Película de Edwin S. Porter.
Introducción.-
El gran público contemporáneo no
está acostumbrado a ver películas clásicas y, peor aún, aquellas que pertenecen
al cine mudo, y más aún, aquellas de los primeros años que han sobrevivido,
cuando el cine estaba dando sus primeros pasos. A pesar de que la tecnología
hoy nos permite tener el acceso a estas producciones, el entretenimiento
presente se limita, para la gran mayoría de los espectadores, a las películas
del año, a aquellas que se pueden piratear por internet o aquellas que se venden y se alquilan on-line.
Como es lógico, por influencia del
consumismo, de las modas y, muchas veces, por la falta de educación artística y
cinematográfica, sabemos que a la gran mayoría del público no le gustan las
películas antiguas, principalmente a los jóvenes, para quienes una película vieja
es de hace unos dos o tres años, además de que es sinónimo de aburrida. Sin embargo, estamos
convencidos de que el cine clásico no puede existir solamente para las clases
de los estudiosos del cine en la universidad, o para el público que, con
arrogancia, se autoproclama cult, culto, académico, como si pertenecieran a una casta superior única, algo
que nadie les ha concedido tal título, aunque ellos lo proclamen sin humildad.
The Great Train Robbery - El gran robo al tren |
Es necesario redescubrir el cine
clásico y el cine mudo, principalmente el cine de los pioneros, como una forma
de entender mejor el significado de la evolución del arte, del cine, así como
también es la posibilidad de aprender a apreciar mejor la experiencia cinematográfica
que cambia a una velocidad sorprendente, y que no sea solo una serie de anécdotas
interesantes y divertidas de cómo se filmaba antiguamente. Es por este motivo
que hoy vamos a hacer un breve comentario de un corto-metraje de 1903, que dura
aproximadamente 12 minutos, y que ha sobrevivido al tiempo. Estamos hablando de
la película de Edwin S. Porter: El gran robo al tren (The Great Train
Robbery).
El gran robo al tren.-
The Great Train Robbery (El gran
robo al tren)
es una de las pocas películas sobrevivientes que hasta el día hoy es motivo de
estudios y análisis para los especialistas. Pero al mismo tiempo, es
interesante analizarla para entender cómo el cine evolucionó y el impacto que
ella tuvo en su época.
La gran mayoría de comentarios la tratan
como una de las películas pioneras del género western, y algunos incluso la consideran la primera del género. Sin
embargo, nosotros no la vamos a clasificar en dicho género, pues hay muy pocos
elementos para sustentar tal argumento. Es verdad que en la película hay un
tren, un robo, una cuadrilla de asaltantes, una persecución a caballo y otros
elementos que caracterizaron, de alguna manera, el género western, pero lo que no nos permite clasificarla en dicho género,
es que la historia no está ambientada en un espacio determinado para al que se
le pueda atribuir como característico de este género. Los elementos que
mencionamos anteriormente son “casuales”, pues el corto-metraje pertenece a una
época (1903) en la que aún sobrevivían, aunque ya en amplio declino, lugares
como los que son descritos en la obra.
Nosotros preferimos clasificar El
gran robo al tren como una película de acción, pues sus 14 secuencias,
como a todos los críticos les gusta resaltar esta característica, retratan la
acción que va desde los asaltantes que roban el tren hasta la persecución final
y la muerte de los mismos.
La historia.-
El gran robo al tren: los asaltantes dominan al empleado del telégrafo |
Un grupo de asaltantes entra a la
oficina del ferrocarril y le dominan al empleado del telégrafo, dejándolo en el
suelo, inconsciente y amarrado, pero antes le obligan a solicitar la parada del
tren. Enseguida, los asaltantes que están escondidos atrás del depósito del
agua, suben al tren; un empleado que está en un vagón donde hay una caja, escucha
el disparo de los asaltantes e intenta evitar el robo, pero los bandidos le
disparan, hacer explotar la caja y se llevan el botín.
El gran robo al tren: el maquinista separa la locomotora del resto del tren |
Inmediatamente, los asaltantes detienen
el tren para obligarle al maquinista a separar la locomotora del resto de los
vagones, para inmediatamente robar a todos los pasajeros que son obligados a
bajar del tren, con las manos en alto. Un pasajero intenta escapar, pero uno de
los asaltantes le dispara por la espalda. Después de haber robado, los bandidos
regresan a la locomotora y se van, abandonando a las víctimas al lado de las
vías del ferrocarril. Más adelante, ellos se bajan del tren, se dirigen hacia
un bosque, atraviesan un arroyo y huyen en unos caballos. Al mismo tiempo, el
telegrafista intenta levantarse y pedir ayuda, pero no consigue. Enseguida
llega una niña con una lechera, y al ver al hombre en el suelo, lo ayuda,
desatándolo y lanzándole agua en el rostro.
El gran robo al tren: un empleado intenta detener el asalto |
En un salón, donde un grupo de
hombres y mujeres están bailando y distrayéndose ruidosamente, llega un hombre
y cuenta que hubo un atraco. Los hombres salen del salón y persiguen a los
ladrones a caballo. Finalmente, ellos llegan al bosque donde los asaltantes
están repartiéndose el botín y los matan.
