Con Jorge Román, Mimi Ardú, Darío
Levy, Hugo Anganuzzi, Victor Hugo Carrizo.
Dirección de Pablo Trapero.
El bonaerense es una película que tuvo una
excelente crítica y una buena repercusión en los más diversos festivales
internacionales de cine, sin embargo el público aún se siente algo incómodo al
verla a pesar de estar frente a una buena producción cinematográfica, como nos
tiene acostumbrado el cine argentino en las últimas décadas: uno de los mejores
en lengua española.
¿De dónde surge esta sensación
incómoda al ver El bonaerense? ¿Por qué el espectador no reacciona
positivamente al final de la historia y se queda con la impresión de que algo
le está faltando?
Aunque se podrían tejer varias hipótesis, una
de las razones más explicables es que El bonaerense no sigue la línea a la
que algunos directores, como Camponella, por ejemplo, nos han acostumbrado con
sus dramas que no pierden la sensibilidad y el optimismo por la vida. Al
contrario, Pablo Trapero nos mete de lleno en el neo-realismo argentino: un cine crudo, a veces desagradable de verlo,
que muestra la violencia que rodea a sus personajes que son anti-héroes de sí
mismos, inmersos en un paisaje urbano insípido, feo, que nos incomoda con tan
solo verlo, en el que la corrupción a pequeña escala determina la sobrevivencia
y el destino de su gente, ofuscando lo que de bueno existe en cada ser humano.
El bonaerense es un cine en el que sus personajes
no explican las motivaciones que les llevaron a comportarse de una u otra
forma. Son personajes que le dan total libertad al espectador para que éste se
forme su propia idea sobre ellos. Y ése es, justamente, el tipo de cine “incómodo”
porque no hay respuestas para las preguntas que inevitablemente surgen durante
el desarrollo de su historia. Tal vez esta sea una de las buenas contribuciones
de Trapero al cine argentino: no se le puede echar siempre la culpa a los demás
por los propios errores que uno comete.
La historia.-
El bonaerense cuenta la historia de Enrique
Orlando Mendoza, más conocido como el Zapa. Tiene 32 años de edad, es cerrajero
y vive en un pueblo pequeño, en una zona rural de Argentina, donde las personas
se conocen y el tiempo está parado.
El bonaerense: la ciudad del Zapa, donde todos se conocen y el tiempo está parado |
El Zapa trabaja en el taller del Polaco,
quien le manda una noche, con otras dos personas desconocidas, a abrir una caja
fuerte. Enseguida éstas y el Polaco desaparecen del pueblo, por lo que el Zapa
es detenido por la policía al día siguiente.
El bonaerense: el Zapa abre la caja fuerte por orden del Polaco |
Un tío del Zapa, Ismael, que fue
policía en Buenos Aires, encuentra la solución para que Enrique no se quede en
la cárcel. Con la ayuda de algunos conocidos, principalmente por la edad de su
sobrino, consigue que el Zapa vaya a Buenos Aires e ingrese en la Academia de
Policía para que llegue a ser agente en la Policía Bonaerense, algo que no
estaba en sus planes, aunque la verdad sea dicha: parece que el Zapa no tenía
ningún plan para su vida.
Al llegar a la Policía, un oficial
le pregunta al Zapa: “¿Sabe dónde se
mete? ¿Está seguro que quiere ser policía?”
El bonaerense: festeja el año nuevo disparando al aire |
El Zapa no sabe lo que quiere y como
no tiene otra opción afirma que quiere ser policía y que sabe dónde se mete. El
problema es que él no sabe, realmente, cómo es la policía bonaerense y después
de entrar a la institución, poco a poco descubrirá la falta de escrúpulos de
muchos policías. Será testigo de la corrupción activa y pasiva que hay dentro
de la esa institución, de la inmoralidad de muchos agentes, del quemimportismo
de muchos otros frente a lo que sucede, de la violencia que se resuelve a bala;
en fin, de la decadencia que rodea no solo las instalaciones físicas de la corporación,
sino a la propia institución policiaca. Zapa ingresa a un mundo siniestro y se adapta
para sobrevivir porque es lo que mejor sabe hacer: adaptarse, aunque no se sienta
satisfecho viviendo en ese mundo.
