Con Romy Schneider y Lilli Palmer.
Dirección de Géza von Radványi.
Mädchen in Uniform (Señoritas en uniforme)
es una película alemana interpretada por una de las mejores actrices, solo para
no ser muy categórico al decir que fue la mejor, del cine europeo desde
mediados de los años cincuenta hasta principios de los ochenta, cuando falleció.
Nos referimos a Romy Schneider, aún joven al filmar esta película, pero ya con
la presencia y seguridad que tendría durante su magnífica carrera
cinematográfica.
Y empezamos mencionando a Romy Schneider porque
sin ella, tal vez esta versión de Señoritas
en uniforme no sería recordada con la misma importancia que tiene, pues
la participación de la actriz le da a la película una personalidad, como lo
hacía en todas sus actuaciones; sin dejar de lado, claro está, a Lilli Palmer,
otra gran actriz que no puede ser olvidada.
A pesar de que en 1958 Señoritas en uniforme fue
reconocida en el Festival Internacional de Berlín y al año siguiente en el German Film Awards, esta película ha
quedado un poco relegada como una producción sencilla en la historia del cine,
vista por muchos más como “cult”, que otra cosa; no obstante, vale
la pena reverla y analizar los aspectos positivos de una obra que en su época
provocó tumulto, aunque no tanto como su antecesora.
Señoritas en uniforme es la refilmación de una película
con el mismo nombre de 1931 que incomodó mucho en una sociedad, la alemana, que
estaba en plena crisis moral, social y económica. Tanto es así que sería
prohibida por el régimen nazista, así como censurada también en los Estados
Unidos. De igual manera, muchos años después, esta película sirvió también como
inspiración para la bella producción de 2006: Loving Annabelle.
La rigidez prusiana.-
Manuela von Meinhardis frente a la tumba de su madre |
Señoritas en uniforme está ambientada en un internado
femenino en Potsdam, en 1910. Esta institución educativa es rígida y su
directora lleva al pie de la letra los principios prusianos educativos extremos
que ella, así como muchas madres, creían que eran necesarios para el bien de la
sociedad alemana. Así, por ejemplo, la tía de la protagonista, cuando le lleva
al internado a su sobrina, le dice a la ayudante de la directora: “(Manuela) es totalmente inocente y muy
vulnerable. Su educación no fue buena. Mi cuñada sufría y era muy indulgente”.
Para ella, así como para otras mujeres, una madre no podría ser cariñosa, pues
estaría educando a una futura mujer frágil. Esta frase inicial traza el camino
por el que va a andar la trama de la historia.
Hay otros ejemplos que los citamos a
continuación para mostrar el ambiente en el que la película se desarrolla.
Cuando la directora se entera de que una de las alumnas ha reclamado que tienen
hambre, dice “¿Hambre? ¿Qué saben ellas
del hambre? Los alemanes están acostumbrados a tener hambre. Estas muchachas un
día serán las madres de soldados. Nosotros necesitamos disciplina, orden y
templanza. No necesitamos ni lujos ni sentimentalismos. La pobreza no es la
desgracia. La pobreza es un honor”.
El internado |
La directora |
En el dormitorio de las alumnas hay un cartel
donde está escrito: “No estamos en la
Tierra para ser felices, sino para hacer nuestro trabajo”.
En resumen, el principio de la institución es
la rígida disciplina prusiana, de la que las mujeres deben sentirse orgullosas
y no pueden reclamar. Hay dos escenas claves que nos ayudan a comprender mejor
este discurso que constituye uno de los ejes del drama.
Una de ellas sucede al principio de la
película, cuando un grupo de alumnas camina hacia la institución. Ellas están
formadas en dos columnas y marchan al ritmo frío e inexpresivo del “uno, dos, tres” de la profesora. Se
percibe en la voz de esta, en la mirada y el uniforme de las alumnas, el
ambiente de disciplina extrema. Después que el grupo entra a la institución,
dos alumnas cierran los portones de fierro mientras el grupo continúa caminando
hacia el internado.
