misma.
The Tracey Fragments

Una escena interesante para entender cómo funciona la fragmentación de la pantalla puede ser cuando ella está caminando de noche por una calle mientras busca a Sonny. Ella está cansada y se acuesta en el suelo, se cubre con unas cajas de cartón y se queda dormida. De repente, en la pantalla aparecen cuatro escenas idénticas, solo que desde ángulos distintos y con algunos segundo de diferencia entre ellas. Todas muestran lo que le sucede a Tracy y el  efecto que se consigue es que podemos entender el sufrimiento de la muchacha, la desesperación por la que pasa y la lucha por salir adelante en una búsqueda que hasta ese momento le resulta inútil. Al verla fragmentada en la pantalla crea en el espectador un sentimiento especial por ella; por eso, insistimos, esta película “experimental” como muchas la llaman tiene una fuerza especial, aunque para mucha gente sea difícil asimilarla.
 
Tracey y el juego de los fragmentos
De todos los personajes con los que Tracy se encuentra en su búsqueda, uno de los más raros es su terapeuta. El Dr. Heker es un hombre que se viste de mujer. No se trata de “travestismo” ni de ningún tipo de opción sexual. Es más, ni siquiera se habla nada sobre su apariencia. La verdad es que no sabemos si ese personaje es realmente como lo vemos, pues solo lo conocemos a través de los recuerdos de Tracy, pues las conversaciones que ella mantiene con él suceden en otra época, muchos antes de la desaparición de su hermano Sonny; por otro lado, las conversaciones suceden en un escenario que se asemeja más al de una obra de teatro, con colores claros u oscuros, en ambientes, muchas veces, vacíos. Además, el terapeuta dice que la quiere ayudar, pero no la ayuda en nada. Sus palabras son duras, la desafían y la atormentan, más aún cuando la muchacha se desespera por el miedo constante de que la consideren loca. En otras palabras, esos encuentros son una de las mejores formas de entender el “yo interior y conflictivo” de Tracy que se agrava con la desaparición de su hermano y su “amor” imposible por Billy Zero.
 
Tracey y el Dr. Heker
La soledad de Tracy.

Los últimos minutos de la película, filmados en un plano secuencia final, muestran la soledad y el abandono de Tracy. Se cierra el ciclo de la historia y nada se puede hacer por ella.

Las imágenes de esos últimos minutos, de igual forma como sucedió con las primeras de la, se dan sin fragmentación, en primer plano: ya no hay la necesidad de jugar con el tiempo y el espacio, pues el rompecabezas está completo y lo único que le resta al espectador es acompañar, en silencio, los pasos de la adolescente y sentir su agonía.
 
Tracey Fragments: sus fantasías y su soledad
Tracy Berkowitz está sola.

Ellen Page muestra en esta película que es una gran actriz. Su personaje es denso, no es fácil y carga en la espalda todo el peso de la cinta. ¡Su actuación es de lujo!
 
The Tracey Fragments y una actuación de lujo de Ellen Page
The Tracey Fragments es una muy buena película. Ganó algunos premios, como el de Mejor Actriz (Ellen Page) en el Atlantic Film Festival (2007) y Mejor Director y Mejor Película Canadiense (Bruce McDonald). En el mismo año (2007), en el Berlin Internacional Film Festival, Bruce McDonald volvió a ganar. En 2008, en el Vancouver Film Critics Circle, Ellen Page nuevamente obtuvo el premio de Mejor Actriz en Película Canadiense.

Texto original de Patricio Miguel Trujillo Ortega.

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