Con: Brit Marling, William Mapother.
Dirección: Mike Cahill
Another Earth fue definitivamente una de las mejores películas del año 2011. Esta historia que ganó el Sundance 2011 (Alfred P. Sloan Prize; Special Jury Prize) nos lleva a una reflexión profunda sobre el ser humano y su destino; y lo hace de una forma simple y compleja, con un excelente trabajo fotográfico, con personajes complejos y enigmáticos, con una banda sonora original de alta calidad de Fallo on Your Sword y, principalmente, con una historia bien narrada.
Another Earth es una película independiente, bellísima, sensible e intimista.
Al principio, pensamos que se trata de una película de ciencia ficción, pues de la nada, aparece frente a la tierra un nuevo planeta al que se lo ve mucho más cerca que la luna y con un simple telescopio se pueden distinguir sus estructuras que son idénticas a las de tierra, incluso con sus ciudades. Es como si fuera un espejo de nostros.
Sin embargo, la historia toma otros rumbos y la aparición de la nueva tierra, a la que le llaman Tierra 2, no es más que un pretexto, como un disfraz, para entrar en lo más profundo del ser humano, en lo que cada uno hace de sí mismo; de esta forma, se nos presentan dos historias paralelas que sí llegan a encontrase en un lugar determinado.
La película tiene dos narradores. Por un lado, tenemos la visión de Rhoda que empieza contándonos cómo el cosmos le fascinaba y, más tarde, a lo largo de la historia, conocemos lo que sucede a través de lo que ella ve. Sus paseos cadenciados y silenciosos por las calles de la ciudad nos muestran lo que siente, lo que espera, lo que necesita; el otro narrador son los comentarios que hacen en la radio y en la televisión sobre el planeta misterioso.
Estos narradores se mezclan y se complementan.
Rhoda es una joven de veintiún años que acaba de salir de la cárcel. A los diecisiete, cuando era una joven que tenía mucho futuro en la astrofísica y que acaba de ser admitida en el MIT, tuvo un accidente de coche en el que murieron un niño de cinco años y su madre que estaba embarazada. El padre de esta familia se quedó en coma durante cuatro años.
Este accidente marca la vida de Rhoda para siempre. Ella salía de una fiesta y mientras dirigía su coche, escuchava en la radio el programa de Flava que anunciaba que los científicos “descubrieron otro planeta muy cerca de nosotros con condiciones en las que podría haber vida”. A este planeta se lo ve como un punto pequeño azul en el cielo y Rhoda, mientras maneja, intenta visualizarlo. Y al hacerlo, se choca contra el auto de la familia de John Burroughs.
La escena del accidente es impactante porque muestra que Rhoda, a pesar de que había bebido, se da cuenta de lo que hizo. La escena se divide en cinco partes que forman el preámbulo de lo que vendrá. Primera parte: Rhoda conduce su auto e intenta ver el planeta al mismo tiempo. La cámara se mueve bastante y la escena es obscura. (Esta característica del movimiento de la cámara –cámara en hombre- es constante en la película y aunque al principio puede incomodar, tiene sentido que el sea así porque es una forma de lenguaje, excelentemente bien utilizado en Another Earth) Segunda parte: en un semáforo en rojo, un auto está parado y la familia está jugando a rimar palabras. Se los ve alegres y la escena tiene un fondo amarillo. Tercera parte: la cámara se eleva y enfoca al auto desde muy alto; de repente, aparece a toda velocidad otro auto que lo choca con fuerza. Cuarta parte: Rhoda sale de su auto y se siente mal. Camina despacio y se aproxima al auto. Ve lo que ella ha provocado. Quinta parte: Rhoda se siente muy mal y camina hasta encontrar el cuerpo del niño que está muerto. Empieza a caminar lentamente mientras se oyen sirenas que se aproximan. Inmediatamente, a Rhoda la volvemos a ver en la celda número diez en la cárcel.
La escena de Rhoda en la cárcel es muy rápida y el espectador solo acompaña el momento en que ella va a salir de la prisión y mientras esto sucede, se escuchan los últimos informes sobre el planeta: “Según parece, el planeta es un reflejo del nuestro desde las estructuras continentales hasta los océanos. Incluso sus ciudades son las nuestras”. La fotografía de cuando Rhoda sale de la cárcel es hermosa. Hay una toma general de la prisión y luego se la ve a lo lejos. La imagen es azulada. Rhoda levanta la vida y ve el nuevo planeta y más allá, la luna.
Rhoda y su sentimiento de culpa |
Rhoda va a vivir en la casa de sus padres y todo el tiempo permanece en silencio, pensativa. Su hermano le cuenta que una empresa, la United Space Ventures a organizado un concurso para escoger a las personas que harían el primer viaje civil a ese planeta. Para poder participar del viaje, hay que escribir quinientas palabras explicando el por qué el candidato piensa que debe ganar el viaje.