La importancia de la película.-
Como pudimos observar, la historia
de El
gran robo al tren es muy sencilla y, para el espectador contemporáneo,
no tiene nada de especial; sin embargo, tenemos que volver al pasado y ponernos
a pensar como el público de 1903. En aquella época, casi la totalidad de las películas,
que duraban un par de minutos como máximo, eran filmadas con la cámara parada,
en una sola locación y toda la acción sucedía en una secuencia única. La cámara
se mantenía distante y la historia “narrada” era extremamente sencilla. Es
verdad que Georges Méliès, en Francia, hacía todo tipo de experiencias innovadoras
en el cine, pero hay que recordar que en aquella época el Océano Atlántico era
una gran barrera física, temporal y cultural.
El gran robo al tren: persecución a los bandidos |
Porter, en El gran robo al tren,
utilizó una serie de técnicas que fue una gran novedad para la época, razón por
la que este corto-metraje hasta hoy es mencionado, recordado y estudiado. En
primer lugar, Porter rodó la película en locaciones, es decir, además del
filmar en un estudio, con varios escenarios (la sala del telegrafista, el
interior del vagón, el salón del baile), filmó también al aire libre, en
diversos lugares (el depósito del agua, la maquinaria del tren, en las rieles
del tren, en el bosque, la persecución a caballo, etc). Eso, por sí solo, ya
era una gran novedad, lo que le daba a la historia una dinámica especial, nunca
antes vista en el cine. La historia tenía acción y el espectador podía vivirla.
Segundo, aunque la cámara se
mantiene distante de los actores, razón por la que es difícil distinguir sus
características, Porter utiliza algunos cortes e incluso, nuevos ángulos para
filmar, sin limitarse a la escena frontal, como sucede, por ejemplo, cuando se
separa la maquinaria del resto del tren: la escena es vista desde un lado transversal.
Además, la cámara se mueve, no permanece todo el tiempo parada, como se puede
ver, principalmente en la parte final durante la persecución a los bandidos.
Esta técnica constituía otra gran novedad y le daba una nueva dimensión a la
narración.
El gran robo al tren: los bandidos esperan que el tren se detena para subir |
Por otro lado, la película utiliza
lo que se llama cross-cutting, que no
es otra cosa que cortar las escenas y montarlas de tal manera que la narración
de la película sugiere que dos cosas suceden al mismo tiempo, como es el caso
de la niña que ayuda al telegrafista mientras los asaltantes roban al banco. Esta
técnica no existía en aquella época. Las historias narradas seguían una
secuencia de principio a fin, por eso El gran robo al tren innova esa
manera narrativa. Para el espectador de hoy, no significa ninguna novedad, pero
para el de 1903, era una forma de darle a la historia un impulso único y
emocionante.
Escenas especiales.-
A pesar de que el corto-metraje dura
casi doce minutos, vale la pena resaltar tres escenas especiales. La primera,
es la del asalto a los pasajeros. Cuando el tren se detiene, dos de los
asaltantes, obligan a todos los pasajeros a bajar del tren. La cámara, ubicada
a la izquierda, muestra cómo dos delincuentes amenazan a los pasajeros. Pero lo
más interesante, es la cantidad de víctimas que hay. Deben de ser, por lo
menos, más de cincuenta pasajeros que se amontonan a lo largo de la vía,
incapaces de defenderse. Lo que más llama la atención en esta escena, (5’19”)
es cuando uno de los ladrones da un paso hacia adelante, para asustar a una de
las víctimas, haciendo el gesto de que le va a disparar. Cuando la mujer
retrocede asustada, él se ríe y se divierte con el miedo del pasajero. Aunque
los pasajeros son anónimos, así como los asaltantes, la escena ayuda a mostrar
el miedo de unos y la crueldad de otros.
El gran robo al tren: uno de los asaltantes mata a un pasajero que quiere huir |
La otra escena que vale la pena
mencionar es la que sucede en el salón de baile. Los hombres que están en el
salón le disparan alrededor de los pies de un hombre para que este “baile” al
ritmo de los disparos. Consideramos esta escena interesante para su época, y es
tan importante, que con el pasar de las décadas, muchísimas películas han
reproducido la misma escena, tanto que hoy nos parece una escena trillada;
pero, como hemos dicho desde el principio, hay que pensar con la mentalidad de
1903. Además, si la escena no fuera buena, ¿por qué tantos directores la han
copiado una y otra vez?
El gran robo al tren: el salón de baile |
El gran robo al tren |
La tercera escena es la última que
aparece en el corto-metraje. Después que los bandidos han muerto, aparece uno
de los asaltantes, en primer plano, en fondo negro. Es la única escena en la
que se ven los detalles del personaje, quien, sin mostrar ningún tipo de
emoción, “mira” a los espectadores, saca su revólver y le dispara al “público”
varias veces. Lo único que podemos hacer hoy es imaginarnos el impacto de esta
escena en el público. Es una muestra de cómo el cine tiene ese poder de
conmover a las personas de las más variadas formas.
El gran robo al tren es una de las primeras películas
más intensas de los primeros años del cine y le puede servir al espectador
contemporáneo para entender cómo lo que hoy existe de bueno en el cine es el
resultado de grandes experiencias del pasado, razón por la que, aunque no
seamos aficionados a las películas clásicas, hay que mantenerlas en el lugar de
honor que les corresponde en la historia del cine.
Texto de Patricio M. Trujillo O.
Está prohibida la reproducción total o parcial del texto sin la
autorización escrita del autor.
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