O filme que assistimos...

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Patricio Miguel Trujillo Ortega


22 de outubro de 2012

Stardom



Stardom, Drama, 100 minutos. 2000. Canadá.

Con: Jessica Paré, Thomas Gibson, Dan Aykroyd, Frank Langella.

Dirección: Denys Arcand.

¿Cómo es la vida de las modelos famosas? ¿Hasta cuándo dura la fama? Y después que esta se va, ¿qué sobra? ¿Qué hay atrás de ese mundo “encantado” que las imágenes y los chismes de la prensa nos transmiten? ¿Cómo los medios de comunicación manejan las informaciones y controlan los pasos de las personas?

Estas y otras interrogantes surgen conforme vemos Stardom, una película que, a pesar de no haber tenido mucho éxito comercial y, por ende, de la crítica, sin usar ningún tipo de moralismo, cuestiona y desenmascara la superficialidad y mediocridad de ese “sueño millonario” que seduce y rodea a tantas mujeres que se someten a un ritmo acelerado de vida donde las relaciones humanas parece que nada importan y son desechadas con la misma facilidad con la que llegaron.

Tina Menzhal
Stardom cuenta el ascenso y la caída de Tina Menzhal, una joven estudiante de secundaria, jugadora de hockey de una pequeña ciudad del interior del Canadá, que llega a ser una de las modelos más famosas del mundo.

Hasta ahí, Stardom no tendría nada de especial pues ya se han hecho muchas producciones sobre los éxitos y fracasos de modelos reales y ficticias; sin embargo, lo que le caracteriza y le hace especial a esta película es la estructura narrativa, no solo por su forma sino por lo que consigue con ella.

Denys Arcand nos sorprende y nos desconcierta desde el principio con su manera de contarnos la historia de Tina Menzhal en Stardom.
La película no es narrada ni en primera ni en tercera persona, como es la forma más usual de hacerlo: es una especie de “collage” de narradores fragmentados que cuentan la historia de principio a fin. Al inicio, el espectador no entiende lo que está sucediendo y espera que rápidamente aparezca el “hilo conductor de la historia”; mas luego percibe que ése es “el hilo” narrativo: una serie de escenas de clipes de video, de entrevistas en la televisión, de reporteros narrando los acontecimientos, de noticias en la televisión, de comentarios, de reflejos en espejos, etc. Es como una especie de ‘reality show’ que acompaña el andar de la modelo.

Tina y el principio de su carrera
En otras palabras, el espectador conoce la vida de Tina Menzhal exclusivamente a través de los lentes de las cámaras y, por ende, de las voces de terceros. Al final, poco sabemos quién es de verdad Tina Menzhal, lo que ella siente, lo que busca en su vida. Por eso, al final de Stardom continuamos preguntándonos quién es Tina Menzhal y podemos plantear la idea de que, tal vez, esa es la propuesta del autor: una metáfora sin significado porque no se puede responder las siguientes preguntas: ¿Quién es Tina Menzhal? ¿Quién es la joven? ¿Quién es esa mujer? ¿Quién ese esa modelo? ¿Qué es?

¿Quién es Tina Menzhal?
Una historia contada a través del 'lento' de los otros
Los cambios de escenas son rápidos y muchas veces son bruscos; inclusive, las narraciones a veces están contadas por la mitad, fragmentadas, como piezas de un rompecabezas. No se saben los detalles ni todas las luchas por las que pasa Tina Menzhal, tanto en su vida particular como en su vida de modelo, pero se colocan los elementos suficientes para tener una idea completa de lo asfixiante que puede ser esa vida, no solo la de la moda, sino también la de ser controlados por diversos agentes. El efecto que se consigue con esta técnica es mostrar el ritmo acelerado de la carrera de la modelo, la dificultad que ella tiene para asimilar en un principio todo lo que le está sucediendo, y al mismo tiempo, cómo influyen en su vida, de una manera desordenada, las diferentes personas que se involucran en su profesión.

Barry Levine
Un escena que ejemplifica muy bien esta situación es cuando Tina participa en una programa de entrevistas en la televisión, uno de tantos, y descubre que los productores del canal llevaron al programa a su padre, un hombre que le abandonó a ella y a su familia hace muchos años. Solo que Tina no ama a ese hombre y los problemas nunca fueron superados. En otras palabras: la televisión monta el circo para el espectador sin respetar en nada la intimidad del individuo.

¿Tina nunca tine nada que decir?
Tina Menzhal, que al principio parece ser una joven ingenua, poco a poco se deja amarrar por los diferentes juegos de poder y de seducción que ‘probablemente’ rodean el mundo de la moda. Es así que de la fama que obtiene en su pueblo, va a la ciudad grande, llega a París, a Nueva York y pasa por todas las ciudades más importantes del mundo en el ámbito de la moda. Y claro, como es de esperar, se involucra con los hombres menos apropiados que, de una u otra forma, le ayudan a llegar a la fama, pero que no le satisfacen en absoluto como persona; no obstante, ella no los abandona, a no ser que la situación se vuelva realmente imposible.
El juego de imágnes: la mirada de los otros
Básicamente Tina tiene tres grandes hombres en sus pocos años como modelo: Philippe Gascon (Charles Berling) es el fotógrafo que le lanza a la fama y aunque es mayor que ella vive con él. Luego descubriremos los líos que hay por detrás de esa relación cuando ésta termina y se descubren los trapos sucios, como por ejemplo el hecho de que a él le gustaba filmarla, sin que ella se diera cuenta, principalmente en las relaciones sexuales. A pesar de ser una relación conflictiva, fue gracias a ella que las puertas se le abrieron a Tina.

