Con Chels Holland.
Dirección: Su Friedrich.
Introducción.-
Hide and Seek es “jugar”, metafóricamente, a las escondidas.
Y como en todo juego de escondidas, hay que encontrar lo que no queremos que
vean; por ende, hay que vencer los obstáculos para llegar a ese “objeto de
deseo” que está muy bien protegido.
El título de esta película de Su Friedrich es
significativo y su relación con el mundo infantil o, mejor dicho, con la pubertad,
está muy trazada; porque en este juego infantil, el de las escondidas, son
varios los deseos que “han sido” prohibidos –aunque no deberían serlos– porque
las costumbres de una época marcan –para bien y para mal– el carácter y el
comportamiento de la sociedad.
Su Friedrich, una de las más importantes
cineastas del cine experimental de los años ochenta, aprovecha esta película
para retomar algunos de los temas constantes de su producción: el
enfrentamiento de los conflictos personales con las costumbres sociales, el
feminismo, la sexualidad y, más específicamente, la sexualidad lesbiana.
Antes de nada, hay que resaltar la importancia
histórica de Hide and Seek –que no es una película comercial- de Sue
Friedrich para el cine con temática lesbiana.
El espectador contemporáneo, sea cual sean sus
creencias y prejuicios, ya está acostumbrado a ver en el cine y en la
televisión no solo películas y programas con mujeres lesbianas, sino también
películas que tratan el tema de una manera abierta, unos sin prejuicios y
otros, aún con miedo, pero con una clara intención de marketing; pero, de todas formas, la temática ya no es un tabú social
cien por ciento.
Lo que no sucedía a principios de los años
noventa, cuando esta temática empieza a dar sus primeros pasos libres del
prejuicio, porque en la mayoría de las producciones cinematográficas de los 70
y 80 las lesbianas aún eran vistas como algo pervertido o, las propias
protagonistas de las historias, como mujeres enfermas que se comportaban al
borde de la demencia o, simplemente, marginalizadas, salvo algunas excepciones,
como la excelente Desert Heart (1985) de
Donna Deitch o las de Barbara Hammer.
Y eso sin mencionar toda aquella saga de
películas, tipo B”, que explotaban el tema entre lo “erótico”, “pornográfico” y
“sobrenatural” de una manera grotesca.
En este sentido, Hide and Seek de Sue
Friedrich es una revolución porque presenta el tema del lesbianismo de una
manera original: una historia natural desde el punto de vista de las mujeres
lesbianas. A través de esta aparece el conflicto social, aunque no se propone
ninguna solución, que no es necesaria, porque la propuesta de la película es
darle al espectador la oportunidad de que vea el conflicto social y humano de
las lesbianas. Lo que viene después ya sale de la pantalla y es de
responsabilidad del espectador.
La historia y su narrativa.-
Hide and Seek cuenta algunos días de la vida de Lou, una
joven de los años sesenta que está en la pubertad y aún se divierte a lo grande
jugando con su mejor amiga en la casa de un árbol. Ella está descubriendo los
cambios físicos de su cuerpo –le llega su primera menstruación– y no sabe muy
bien cómo reaccionar frente a las nuevas sensaciones que tiene. Los días los
pasa entre la escuela y las salidas con sus amigas. En cada una de estas
situaciones, ella inicia una serie de descubrimientos profundos que le
atormentan, principalmente porque percibe que hay una posibilidad emocional –no
se llega a hablar del aspecto sexual, como algo estrictamente físico– fuera de
lo “convencional”: las mujeres.
Estos descubrimientos no son fáciles: Lou se
excita al ver cómo una colega le acaricia el abrazo a otra muchacha; no desea
usar falda para que no perciban que ella está menstruada; pasa el tiempo con
dos amigos, en juegos que no serían considerados “de niñas”. No entiende “el
problema” cuando una compañera de la escuela dice que una profesora de ellas es
homosexual. Percibe que puede perder la amistad de su mejor amiga, y eso le
hace sufrir; pero, más que nada, empieza a darse cuenta que hay otros deseos
que van más allá de lo que la escuela les enseña y de los valores tradicionales
que dicen que el objetivo de ser mujer es casarse y construir un hogar.
Aunque no se lo dice explícitamente, el
espectador está frente a una joven y la dificultad de descubrirse lesbiana y de
entender el verdadero sentido de lo que ella es.
Sin embargo, Su Friedrich no nos cuenta la
historia de Lou de una manera tan sencilla como parece; al contrario, su historia
se entremezcla con entrevistas a mujeres lesbianas que fueron adolescentes en
los años sesenta y setenta, lo que crea la sensación de que estamos viendo un
documental.
