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Patricio Miguel Trujillo Ortega


3 de outubro de 2012

La Grande Séduction - La Gran Seducción



La Grande Séduction – La Gran Seducción, Comedia, 109 minutos, 2003, Canadá.

Con: Raymond Bouchard, David Boutin, Pierre Collin, Lucie Laurier.

Dirección: Jean-François Pouliot.

La Gran Seducción es una bellísima película canadiense que nos cuenta la historia de un pueblo que se las ingenia de la manera más sorprendente para no morir en el olvido; es una muestra de lo imposible hecho posible, con una buena dosis de humor y un espíritu solidario capaz de vencer cualquier barrera. Sin llegar a ser una película profunda, es una comedia nada superficial, brillante en la concepción de sus personajes que nos seducen de principio a fin.
  
El orgullo de ser feliz.

Una voz masculina en off cuenta cómo el pueblo –cuando el narrador era niño- era feliz y se sentía orgulloso por el trabajo de sus hombres, pescadores que regresaban a sus casas de noche y se reunían a contar historias.

Mientras la voz en off narra los detalles del trabajo y de la gente, los colores de la escena y el movimiento de la cámara le embrujan al espectador: es de noche, llueve y la cámara, sin llegar a ser lenta, posicionada casi al nivel del suelo, acompaña el ritmo pausado de satisfacción de los pescadores que vuelen a sus hogares, mientras se ven las gotas de la lluvia que caen, tan lentamente, que se las siente.
El orgullo de ser feliz

Es una serie de elementos que se conjugan en plenitud: la escena es de un tono oscuro azulado y luego que los pescadores han regresado a sus casas, hay una imagen general del pueblo con una luna llena gigante que ilumina la noche mientras se escuchan en todas las ventanas del pueblo los susurros de voces femeninas que dicen los nombres de sus maridos en diferentes tonos de voz para luego, esas misas voces, gritar de las más diferentes formas el orgasmo que todas las mujeres tienen esa noche. Y cuando vuelve a reinar el silencio nocturno, una ventana, en todas las casas, se enciende al ruido de un fósforo, se escucha un suspiro de satisfacción y sale el humo por la chimenea...

Es una imagen bellísima en la que el narrador habla de la deleite, de la felicidad y del orgullo de la gente en la época en la que el pueblo tenía trabajo. Para mostrar, inmediatamente después, las escenas del presente de la ciudad: es de día, hay mucho sol, pero todo está parado. Muchas casas están viejas y abandonadas, los barcos varados y los hombres que caminan despacio, con la amargura y la tristeza impresa en sus rostros, hacia la agencia de correos para recibir su cheque del seguro social. Los movimientos de la gente son mecánicos, acostumbrados a repetir algo que no les satisface y les hace sentirse humillados.

La realidad.

Saint Marie La Mauderne es una isla de pescadores donde no viven más de 120 personas. Hace más de 8 años que la pesca se acabó y los habitantes sobreviven con el seguro social para los desempleados que el gobierno les paga religiosamente todos los meses. Sin embargo, ellos tienen la esperanza de que la situación mejore porque hay la promesa de que una empresa instale una fábrica de plásticos, siempre y cuando en el pueblo haya un médico.

Saint Marie La Mauderne
El problema es que en Saint Marie La Mauderne no hay nada: ni médico, ni trabajo y la gente poco a poco desiste del lugar dejando las casas abandonadas y los barcos encallados que ya no pueden salir a pescar; no obstante, aún hay algunos habitantes que no pierden la esperanza de que todo cambie y de que nuevos vientos lleguen a la isla... y cuando esta oportunidad se les presenta, todos participan en la única forma que se les ocurre: organizar una gran seducción.

Y el ritmo de la película cambia. Con una banda sonora, de Jean-Marie Benoît, suave, alegre e inspiradora, los personajes intentan recobrar la vida, los ánimos y se lanzan a una gran y última aventura.

Germain, Yvon y Rolland son los habitantes de la isla que toman la batuta para convencerle al doctor Christopher Lewis, médico de Quebec, de que Saint Marie La Mauderne es el mejor lugar del mundo para vivir, algo difícil de hacerlo considerando que la villa de pescadores está poco a poco cayéndose a los pedazos.

Germain es el nuevo alcalde de la ciudad y su mejor amigo es Yvon. Son dos personajes tan opuestos que se atraen y forman una pareja de amigos que se entienden a la perfección y, cuando se han puesto un propósito, nada les puede detener.

Germain es casado y es una persona exageradamente expresiva. Al darse cuenta que la gente está queriendo abandonar definitivamente la isla, decide intervenir directamente en el problema y, con Yvon, un hombre directo, poco diplomático, de apariencia abandonada, imprime unos folletos y los envía a todos los médicos de Quebec invitándolos a que vayan a trabajar en Saint Marie La Mauderne.
Los habitantes cobrando el cheque mensual del seguro social
Solo que a nadie se le ocurre dejar su trabajo seguro en la ciudad para irse a vivir a un lugar abandonado. Sin embargo, un antiguo habitante de la isla que se fue a la ciudad a trabajar como policía, le detiene en la carretera, por exceso de velocidad, a un médico y, al descubrir que éste tiene un pequeño sobre con droga, lo chantajea –el chantaje no se ve, pero se sobrentiende-: para no denunciarlo tendrá que ir a vivir treinta días en la isla.