De esta forma, las dos historias paralelas se van mezclando. Rhoda no muestra ninguna alegría ni ninguna reacción frente a lo que sucede. Permanece triste, silenciosa y apenas responde a lo que le dicen sus padres. Inclusive no le hace caso a las provocaciones constantes de su hermano. Rhoda vive su propio mundo. Cuando su madre le lleva unas toallas a su habitación, la escena es muy bella. El perfil del rostro de la muchacha en un primer plano, a la izquierda, en silencio.
Las caminatas constantes de Rhoda |
¿Qué le pasa a Rhoda? ¿Por qué ese silencio?
Cuando va a buscar trabajo descubrimos entonces lo que le sucede. Quieren ofrecerle un buen trabajo porque piensan que ella tiene una mente fantástica; sin embargo, ella quiere un trabajo que sea al aire libre, en el que tenga que usar las manos y, de preferencia, que no tenga que hablar mucho ni estar con mucha gente. Entonces le ofrecen un puesto de mantenimiento en el Bachilleraro West Haven, donde su labor diaria será lavar baños, limpiar paredes, pisos, paredes, etc.
Parece que Rhoda no quiere nada en la vida; no obstante, lo que a ella le sucede es que aún se siente culpable por el accidente y las consecuencias de éste. Rhoda aún no se ha perdonado y no sabe cómo hacerlo. Ella se aísla adrede, con el único objetivo de cargar su culpa sola. Es como que aún necesita tiempo y espacio para pensar en lo que ha hecho y en lo que podrá hacer y en lo que podría haber hecho. Parece que los cuatro años de prisión no fueron suficientes para pagar la culpa.
Mientras ella va al trabajo, escuchamos más informaciones sobre el nuevo planeta. Estas informaciones son como el eco de lo que le pasa a Rhoda. Y mientras oímos lo que dicen, Rhoda camina con las manos en los bolsillos, a paso lento y la imagen es bellísima. La cámara se distancia un poco y la vemos caminar, atrás de ella el mar, el cielo azul y blanco y al fondo, el nuevo planeta. El narrador nos dice, entre otras cosas: “Imagina que estás despierto y que luego despiertas. No sabes donde estás. No sabes si hay alguien más por ahí. ¿Qué sería lo primero que harías? Probablemente mirarías a tu alrededor y dirías: ¿Hola?. Quieres saber si estás solo. Aquí en la Tierra nos gustaría saberlo”.
Las reflexiones sobre el planeta nos llevan a pensar justamente en cómo nos sentimos y en cómo estamos en nuestro propio planeta. ¿Estamos solos? ¿Qué podemos hacer? ¿Vivimos nuestro propio mundo?
Esto es lo que le sucede a Rhoda. ¿Está sola o quiere estar sola? Si tuviera otra chance, ¿qué es lo que haría? Pero, ¿es que no tiene ya otra oportunidad?
Un día, al entrar a la sala de mantenimiento, escucha la radio que está encendida. Es el programa de Flava que recuerda que ese día es el aniversario del descubrimiento de la Tierra dos y les pregunta a los oyentes: “¿Recuerdan lo que hicieron esa noche...?”
Esta pregunta es clave para que Rhoda se encuentre con su pasado o, mejor dicho, para que intente perdonarse y seguir adelante.
Rhoda va esa noche al lugar del accidente. Como siempre, camina con las manos en los bolsillos, con lentitud y pensativa. Cuando un auto se acerca, ella se esconde y, más aún, cuando ve que un hombre se baja del vehículo y deja un robot de juguete al lado de un poste, en el lugar donde el hijo del músico falleció. Al ver la escena, Rhoda sufre y sin saber quién es el hombre, sabe el significado de lo que acaba de ver.
Cuando Rhoda descubre que John Burroughs había sobrevivido al accidente y que se acababa de despertar del coma, decide pedirle perdón por el accidente. Es justo lo que ella necesita para redimirse frente a ella misma; sin embargo, no es tan fácil como quisiera y, en un intento de auto punición, una noche camina por un lugar donde hay mucha nieve y se acuesta desnuda en el suelo. Es un intento desesperado por pagar su culpa. La escena es muy bella, toda en un ton azul oscuro. La música suave acompaña la escena mientras ella tiembla de frío y escuchamos su respiración sufrida. La cámara muestra su rostro agónico y enseguida la Tierra Dos.
Entonces, Rhoda decide participar en el concurso para ganar un pasaje que le lleve al nuevo planeta y el texto con el que trata de justificar el por qué ella piense que merece viajar, es un radiografía de lo que ella siente, de lo que ella cree de verdad que es. En el texto ella habla de los navegantes que viajaban cuando el hombre creía que la tierra era plana. Los primeros navegantes no eran los nobles sino los delincuentes. La tripulación de los aquellos navegantes era gente que “vivía al margen de la vida: locos, huérfanos, ex presidiarios, parias... Como yo. Como delincuente no soy candidata para casi nada. Pero quizás sí soy candidata para eso”.
Definitivamente, Rhoda está al margen de la sociedad. No porque ésta la haya excluido, si no porque ella misma lo está haciendo. No se quiere perdonarse o, simplemente, no sabe cómo hacerlo. El remordimiento y el dolor no la abandonan.