En dichas entrevistas, diversas mujeres, que
hablan frente a la cámara, sin que nadie les haga ninguna pregunta, cuentan
cómo fue el descubrimiento de la sexualidad de manera general y de su propia
sexualidad o, en otras palabras, de su lesbianismo. Y de algún modo, cada una
de las entrevistas se relaciona con los diversos momentos que vive Lou. Es un
recurso que ayuda a comprender los dos lados de una misma realidad.
Por un lado está la presión de la sociedad en
el comportamiento social que domina una época, específicamente, los
conservadores y difíciles años sesenta (lo que es una bofetada al “romance” casi perfecto del cine de esa
década; por otro lado, el espectador entiende el conflicto interior, los miedos
y la incomprensión de las mujeres lesbianas, principalmente cuando eran niñas y
empezaban a descubrir aspectos de su vida que, simplemente, les decían que
estaban equivocados, que eran sucios, sin ninguna otra explicación.
Su Friedrich, al usar este recurso, permite que
el espectador vea lo que la sociedad como un todo, tanto lo que se ve como lo
que se quería ver y/o, aún no se quiere verlo.
Junto a estas entrevistas, la directora coloca
imágenes reales de la época en la que la historia de Lou acontece. Por tanto,
podemos decir que tenemos tres maneras de construir la película: la historia de
Lou, las entrevistas y las imágenes antiguas de la vida real.
Para ilustrar esta riqueza cinematográfica,
vamos a detallar los primeros minutos de la película: Lou y su mejor amiga
están en la casa del árbol, cuando escuchamos y vemos el primer testimonio de
una mujer lesbiana ya madura. Aunque no se lo dice directamente, sus palabras
las relacionamos con Lou. La mujer nos cuenta cómo ella y una amiga de su
infancia vivían influenciadas por el comportamiento de lo que veían en el cine
y cómo intentaban imitarlo, principalmente en lo que se refiere al ser “pareja”
y “hacer las cosas sucias” que se suponían que las parejas hacían:
“Después que averigüé
lo que andaba mal, tenía que haber una razón para hacerlo. Había que
desarrollar una historia alrededor de eso porque uno no podía seguir haciéndolo
y no iba a suceder por sí solo: teníamos que desarrollar un relato. Así que nos
identificamos con los Monkees y pretendíamos que éramos uno de los Monkees y su
novia. Y había aprendido mucho: que había novias y novias y que ellos hacían
cosas. Y que se iban de viaje los fine de semana y siempre pasaban cosas sucias.
Nunca hacían nada más, sólo hacían cosas sucias juntos. Así que acostumbrábamos
subir a su habitación y yo empacaba una bolsa plástica y ella empacaba una
bolsa plástica, que eran nuestra maletas de fin de semana y subíamos a su
habitación y decíamos que estábamos haciendo una cita para separar la
habitación para el fin de semana... ” Y continúa relatando cómo era fingir el salir
en pareja, tener una cita e ir a la cama con su ‘novia’ y frotarse
frenéticamente la una contra la otra.
En la escuela les enseñan el "papel" de la mujer en la sociedad |
Terminado este testimonio, que dura un minuto y
algunos segundos, vemos a dos niñas que están sentadas. La vemos de espaldas y
una de la ellas le abraza a la otra. En seguida, escuchamos las palabras reales
de otra mujer que cuenta cómo ella, siendo niña, se emocionó una vez en que
pudo ver la ropa interior que usaba su profesora cuando esta estaba parada en
una escalera.
Lou y sus amigas |
Enseguida, se escucha una canción de los Monkees mientras la segunda entrevistada
continúa narrando su historia; aparecen en escena imágenes reales de la época
de la que se habla de un grupo de niñas que llegan a una escuela, para
enseguida volver a la historia de Lou que ya está en la escuela; y así, de esta
manera, se construyen los dos mundos de Hide and Seek: un retrato hablado,
como una experiencia colectiva, de los descubrimientos sexuales de mujeres
lesbianas que se aceptaron como son, y el retrato ficticio de Lou –apoyado en
la realidad de las entrevistadas– que muestra la tormenta que le empieza a
llegar a la adolescente para descubrir su propia identidad sexual.
