O filme que assistimos...

Você encontrará neste espaço comentários e analises de filmes de todas as épocas. Uma excelente oportunidade para aprender além do cinema.

Patricio Miguel Trujillo Ortega


24 de maio de 2016

Jaune & Jolie (Joven y bella)



Jeune & Jolie. (Joven y bella). 2013. Franca. Drama. 93 minutos.

Con Marine Vacth.

Dirección de François Ozon.

François Ozon presentó en el Festival de Cannes de 2013 su Jeune & Jolie (Joven y bella), una película que le deja al espectador con más interrogantes que respuestas. Es una película inteligente porque el público se ve obligado a seguir los pasos de la joven y bellísima Isabelle, pero sin llegar a saber quién es ella, qué quiere y a dónde va; y, aunque al principio podemos sentirnos perdidos, nos adecuamos enseguida a ese ‘juego’ propuesto por Ozon: en la vida no siempre habrá la respuesta que tanto queremos.

¿Se trata de la prostitución?.-

La prostitución no es un tema nada novedoso en el cine, sin embargo Ozon nos presenta como si así lo fuera porque nos ofrece una película innovadora en su propio concepto, distanciándose de manera abrupta de tantas otras que han tratado este tema desde las más variadas ópticas: unas, con aciertos; otras, ya olvidadas, principalmente aquellas que han sido elaboradas con la receta mágica: “basada en hechos reales”, para impresionar al público y despertar el morbo en éste.
 
Joven y bella
Joven y bella de Ozon no nos cuenta la típica historia de una muchacha que decide prostituirse para rellenar alguna carencia, sea afectiva, psíquica o económica. Al contrario: es la historia de una joven de diecisiete años que decide prostituirse, simplemente por el hecho de hacerlo: nadie sabe lo que le motiva a prostituirse. Tal vez ni siquiera ella misma lo sepa.

Y esta es la originalidad de Ozon: nos presenta un tema polémico en su dimensión psicosocial, pero no ofrece ninguna respuesta. No hay interés en hacerlo, incluso porque la protagonista tiene una vida normal, dentro de lo que podemos llamar ‘normal’ en una sociedad estereotipada: una madre que la cuida (aunque sus padres están divorciados, ella, aparentemente, no tiene problemas de relación con ninguno de ellos); una familia que sabe convivir con los ‘problemas’ cotidianos; un buen colegio; una situación económica decente y estable. Entonces, si alguien busca la típica respuesta de por qué una joven se prostituye, no la va a encontrar en Joven y bella, como la halla por ejemplo, en otra buena producción francesa Mes Chères Études (2010).

Isabelle: una voz de silencio.-

Isabelle, en general, es inexpresiva y desea perder la virginidad. Su primera relación sexual es con un joven alemán, un turista al que conoce en la playa donde ella está de vacaciones con su familia. Esta primera relación sexual no le provoca ninguna satisfacción. Tal vez por la propia torpeza del joven, que está pensando más en él que en ambos; de cualquier forma, este u otro comentario es subjetivo, pues Isabelle no dice nada de lo que piensa al respecto. Ella simplemente tiene su primera relación sexual de una manera mecánica. Solo mucho después, cuando ya ha adquirido bastante experiencia prostituyéndose en secreto, le comentará a una de sus amigas del colegio, que está queriendo perder la virginidad, que la primera relación sexual no es precisamente la mejor. Esta es la única ocasión en que ella opina sobre el asunto.

Una colega e Isabelle

Isabelle es una joven enigmática: nadie sabe lo que ella quiere, lo que busca o lo que le motiva. Su hermano menor es el que más interactúa con ella, porque está curioso por la sexualidad, tanto la de su hermana como la de él mismo; sin embargo, ella consigue mantener la distancia.

Isabelle y su hermano en la playa
La mayor parte del tiempo, Isabelle permanece en silencio y, cuando hay algún problema, se encierra en sí misma. Como por ejemplo, cuando su madre descubre que se está prostituyendo y le agrede verbal y físicamente, no se defiende. No dice nada. Lo mismo sucede cuando es interrogada por la policía. Responde bien a las preguntas obvias que no implican nada personal. Pero si se trata de algo más, ella es una tumba.

Isabelle controla sus emociones y el espectador, durante la primera parte de la película, intenta descubrir qué le pasó. El por qué de la prostitución, pero todos los esfuerzos son inútiles. Ella no transmite nada de sí; sin embargo, como prostituta, evoluciona y podemos ver cómo de sus primeras citas a las últimas, ha adquirido la facilidad de expresarse a la perfección con el cuerpo. No nos referimos al sexo propiamente dicho, sino que ella se siente bien con lo que está haciendo y su rostro pasa a ser extremamente expresivo durante el acto sexual, algo que no sucede cuando está con las personas de su vida cotidiana.

Isabelle, camino al hotel donde se prostituye
A partir de esto se puede formular una serie de hipótesis, pero todas no pasarían de eso: hipótesis, porque Ozon, además, nos cuenta una historia fragmentada, en cuatro partes, como lo veremos abajo, que no ayuda a hilvanar el proceso porque el que transcurre la vida de Isabelle. No obstante, no hay que caer en el error ingenuo de pensar que la protagonista tiene algún problema “psicológico” que la impida mostrar sus reacciones, pues ella es una persona ‘normal’ que se relaciona con las personas sin dificultad, solo que no deja que nadie sepa lo que hay de íntimo en su propio mundo: frente a los demás asume un papel pasivo, mientras su vida, en sí, es activa, dinámica y creativa.