Vale la pena decir que este sentimiento de culpa ella lo manifiesta a través de sus trabajo, de la forma en que camina y mira al nuevo planeta. No comparte con nadie sus sentimientos. No se le oye un solo gemido, una sola queja. Nadie sabe lo que le sucede. ¿Qué es lo que ella busca, además del perdón? ¿El nuevo planeta es la posibilidad de rehacer su vida y de remediar los males que un día provocó?
Mientras ella escribe el texto del concurso, el espectador ve imágenes de lo que ella hace todos los días: trabajar siempre en silencio en la escuela, pensando, y sus paseos por la playa. Las imágenes son bellas.
Es importante también resaltar la presencia física de Rhoda. Durante toda la película, después que sale de la cárcel, ella está siempre con la misma ropa. No hay por parte de ella ningún deseo de presentarse de otra mejor. No obstante, esta forma de presentare físicamente es como un medio de caminar anónimamente, porque a pesar de su belleza física, no llama la atención de nadie. Tal vez es lo que quiere y lo que necesita. No busca la compasión de nadie y, por eso, es interesante cuando en una tienda se encuentra con un ex colega del bachillerato. Antes del encuentro, ella aparece escogiendo un producto alimenticio y se la ve por primera vez sonriendo. Cuando su ex compañero la reconoce y quiere saber a qué se dedica, ella lo dice sin pestañear, sin orgullo y sin pena que trabaja limpiando una escuela. Luego desiste de su compra y vuelve al sufrimiento de siempre.
Sin embargo, Rhoda encuentra un medio de salir adelante. Va a la casa del profesor para pedirle perdón, mas cono hacerlo, se presenta como la empleada de una empresa de limpieza que está haciendo una oferta de trabajar un día gratis. De esta forma, ella empieza a relacionarse con el músico, quien vive una gran decadencia. La casa de él está destruida, abandonada, sucia en su totalidad. John Burroughs ha salido del coma, pero no ha salido aún de la tristeza y depresión en la que vive al darse cuenta que perdió lo que le era más importante.
Rhoda vuelve a la casa del John varias veces y hace su trabajo en el mayor silencio. Este trabajo de limpieza no es solo como una forma de pedir perdón si no también como un medio de limpiarse por dentro; es además una forma de tratar de ayudar a quien ella le perjudicó, aunque esa no haya sido su intención.
La relación de Rhoda y John con el pasar de las semanas empieza a cambiar. Al principio es una mera relación friísima de trabajo; sin embargo, poco a poco ambos se van comunicando y estableciendo un lazo afectivo que podría ir más allá de la amistad; no obstante, debe llegar el momento en que Rhoda tendrá que decirle quién es ella. Y ese momento, la historia será otra.
Rhoda tendrá que decir quién es |
En uno de los tantos paseos de Rhoda por las calles de la ciudad, hay una escena especial que tiene mucho significado para su destino y el de John. Mientras ella camina escuchamos los comentarios en off: “Sería muy difícil pensar ‘yo estoy Allá’. Y, ‘puedo ir a conocerme’ Y, ‘¿ese yo es mejor que este yo? ¿Puedo aprender del otro yo? ¿El otro yo ha cometido los mismos errores que yo? ¿O puedo sentarme a tener una conversación conmigo? ¿No sería algo interesante?’ La verdad es que hacemos esto todo el día, a diario. La gente no lo admite y no piensa mucho en ello, pero eso hace. A diario hablan en su mente. ¿Qué hace él? ¿Por qué hizo eso? ¿Qué pensó ella? ¿Dije lo correcto? En este caso, hay otro ‘tú’ por ahí”
Le escena del paseo en que se escucha este comentario es bellísima fotográficamente: Rhoda camina por las calles y la cámara la acompaña como siempre, pero la escena es en tonos azules claros y vemos los comportamientos diversos de la gente: unos caminan solos, preocupados; otros, miran hacia arriba y van con muchos víveres. La cámara se mueve y Rhoda camina despacio, cabizbaja.
No obstante, la riqueza no es solo fotográfica. Lo fundamental es justamente lo que dice la voz: ¿Puedo ir a conocerme?.. La verdad es que hacemos esto todo el día, a diario. Es como que ese planeta misterioso que ha aparecido de la nada es la oportunidad para que el ser humano se encuentre consigo mismo. Por eso, uno de los méritos de la película es que la historia está centrada en dos personajes que necesitan hallarse urgentemente con ellos mismos si quieren continuar viviendo. No hay en la película ninguna referencia a cuestiones religiosas, políticas o militares en relación a la aparición del planeta y sus posibles significados, lo que hace que Another Earth sea una película de búsqueda auténtica, libre de esos prejuicios.
Another Earth es, sin lugar a dudas, una película fantástica, sensible que vale la pena verla una y otra vez. Es una lección de vida, de esperanza. Su narración es dinámica y una muestra de lo que es cine de calidad.
Texto original de Patricio Miguel Trujillo Ortega.
Queda prohibida la reproducción total o parcial en cualquier medio sin la autorización escrita del autor.
Parabens Patricio! Excelente critica sobre o filme. Fiquei interessado em vê-lo. Abraços WEsley
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