El bonaerense: el Zapa es detenido después en su ciudad por abrir una caja fuerte |
El bonaerense muestra el período en el que Zapa
se forma como policía dentro de la academia. Va a aprender el aspecto legal de
su profesión, pero al mismo tiempo va a aprender, no por opción propia, la
práctica de la ilegalidad: el robo, las coimas, lo que le transforma a él y a
los otros policías en delincuentes.
Uno de sus superiores, un comisario,
siente simpatía por el Zapa y le brinda el apoyo necesario en esos primeros
meses en el que el nuevo policía, además de no conocer a nadie, no tiene ni
siquiera un lugar donde vivir. Le ayuda a conseguir su primer sueldo que, por
culpa de la burocracia y de la apatía de los responsables que no se importan
con las necesidades de los otros, llega con tres meses de atraso. Pero esta
ayuda no es gratuita y así, de esa manera, él se transforma paulatinamente en
un policía “empleado” del jefe que debe cumplir los caprichos ilegales de éste.
El bonaerense: su superior le presta su arma hasta que el Zapa tenga su propia arma |
Resumiendo, El bonaerense está divido
en cuatro partes. La primera transcurre en la ciudad del Zapa y ocupa un cuarto
de la película. La segunda parte, que es la más grande, acontece con el Zapa
preparándose en la Academia para ser policía. Es ahí donde él conocerá los
pormenores, no solo de su preparación como policía que debe cumplir con su
deber, sino con el mundo ilegal que rodea a algunos miembros de la corporación.
La tercera parte transcurre cuando él ya es policía y no puede escapar de los conflictos
que le rodean y que él los ha aceptado pasivamente. La última parte, la más
rápida, es el retorno del Zapa a su tierra natal y termina con una imagen, la
más agradable y triste al mismo tiempo: camina, usando su uniforme de policía,
por un campo vacío mientras se escucha una canción regional como una metáfora a
las raíces del protagonista de la historia.
El bonaerense: el Zapa se gradúa como policía |
El estilo.-
El bonaerense tiene un guion sucinto, seco, de
pocas palabras, porque así es su protagonista: el Zapa. En el guion no hay
ningún espacio para que sus personajes “dialoguen” sobre sus emociones, para
que comenten sobre sus vidas, sobre sus sueños. No hay espacio ni siquiera para
reaccionar frente al comportamiento inmoral de algunos miembros de la policía bonaerense.
Lo que hay es una serie de escenas en las que no se explica todo lo que sucede.
El espectador no ve los detalles para hilvanar la historia. Hay saltos
constantes, pero no se dejan espacios vacíos en la película. Trapero no le
lleva de la mano al espectador: deja que él mismo, solo, igual que sus
personajes, caminen por la historia, sin revelar los pormenores de las acciones
ni las características totales de las personalidades de sus personajes. No hay
historias pasadas y/o futuras sobre los protagonistas que expliquen un
determinado comportamiento. Se vive el presente que no se lo justifique por los
“traumas” del pasado.
El bonaerense: el Polaco y el Zapa |
Trapero consigue dibujar un perfil
específico sobre la policía bonaerense: una institución en la que sus miembros
caminan por inercia en un mundo decadente, abandonado, donde parece que no hay
una moral que guíe a las personas que están rodeadas y acostumbradas con la
corrupción, con la desilusión. Sin embargo, no se puede decir que la película
sea una “crítica” social a la policía en general: es solo un reflejo de un
mundo que existe, casi como si fuera un documental.
Para todo eso, Trapero se ayuda con
una cámara que tiembla muchas veces y con una serie de tomas rápidas que
favorecen para recrear ese ambiente escalofriante que es el nuevo mundo en el
que vive el Zapa.
Los personajes.-
El Zapa es un personaje sencillo y complejo
al mismo tiempo al que no conseguimos identificarlo como un “héroe”, ni como un
anti-héroe. Es un personaje ambiguo que no sabe a dónde va ni lo que quiere. Habla
muy poco y no sabe expresar sus pensamientos, sus emociones. Se deja arrastrar
por la corriente, tal vez como un medio de sobrevivencia, o simplemente porque
así se acostumbró a vivir en su pueblo, en donde la vida y el tiempo estaban
parados para él. Él no sabe tomar decisiones; simplemente se acomoda a las
situaciones que se le presentan, lo que, por contradictorio que parezca, le
ayuda a ganarse la confianza del comisario, pues éste necesita justamente un
“hombre de confianza” que sea de esa manera: sin cuestionar en absoluto, va a
cumplir lo que se le mande.