La simbología de esta escena inicial es clave
para comprender el comportamiento de la institución como un todo y se
complementa con otra escena cuya referencia es el portón de hierro. La
directora del internado le dice a una de sus profesoras que no es mera
coincidencia que el portón de la institución sea de hierro. Se entiende que ellas
deben ser así: rígidas, fuertes, frías.
Manuela von Meinhardis.-
Manuela von Meinhardis es una joven adolescente
que acaba de perder a su madre y su tía, que cree con convicción en los valores
de la rígida disciplina prusiana, le lleva al internado. Desde el primer
momento, Manuela se enfrenta a un mundo desconocido y, principalmente, tenso.
Su adaptación no es fácil pues, a pesar de que encuentra la simpatía de un
grupo de alumnas, percibe que en cada rincón prevalece la austeridad y el
miedo.
La tia, Manuela, Fräulein von Racket y la alumna orientadora de Manuela |
En este sentido, podemos decir que la película
transmite un ambiente de tensión permanente. Cualquier gesto, cualquier palabra
que se le escape a Manuela o a alguna de sus amigas, puede provocarles un
problema. Sin embargo, esta tensión es manejada con habilidad gracias a la
presencia de una de las alumnas (Ilse von Westhagen) que, constantemente, se burla
del discurso de la directora. Esta guasa provoca en las alumnas el “escape”
necesario para soportar la vida dura a la que se les somete.
Sin entrar en muchos detalles, pues solo
deseamos presentar una “aproximación” a la película, podemos citar dos momentos
que sirven para ilustrar no solo la tensión en que viven las alumnas, sino también
el papel que va a cumplir Fräulein Elisabeth von Bernburg en el desarrollo de
Manuela.
Manuela y su diario |
El diario personal: cuando Manuela llega al
internado, una alumna mayor, encargada de guiarla, le exige que le entregue el
diario, pues no se les permite a las alumnas que tengan uno. Manuela se resiste
y su colega le amenaza.
El dibujo: algunas de las escenas claves transcurren
en el dormitorio colectivo del grupo de Manuela. En una de estas, dos colegas
están sentadas en la cama y una le entrega a la otra un retrato que le ha hecho
a su amiga. Ambas se tratan con cariño hasta que llega una alumna mayor y al
ver el dibujo, con violencia intenta quitárselo, pues no está permitido ese
tipo de dibujos. La dueña del dibujo acaba por comerse el papel antes que
perderlo a la fuerza.
Frälein Elisabet von Bernburg versus Fräulein
von Racket.-
Fräulein Elisabeth von Bernburg |
El grupo al que pertenece Manuela está formado
por jóvenes con los más variados temperamentos y diversas actitudes; sin
embargo, ellas tienen algo en común: todos admiran e idolatran a la profesora
Fräulein Elisabet von Bernburg. Ella es la antítesis de la directora y de su
ayudate, la terrible Fräulein von Racket.
La profesora Von Bernburg es una mujer seria y
disciplinada, pero es ante todo cariñosa y tiene el carisma que permite que las
muchachas confíen en ella. La profesora encuentra una manera natural de darles seguridad
y confianza a sus alumnas. Ella les abre la puerta y espera con paciencia a que
las propias muchachas tomen la iniciativa y, una vez que se ha establecido esta
conexión, no pierde la oportunidad de ser un punto de apoyo positivo en medio
de ese clima tenso y frío. Sin embargo, ella no abandona las reglas rígidas de
la institución.
Como ejemplo, tenemos el caso de Manuela que no
consigue hablar nada en clase cuando la profesora le hace alguna una pregunta.
No es porque no sepa la materia, sino porque pierde la seguridad al verla a los
ojos a la profesora. Pero ella percibe que Fräulein von Bernburg es una mujer
diferente a las demás autoridades y le cuenta lo que le sucede y le entrega su
diario para que ella lo lea.