Otra mujer que comparte sus experiencias de la infancia y adolescencia |
Hide and Seek es una película muy sensible y la directora
intenta mantenerse objetiva todo el tiempo. No se ven juicios de valores y se
permite que los personajes hablen libremente, expresando lo que sienten en los
diversos momentos de su vida cotidiana. Tanto Lou como sus compañeras se
comportan de la manera como se esperaba que se comportaran las niños en los
años sesenta. No hay exageraciones y la historia sigue un hilo narrativo
construido a partir de las experiencias de las muchachas y de la manera cómo
ellas mismas entienden su propia personalidad, su crecimiento y el medio que
les rodea.
Escenas claves.-
Hide and Seek es una película rica en detalles. Cada
elemento cumple una función y no hay ni uno que esté por acaso; además, Su
Friedrich no nos cuenta una historia ni dulce ni dramática. Es más, la historia
no tiene un fin porque la directora intenta mantenerse objetiva y es el
espectador el que ve, comprende y, si quiere, juzga. Por tanto, hay muchas
escenas claves en la manera en que fue hecha esta película; sin embargo, hemos
elegido una escena de la historia de Lou que nos ayudan a comprenderla tanto a
ella como el “peso” que tiene la sociedad en la formación de las personas, y de
una manera muy especial, en los jóvenes.
Lou y sus amigas en la entrad de la escuela, cuando llega la profesora |
La primera escena se da en la puerta de entrada
de la escuela. Lou está con dos amigas y ese momento llega un auto, conducido
por una mujer, del que se baja la profesora, la señorita Collahan:
-
Esa era la amiguita de la Srta.
Collahan- dice, con malicia, una de las muchachas.
-
¿Qué quieres decir?
-
¿No notaste a esa señora en el
carro? Es la que trae a la Srta. Collahan a la escuela todas las mañanas.
-
Tal vez la Srta. Collahan no tiene
un carro- Lou.
-
Quizás vivan juntas.
-
Sí, porque son tortilleras-dice la
muchacha maliciosa.
-
¡Pero la Srta. Collahan es una de
las maestras más simpáticas de toda la escuela.
-
¡Eso no quiere decir que no sea
verdad!
-
¿Quién dijo eso?
-
Janice me lo dijo
-
No me importa lo que diga Janice, no
lo creo.
-
No es solamente Janice. Todo el
mundo lo sabe. Collahan es una homosexual.
La Srta. Collahan llega a la escuela |
Este diálogo es fundamental porque presenta dos
aspectos: primero, los prejuicios social en relación al lesbianismo y, segundo,
la propia ingenuidad de las muchachas, principalmente cuando Lou dice “Pero la Srta. Collahan es una de las
maestras más simpáticas de toda la escuela” Es decir, se expresa de explícita
que una mujer lesbiana no podría ser simpática, porque ese sería un
comportamiento equivocado. Por otro lado, esa frase tan sencilla tiene un peso
enorme en la manera de ser socialmente. Podríamos imaginarnos a Lou pensando
así: Si yo soy lesbiana, ya no son
simpática; cómo puedo ser simpática, si soy lesbiana. Si soy lesbiana, ¿les gustaré?,
etc.
Lou juea con dos amios en juegos que no serían "femeninos" |
La historia de Lou, como hemos dice, está
intercalada por los diversos testimonios y cada una de la escenas de la vida de
Lou muestran cómo las muchachas se relacionan desde la manera más inocente, por
ejemplo, al cantar una canción, ir al cine, etc.; o cómo se comportan cuando
descubren, por casualidad, unas revistas pornográficas debajo del colchón en la
cama de los papás de ellas; pero también muestra cómo sus expectativas cambian
conforme los pequeños eventos de su vida cotidiana ganan fuerza. No hay ningún
hecho fuera de serie que afecte la vida de las muchachas; son solo pequeñas
acciones que forman sus personalidades.
Para finalizar, debemos decir que las canciones
cumplen un papel importante en la historia. La banda sonora parece que fue
escogida prestando atención a la letra y vale la pena destacar cómo se
relacionan las canciones de Bobby Darin, Dream
Lover, y la de las Supremes, Stop in
the name of love con las emociones y los sueños de Lou, que al terminar el
verano, se da cuenta que ya no es la misma, pero no por eso, las fantasías han
desaparecido.
Hide and Seek que hay
que verla y reverla con pausa y con mucha atención, no solo por la historia que
narra, sino por la magnífica forma cinematográfica de Su Friedrich.
Esta película participó en el Sundance Film Festival (1997), Berlin Int’l
Film Festival y ganó un premio en el OutFest,
Los Angeles (1997).
Texto original de
Patricio Miguel Trujillo Ortega.
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