Y ese es el plazo que tienen los habitantes de Saint Marie La Mauderne para convencerle al médico de que se quede a vivir con ellos y, por tanto, conseguir que se instale la fábrica de plásticos, la última esperanza de que haya trabajo y de que todos recuperen el orgullo de regresar a sus casas, de noche, cansados y satisfechos, para volver a amar.

La seducción y el humor.

Como los habitantes de la isla saben que las posibilidades de que el médico decida quedarse de buena voluntad son nulas, organizan una serie de “trampas” seductoras, planificadas por German, Yvon y Rolland, el gerente y empleado único de la única y pequeña agencia del banco que hay en la isla y que solo sirve para pagar los cheques que el gobierno les envía a los pescadores desempleados.

El montaje de las trampas que preparan es divertido, no por lo trampas en sí mismo, sino por la forma en que se comportan y reaccionan los habitantes del pueblo, pues todos participan de la tramoya.

Podemos destacar tres situaciones extremamente graciosas pero, más que divertidas, es el espíritu inocente con el que participan los habitantes de la isla que nos llaman la atención, pues, a pesar de que no están siendo justos con el médico, no tienen una “intención maliciosa” en las artimañas que elaboran. Es como un juego de niños, solo que los niños de la isla son pocos, ya que la mayoría de los habitantes han pasado de los treinta años y muchos están más allá de los 40 o los 50 años de edad.

El críquet
1. El críquet: los habitantes descubren que al médico le gusta el críquet, un deporte del que ellos nunca han oído hablar ya que a ellos les encanta el hockey. Entonces, deciden fingir que saben jugar críquet y que es el deporte favorito de la isla. Buscan en internet las reglas del juego y preparan una “representación teatral” para que el día en que él médico llegue a la isla, los vea jugando críquet. Cómo preparan la cancha, cómo se entrenan, cómo hacen los uniformes... no se puede comentar aquí. Hay que verlo y disfrutar cada uno de los momentos. Lo cierto es que ellos se ven obligados a hacer algo que no entienden y que llegan a odiar para conseguir su objetivo: cuando el médico llega y los ve jugando, simplemente no cree que en un lugar tan distante y alejado de todo, la gente juegue críquet con tanta pasión. Sonríe, se siente feliz y la seducción empieza a funcionar.

La escucha telefónica
2. La escucha telefónica: la única forma de saber lo que el doctor piensa, siente y necesita es a través de escuchas telefónicas clandestinas. Dos mujeres pasan todo el día en el cuarto donde han instalado los equipos para escuchar las conversaciones telefónicas del doctor. Es así cómo el pueblo sabe todo lo que le sucede al médico. A pesar de que las dos mujeres, a veces acompañadas por German, Yvon y Rolland, escuchan las conversaciones, saben que hay ciertos detalles de la vida íntima del doctor que no pueden contar. Es decir, aunque hacen algo ilegal no pierden la noción de que están violando la intimidad del doctor y, las mujeres principalmente, intentan respetar, aunque sea un poco, esa intimidad del médico. Aunque no siempre lo logran. Sin embargo, vale destacar cómo reacciona personalmente cada una de las “espías” del médico cuando escuchan las revelaciones de éste. Se ruborizan, se emocionan, se entristecen, se disgustan, se alegran y, al final, gracias a estas conversaciones, deben hacer lo que es más honesto: acabar con el juego de las mentiras y revelar la verdad.

El patrimonio de la ciudad
3. El patrimonio de la ciudad: son muchas las escenas graciosas a lo largo de la película de todo lo que hacen los habitantes antes y después de la llegada del médico. Mas queremos destacar una escena en especial que revela creatividad, humor y optimismo.

Una de las preocupaciones de los habitantes es dónde se va a hospedar el médico. Rolland, de quien vamos a hablar más adelante algunos detalles y que al mismo tiempo muestra cómo es la personalidad de la gente del pueblo, decide que el médico se hospede en su casa porque está convencido que es la “mejor” del lugar, a pesar de que sus amigos consideran que por dentro es la casa más “fea” (Luego Rollando y sus amigos escucharán, gracias a la escucha telefónica, lo que el médico piensa de la casa). Volviendo al tema: definido el lugar del hospedaje, Germain, Yvon y Rolland se preocupan con la primera imagen que el médico va a tener de la ciudad: creen que la primera impresión es fundamental y, lo lamentable es que lo primero que el médico va a ver es una casa vieja y abandonada. Los tres amigos conversan e intentan de todas las formas posibles mejorar la apariencia de la casa, sin éxito. Debido a que están convencidos de que la casa es como una tarjeta de presentación de la isla y ya que no encuentran ninguna solución para mejorar la apariencia de la casa, instalan simplemente frente a la construcción una placa que informa que esa casa es “Patrimonio histórico de Saint Marie La Mauderne”.
Hay que seducirlo como a un pez para capturarlo definitivamente
Y así se pueden mencionar las diferentes artimañas que emplean los isleños para realizar la gran seducción que ellos la comparan con la pesca: para atrapar al pez y no permitir que se escape, hay que seducirlo, sostenerlo, aflojar un poco la caña para después capturarlo definitivamente. Y es lo que hacen en Saint Marie La Mauderne.
La alegría frente a un juego de hockey mientrsa el médico está en el baño
Ingenuidad, mentira y honestidad: bajo este título queremos hablar de dos aspectos: la ingenuidad de Rolland y la mentira y honestidad de Germain.