Cuando Manuela se aproxima a la profesora, esta
no pierde su comportamiento serio y austero, pues ese es la actitud esperada
por la institución. Manuela le dice a la profesora: “Quiero aproximarme a usted, pero sé que eso no se permite aquí...
Usted es inalcanzable”. La profesora le responde: “Usted sabe que no puedo hacer ninguna excepción... Usted debe olvidarse
de esto”. Sin embargo, las palabras apropiadas en el momento ideal, pues
Fräulein von Bernburg es una mujer sensible que consigue identificar el momento
adecuado en que debe intervenir para ayudar a que las alumnas sobrelleven mejor
el peso de la institucion, y sus gestos le dan alegría a Manuela y, así como a
ella, a las demás muchachas.
La escena más importante de esta relación de
amor entre la profesora y sus alumnas es cuando todas las noches ella entra al
dormitorio de las muchachas para inspeccionar que estén listas para dormir. Y
al hacerlo, se acerca a cada una de ellas y se despide dándoles un beso en la
frente. La escena es demorada y consigue transmitir la felicidad que viven las
jóvenes todas las noches, cuando sucede ese rito, enfatizada por la emoción de
una de ellas que dice con un gozo
excepcional: “Ahora me toca a mi”.
Esta adoración de las alumnas por Fräulein von
Bernburg aparece desde el momento en que Manuela va a recoger el uniforme que
va a usar. En la escuela las alumnas utilizan uniformes usados por otras
alumnas que ya han salido de la institución, después de todo eso es parte de la
“disciplina” que ellas deben adquirir. Manuela se admira al ver que en su
uniforme hay un corazón bordado con las letras “e b”. Al preguntar qué significa eso, le dirán que la muchacha que
había usado ese uniforme le adoraba a la profesora Von Bernburg.
Pocas líneas para explicar que el otro lado de
la medalla está formado por Fräulein von Racket, la ayudante de la directora.
Es una mujer mezquina, que está adulándole a la directora todo el tiempo y no
pierde la oportunidad para criticar a la profesora von Bernburg, así como para
observar lo que sucede con las alumnas y denunciarlas en la primera oportunidad
que se presente.
El drama de un amor lesbiano en medio de una
rígida disciplina prusiana.-
Hasta aquí podría parecer cualquier otra
historia que trata de alumnos adolescentes en un internado con personajes
simpáticos y desagradables, que buscan la manera de conllevar su vida hasta
cuando tengan la felicidad de abandonar para siempre la institución.
Sin embargo, Señoritas en uniforme
añade un elemento sorpresa (principalmente para su primera versión, la de 1931,
pero no menos importante en esta, de la que estamos hablando): tanto Manuela
como su colega, Alexandra von Treskow, tienen una atracción especial por la
profesora von Bernburg: una atracción sexual.
En Alexandra se percibe este amor por su
profesora desde el principio y por eso se comprende las actitudes que ella toma
cuando se da cuenta que Manuela tiene la misma pasión por Fräulein von
Bernburg. Solo que en el caso de Manuela, el espectador ve paso a paso cómo
nace y crece este amor homosexual que, en un momento de imprudencia –pensando
en la época de la historia- lo declara públicamente.
¿Y cuál es la posición de la profesora Fräulein
von Bernburg frente a esta situación, pues desde el principio, con la historia
del uniforme de Manuela ya se sabe que antes más de una alumna se ha enamorado
de la profesora?
El ensayo de la pieza de teatro |
Aparentemente, la profesora no tiene la misma
atracción por Manuela o por cualquier otra alumna, como lo dejó claro cuando le
dijo a Manuela que no podía hacer ninguna excepción. No obstante, el espectador
percibe que también hay en Fräulein von Bernburg un deseo erótico por Manuela,
una muchacha que llegó tímida a la institución y que en poco tiempo se ganó la
simpatía y amistad de sus otras colegas; además, la joven muestra una vitalidad
desbordante, gracias a la ayuda de la profesora, cuando tiene que representar a
Romeo en la pieza de teatro (Romeo y
Julieta) que están preparando en homenaje a la directora.