El segundo hombre que aparece en la vida de Tina también es un hombre mucho mayor que ella. Barry Levine (Dan Aykroyd) es casado y tiene dos hijas y es dueño de una serie de restaurantes famosos en Canadá. Por Tina, abandona a su esposa, a sus hijas y se va a los Estados Unidos para vivir con la modelo. Luego de varios meses de relaciones prósperas y de lujos, la relación entre ambos termina con violencia y la destrucción moral de Barry, quien pierde todo, inclusive sus negocios, menos su obsesión enfermiza por Tina, quien se mete en una tercera relación más conflictiva aún.
Stardom: el fracaso de las relaciones de Tina
Tina y Blaine de Castillon
El fracaso de la relación en el mismom día de la boda
Se enamora, o por lo menos dice estar enamorada, y luego se casa con Blaine de Castillon (Frank Langella), el embajador de Canadá en la ONU, quien es muchísimo mayor que Tina, además de ser violento, posesivo, controlador, celoso; por tanto, esta relación tiene el mismo fin que las anteriores: el fracaso mútuo.

Pero Stardom no se limita a contar la vida amorosa de Tina. Es simplemente una parte de la historia, aunque ocupa mucho tiempo de ello.

¿Hasta qué punto es espontánea cuando siempre hay una cámara?
Un elemento muy interesante a lo largo de la película es que Tina aparece como una mujer sin ideas, que no consigue dar su opinión. Al principio parece que ella no tiene qué decir, sin embargo luego nos damos cuenta que siempre hay alguien que está para hablar en lugar de ella o, alguien que simplemente no le deja que hable. Entonces, la visión que se tiene de Tina es de una mujer guapa y, por tanto, representa, como un estereotipo, lo que se espera de una mujer bella en el mundo de la moda, pero sin opiniones personales que valgan la pena.

Es interesante notar que hay una periodista que siempre está comentando en la televisión las novedades del mundo de la moda y todas las veces que le entrevista a Tina no espera que ella le dé una respuesta, pues le quita el micrófono enseguida y ella misma continúa hablando. Al mismo tiempo, percibimos que Tina no tiene la fuerza necesaria para imponerse. O, tal vez, no quiere hacerlo. Más adelante, su esposo, el embajador canadiense, hará lo mismo. No le permite emitir sus opiniones. Por tanto, la visión que tenemos de Menzhal depende, en la mayor parte de Stardom, de lo que los otros dicen de ella.
Insinuación sutil de una relación homosexual en Stardom
Cuando Tina tiene ya una carrera exitosa, conoce a un fotógrafo que, con su autorización, le acompaña a todos los lugares a donde ella va y filma todo lo que ella hace. La presencia de este fotógrafo incomoda a los demás, pero a Tina no le importa. Es una especie de exhibicionismo sin fin al que se presta la muchacha. Pero, ¿qué hay atrás de eso? Es una pregunta sin respuesta. Tal vez la falta de respuesta se pueda considerar como un error de la película, aunque más me inclino por la idea de que se lo hace a propósito para mostrar el vacío que rodea el mundo de Tina.

En medio de la serie de secuencias de la carrera de la modelo, aparecen entonces las imágenes captadas por el fotógrafo, solo que estas son en blanco y negro y es la forma de conocer la vida de Tina narrada por ella misma. Claro que se puede cuestionar si lo que sucede es espontáneo o hay algo prefabricado, ya que, después de todo, ella sabe que le están filmando y que alguien, en algún momento, lo verá.

Otro elemento interesante que merece la pena comentar en pocas líneas, es la facilidad con la que Tina desaparece del mundo de la moda. No hay muchas explicaciones, aunque se sobreentiende que los problemas en los que se mete (valga abrir un paréntesis para decir que es la primera vez veo una película con esta temática en la que no hay consumo –explícito e implícito- de drogas) y la poca durabilidad de la vida de modelo le lleva al fin de su carrera, a pesar de aún ser joven y de tener una vida por delante.
Stardom: la subida y la caída de Tina
La escena en que se ve esta situación muestra el desencanto en que vive Tina y sucede justamente en la televisión. Es un programa de televisión en el que participan varias personas en un programa de concurso en el que los participantes deben adivinar la identidad de un personaje famoso que está sentado atrás de ellos y al que no lo ven. Después de una serie de preguntas, ninguno de los tres candidatos descubren la identidad de Tina y, lo más triste es que cuando el nombre es rebelado, los participantes no muestran ninguna emoción positiva y especial: simplemente el tiempo de Tina ya terminó y el rostro de la modelo refleja la frustración y el dolor del olvido.
El sentimiento de frustración de Tina al percibir que ha caído ya en el olvido
Stardom es una película que vale la pena verla. No llega a ser muy profunda, pero toca las heridas con profundidad. Al final, la desilusión afecta a cualquier persona. A pesar de eso, intenta encontrar un desenlace positivo y, como parte de la ironía o del sarcasmo, el destino final de Tina no tiene nada que ver con la vida gloriosa y de lujo a la que se acostumbró en los pocos años en que fue la mujer más famosa del mundo. Aunque parece que está feliz, no lo sabemos ni lo sabremos pues ya no hay un ‘lente’ que capte todo lo que ella hace.

Para finalizar, además de mencionar que Stardom fue la película con la que se clausuró en el año 2000 el Festival de Cannes, hay que notar la simbología de la portada del cartel de la película: el rostro de la modelo y, justo en la boca, un código de barras: es un producto de consumo y, como tal, en algún momento se lo desecha.

Texto original de Patricio Miguel Trujillo O.

Prohibida su reproducción total o parcial sin la autorización escrita del autor.

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