El bonaerense: el Zapa y otros policías comprando armas "oficiales" |
El Zapa vive tres etapas diferentes durante
la película. En la primera, empieza a conocer la rutina de la policía y en
silencio observa el ambiente de la comisaria y se gana la confianza del jefe, que
se convierte en su “padrino”, aparentemente porque es simpático. Solo que
después el Zapa tendrá que devolver esos favoreces con creces.
El bonaerense: los problemas se solucionan con el gatillo |
En la segunda etapa, el Zapa se
enamora de su antigua instructora de la Academia y tiene una relación
apasionada y conflictiva con ella. Solo en esos momentos, específicamente en
las escenas de sexo, él consigue expresarse toscamente y con cierta pasión
descontrolada, aunque no lo hace con claridad, a tal punto que la relación
termina porque Mabel se distancia al percibir que él ha sido tragado por ese
ambiente nocivo que ella tan bien lo conoce. Al mismo tiempo, el Zapa vive
momentos tensos cuando pasa a ser el “cobrador” de las coimas que recibe el
comisario, que todo lo resuelve con el gatillo fácil. El Zapa se transforma en
una especie de “hijo favorito”, con poderes especiales, al que le sonríe la
vida, sin darse cuenta de que se ha convertido en una especie de “esclavo” del
jefe.
La tercera y última etapa es cuando
el Zapa recibe una medalla al valor en un supuesto caso en el que solo él y su
superior saben lo que realmente sucedió. Aunque el Zapa nunca vivió ilusionado
con su nueva vida, o por lo menos no dio a conocer sus emociones, es en este
momento cuando vive la desilusión plena – si es que tenía alguna - y busca la
única manera de escapar de ese mundo que le sofoca: el traslado a su pueblo
natal.
Escenas especiales.-
El bonaerense: el Zapa, en su pueblo, a camino del taller del Polaco |
Queremos destacar dos escenas que ofrecen
el contraste de los dos mundos en lo que vive el Zapa. La primera sucede al
principio de la película y muestra cómo es la vida parada en el pueblo donde
vive el protagonista de El bonaerense. Él está sentado,
junto con otras personas, en unas sillas y se escucha la voz de una muchacha
que le dice que el Polaco lo llama. No hay nadie en las calles. Todo está en
silencio y se percibe que la vida del protagonista transcurre en medio de una
rutina paralizante, frente a la que él no hace nada para cambiarla.
El bonaerense: el Zapa duerme en la calle en su primera noche en la ciudad |
La segunda escena es cuando el Zapa
se reencuentra con el Polaco que le ha propuesto un nuevo negocio sucio y lo
traiciona. El Zapa no esperaba que la situación se desarrollara con un final
fatal, pero es el puntapié que necesitaba para tomar la decisión de regresar a
su pueblo natal. No es que el haya cambiado, sino que desea continuar siendo
policía en un medio en el que se siente más seguro y que tampoco le exige nada
especial.
El bonaerense: el Zapa arreglando el patrullero en medio de la lluvia |
Pero mucho más importante que las
dos escenas que acabamos de mencionar, son una serie de pequeños momentos que
son un ejemplo de ese mundo decadente en el que el Zapa tiene que vivir cuando
está en la academia de policía y luego como policía. Son cuatro momentos que
resumen lo dicho hasta ahora: el primero es cuando él llega a la ciudad y no
tiene dónde vivir y pasa la primera noche durmiendo en el banco de una plaza.
El segundo es cuando ya está en la academia y tiene que hacer tareas pesadas, como
cambiar los neumáticos de un patrullero en medio de una lluvia: está solo,
desprotegido y tiene que hacer lo que le ordenan. Siguiendo esta línea de
pensamiento, de una institución policiaca desmantelada, vemos al Zapa y a otros
compañeros empujando un patrullero para que pueda arrancar. La última escena es
cuando un policía le presenta a una prostituta en la calle y le informa que a
partir de ese momento el Zapa sería el encargado de cobrar los valores que
ellas deben pagar.
El bonaerense es una película seria que hay que
verla con mucho cuidado. No es una denuncia social sobre la corrupción de la
policía, sino el retrato de un individuo común que forma y constituye la
sociedad que, por casualidad, es la argentina, pero podría ser cualquier otro
país en el que las instituciones están en el límite entre la marginalidad y la
legalidad.
El bonaerense: el Zapa de regreso a su tierra natal |
Texto original de Patricio Miguel Trujillo Ortega.
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autorización escrita del autor.