Por todo esto, podemos decir que Isabelle es una voz de silencio. Aunque pueda parecer que está perdida, sabemos que no lo está. Ella está buscando algo para sí misma y ha decidido en algún momento que los demás no entran en “su” historia.

Las cuatro estaciones.-

Ozon divide la película en cuatro momentos de la vida de Isabelle, simbólicamente relacionados con las estaciones del año. Aunque Joven y bella es una historia única, las cuatro estaciones tienen cortes abruptos que al principio le pueden desorientar al espectador; no obstante, cuando éste ya se ha dado cuenta cuál es la propuesta del director, es más fácil seguir la historia, aunque se conozcan los detalles de la evolución de Isabelle. Es más, ni siquiera hace faltar querer conocerlos pues, al final de la película, como hemos dicho a lo largo de estas páginas, solo encontraremos silencio.

Joven y bella empieza en el verano. Es la estación más fácil de entender. Isabelle está en la playa y el momento coincide con su despertar sexual y la necesidad que ella tiene de perder la virginidad. Además, en este momento ella toma una decisión que, definitivamente, marcará su comportamiento posterior: se desprende de las emociones. Después de haber tenido su relación sexual con “el alemán”, ello no solo que decide ignorarlo, sino que lo expulsa definitivamente de su vida. Es como si fuera solo un hecho que le acaeció, como un punto de partida del que hay la necesidad de guardar un recuerdo.

Isabelle y el alemán
La escena clave, en este momento, a nuestro modo de ver, es cuando la familia de Isabelle termina sus vacaciones y regresan a la ciudad. Mientras se van por la carretera, el auto de la familia pasa al lado del “alemán” y ella ni “se mosquea”. Su reacción – o mejor dicho, su falta de reacción – ya es una señal de su personalidad y de este rompimiento emocional. Lo que le pasó, pasó y se acabó. Sin embargo, es interesante resaltar que las “emociones” del verano el espectador la mira, principalmente, a través del hermano de Isabelle, quien está interesado en saber sobre la vida sexual de su hermana y le incentiva a que conozca al alemán. Esta curiosidad del hermano la descubrimos desde la primera escena de la película.

Isabele y el alemán
El otoño se caracteriza por la vida doble que lleva. Isabelle transita entre su vida como hija y estudiante, y los trajes formales que usa en el hotel donde se prostituye. Es una mujer elegante, pero fría. Vemos como ella crece como prostituta, pero el público se queda con aquella sensación vaga porque no sabe – y nunca lo sabrá – qué le motivó a prostituirse. Este segundo segmento de la historia se caracteriza por el constante silencio de Isabelle. Ella hace lo que está haciendo, pero no hay palabras y su mirada es distante. Esta estación es rica en escenas de buen gusto en las que no se abusa ni de lo sensual ni de lo erótico. Ozon tiene mucho cuidado para no desvirtuar el tema de su película con el manejo de las imágenes. Él consigue provocar lo suficiente.
 
Isabelle en e lhotel
Una de las escenas claves del otoño es cuando ella regresa a su casa y entra en su habitación, para enseguida guardar el dinero que ha ganado (300 euros por cita) en una bolsa. Esta está llena de billetes y es entonces que el espectador percibe que Isabelle no se prostituye por una necesidad económica. Hay algo más profundo en su comportamiento. Parece que a ella no le importa ni le interesa el dinero, aunque no deja de cobrar el valor que ella se ha impuesto hacerlo.
 
Joven y bella
El invierno se caracteriza por la muerte y, por tanto, con el secreto revelado. Aquí el guion da un giro interesante. La historia de Isabelle pasa a ser contada, de alguna manera, por su madre y el conflicto que surge en la familia al saber que la joven de diecisiete años ha decidido prostituirse por su propia voluntad, sin que nadie la haya llevado por ‘ese camino’. En esta parte de la historia, Isabelle se  vuelve más introspectiva, a tal punto que no se defiende de ninguna de las acusaciones que le hace su madre. Es más pasiva.
Isabelle y el invierno
La escena que queremos destacar del invierno es cuando Isabelle está en la sala, sentada en el sofá, en posición fetal, sin defenderse de los ataques de furia de su madre: ha decidido permanecer en silencio y ensimismada.

Finalmente llega la primavera. La transición entre el invierno y la primavera es la más difícil de entender. Aparece en medio de la historia un enamorado, que ha pasado la noche en la casa de Isabelle y su familia. Y de repente, ella decide, con una frialdad impresionante, terminar la relación y dejar que este amor se vaya porque ella, nuevamente, ha decidido prostituirse.

Isabelle y la decisión de prostituirse
 Palabras finales.-

Además de la estructura que hemos mencionado, hay que destacar el papel que cumple la banda sonora en Joven y bella. Ozon optó por guiar la evolución de su personaje con las antiguas canciones de Françoise Hardy (para quien no la conoce, cantante de gran éxito mundial en los años sesenta y setenta), como la que dice “La niña que tú conociste ya no existe más”. Aunque este recurso no sea del agrado de todos, podemos entenderlo como la voz interior de Isabelle: ese pensamiento que lo buscamos, inútilmente, a lo largo de la película.

Isabele y su madre
Joven y bella es una reflexión sin respuestas sobre la madurez. Ozon no intenta transmitir ninguna “moral” ni juicios de valores. Aunque su estilo no le guste a todos, no cabe duda de que esta película es un aporte importante al cine contemporáneo y una manera original de narrar en una época en que parece que todos tenemos respuestas para todo.

Texto original de Patricio M. Trujillo O.

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