Desde la escena en que se muestra el rito del
beso que Fräulein von Bernburg les da a las alumnas, ya se insinúa esa tensión
afectiva entre Manuela y la profesora, escondida en las acciones cotidianas de
la vida del internado. Cuando la profesora le besa a Manuela por primera vez,
la cámara muestra los detalles, en primer plano, de las manos de la profesora,
de la mirada de ambas. Y cuando la profesora sale de la habitación, el ángulo
de la cámara se cierra para centralizarse en Manuela y, juega un papel
importante, el contraste de luz claro-oscuro con el que finaliza la escena.
Aunque la profesora es afectuosa con todas las
muchachas, el deseo por Manuela nace lentamente y se lo visualiza más aún
cuando le ayuda a Manuela a ser expresiva con su personaje Romeo, que no
consigue transmitir el amor que tiene por Julieta. El momento en que Romeo (Manuela)
y la profesora se besan en la boca es el ápice del deseo en este deseo. No es
simplemente un beso de ensayo. El ángulo de la cámara al mostrar el beso y las
reacciones de ambas mujeres, añadiendo a esto el tiempo que dura la escena y la
actitud de Manuela de abrazar a la profesora y esta de separarse de la alumna,
muestra claramente que en Señoritas en uniforme hay una
historia de amor entre dos mujeres.
La profesora le ayuda a Manuela a ensayar |
El beso de "Romeo" |
Más amor lesbiano.-
Con arte y gracia, la representación de Romeo y Julieta es un éxito, pero es el
punto de partida para descubrir que el amor lesbiano está también presente en
personajes secundarios. Antes de dedicarles a ellas unas pocas líneas, hay que
recordar cómo la cámara juega con las imágenes cuando Manuela representa a
Romeo. Ella consigue expresar y transmitir el amor del personaje, y los
primeros planos de su rostro se cruzan constantemente con los primeros planos
del de la profesora. Ingenuamente se podría decir que es la profesora que está
admirando la actuación de la alumna. Como es característico en esta película,
las imágenes sin palabras y los detalles de la escena hablan más alto que las
palabras con imágenes. (No es un juego de palabras que estamos haciendo). La
única diferencia es que Manuela no consigue esconder su amor por la profesora.
A partir de ahí, la película adquiere otra
tonalidad en la que se verá el amor, el odio, los celos, los rencores guardados
y el sufrimiento que está escondido atrás de esa “rígida disciplina prusiana”.
Señoritas en uniforme no es solamente la historia de dos
mujeres lesbianas, pero no se puede negar que esta relación homosexual está
presente directa e indirectamente a lo largo de casi toda la película. Hace un
momento mencionamos la escena de las dos colegas que están en la habitación
compartiendo un dibujo. Veamos la escena completa. Las alumnas están descanso
en el dormitorio colectivo y la cámara muestra lo que cada una de ellas hace
ese momento. Pasa pausadamente por dos alumnas hasta detenerse, a media
distancia de la cama donde están las dos muchachas. Una está sentada en la cama
y le muestra el dibujo a su amiga que la está abrazando. Hablan sobre el dibujo
y le besa con pasión en las mejillas, sin dejar de abrazarla. El abrazo es
explícito. Ambas están juntas. No es solo el amor de dos amigas. Y cuando llega
la alumna mayor y trata de quitarles el dibujo, la chica que lo hizo se lanza
como una fiera para defenderlo con la ayuda de la otra. La simbología dejémoslo
para después, pero el amor lesbiano se lo presenta gota a gota hasta llegar al
drama final.
Vale la pena ver esta película que es bella.
Así, simplemente. Es una historia de otra época, pero la parte de la relación
lesbiana no ha perdido actualidad y sutilmente está bien descrita.
Texto original de
Patricio Miguel Trujillo Ortega.
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