Rolland es lo opuesto de Germain. Es tímido, inseguro y honesto, principalmente en relación a su trabajo, a pesar de que tiene mucho miedo de perderlo, ya que puede ser sustituido fácilmente por un “cajero automático”. (Por esos, sus amigos cuando quieren que haga lo que él no desea hacerlo, se burla de él llamándole “cajero automático”, lo que le provoca mucho dolor).

No obstante, una de las escenas más interesantes de la personalidad de Rolland sucede en su casa, en la hora del almuerzo, cuando intenta que su hija le cuente que ella ya ha perdido la virginidad, algo que él ni sospechaba que había sucedido, a pesar de que todos en el pueblo ya lo sabían desde hacía mucho tiempo. La situación es graciosa por la forma en que Rolland se entera y por la manera inútil que él intenta utilizar para que su propia hija le cuente lo que ha pasado.

Germain, con todo el ímpetu y la energía que tiene, intenta conseguir –de una forma egoísta - lo que le parece bien para el pueblo y no duda en usar todo tipo de treta para lograr sus objetivos; por tanto, él no percibe que su juego no es más que una gran mentira y, así como él, el espectador también se deja engañar gracias a la simpatía del personaje. Solo que todo tiene un fin y, ahí está la riqueza de la película, el propio Germain debe darle la “vuelta la tortilla” y acabar con la gran farsa de una forma sutil, evitando que el médico salga herido cuando descubra que en Saint Marie La Mauderne odian el críquet, detestan el jazz y que todo no fue más que un juego de ilusión. Entonces, Germain tiene la oportunidad de reencontrarse consigo mismo y, tal vez así, al ser honesto, logre lo que se había propuesto.

La eposa de Yvon, Germain e Yvon
La escena en que Germain empieza a luchar consigo mismo cuando descubre que no debe continuar engañándole al médico solo puede suceder en un pueblo como en Saint Marie La Mauderne. Cuando él descubre el verdadero sentimiento del médico en relación a la isla y sus habitantes, no soporta lo que él, Germain, está haciendo y después de beber un poco, de noche va a la casa de Yvon. Solo que el espectador piensa que es la casa de Germain. Él entra a la casa y se tira en medio de la cama, vestido. La cámara, entonces, se inclina y muestra en un primer plano a Yvon, durmiendo. El espectador se sorprende. ¿Qué pasa? Inmediatamente, la cámara se levanta un poco y muestra al otro extremo a la esposa... de Yvon. Entonces comprendemos que Germain está en la casa de Yvon. La pareja, sin disgustarse, le llaman la atención del horario y Germain dice que no se va a demorar. La esposa de Yvon entonces se da la vuelta y continúa durmiendo mientras Germain le confiesa a su amigo su preocupación.

Corren de un lugar a otro para "fingir" que hay más de 200 habitantes
La Gran Seducción es una bellísima película que nos inspira. A pesar de que ofrece un tema social que afecta a muchas comunidades en los más diferentes lugares, la historia no se detiene en las cuestiones sociales, políticas o económicas que perjudican a miles de personas que ven cómo sus pueblos sucumben de las más diferentes formas. Este tema social es un pretexto para retratar un aspecto de la naturaleza humana: la amistad, la solidaridad, el orgullo de ser y la fuerza de voluntad para volver a levantarse.

Podríamos continuar hablando de otros elementos interesantes de la película, como Eve, la joven que trabaja en los correos y que entrega a los habitantes el sobre con el cheque del seguro social. Ella es un personaje secundario y en sus escasas participaciones tiene un papel importante en la vida del médico. Otro aspecto fundamental es cómo el pueblo se moviliza para mostrarles a los empresarios que van a instalar la fábrica que en Saint Marie La Mauderne viven más de 200 personas, cuando en realidad solo llegan a 120 habitantes.

Eve
En fin, son muchos los elementos que justifican ver La Gran Seducción. Una pequeña y gran película que participó de la selección oficial del Festival de Cannes y del Festival de Toronto.

Texto original de Patricio Miguel Trujillo Ortega.

Prohibida su reproducción total o parcial en cualquier medio sin la autorización escrita del autor.

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